lunes, noviembre 19, 2012

TRISTE JOCOCIDAD EN NICARAGUA


Dios llamó a su hijo, Jesús, y le dijo.

Ya no aguanto más tantas oraciones que recibo de los nicaraguenses para acabar con la delincuencia, la injusticia y la impunidad en su país.  Así que te vas inmediatamente para allá, llévate un buen grupo de ángeles de tu confianza y pon en orden ese país.

Jesús obedeció.

Tiempo después (aunque en el cielo no hay tiempo) Jesús regresó con Dios.

¿Qué pasó hijo?¿Cómo te fue? ¿Se arregló todo en Nicaragua? preguntó Dios.

Ay ! Padre, contestó Jesús con cierto aire lastimero. Y Jesús narró lo que pasó:
Formé un grupo especial de ángeles y aprovechando el año electorero logré ganar la Presidencia de Nicaragua.  La inmensa mayoría voto por mí, por ser hijo de Dios.
De acuerdo a la proyección de las metas lo primero que hicimos fue construir penitenciarias grandes en cada departamento del país pues sabíamos que las íbamos a necesitar.
Atrapamos a todos los narcotraficantes y secuestradores junto con sus colaboradores.  Desde ahí empezó el problema.  Cayeron Gobernadores, Presidentes Municipales, Jueces, Magistrados, Secretarios, Senadores, Diputados, Síndicos, Regidores, Jefes de Policía, Militares, Banqueros, Agentes de Aduanas, Transportistas, Televisoras, Radiodifusoras, Artistas y hasta gente del clero. Ni modo, todos a la cárcel pero se desestabilizó el sistema por la ausencia de esas gentes en sus puestos.
Para mejorar la seguridad en la vía pública detuvimos a los conductores y confiscamos los vehículos en los casos de no traer placas, licencia o tarjeta de circulación, traer vidrios polarizados, conducir con alcohol en sangre, en sentido contrario o con exceso de velocidad, estacionarse en lugares prohibidos, traer gente en las tinas de las camionetas o camiones, violar leyes ambientales o llevar niños sentados en las piernas del conductor.    Desde ese día desaparecieron el 80% de las motocicletas, el 50% de los taxis, el 95% de las "Combis o peseras" y autobuses urbanos (incluido Transabus), el 20% de los vehículos de uso particular, el 95% de los vehículos de la presidencia y de la compania de luz.  Tuvimos que crear grandes retenes nuevos para esos vehículos y contratar miles de gentes para los trámites.  Las calles empezaron a estar desiertas de vehículos pero llenas de gente sin poder trasladarse.

Envié a los ángeles a detener o multar a los ciudadanos que evadían impuestos, se robaban la energía eléctrica, tenían doble acta de nacimiento de sus hijos, recibían ayuda del gobierno sin tener derecho, que tenían trabajos fantasmas (aviadores), que se robaban cosas del centro de trabajo, que simulaban enfermedad o lesiones para cobrar ayudas, que vendían o compraban calificaciones en las escuelas, a los que vendían o compraron títulos universitarios, a los que tiran basura en áreas verdes, a los que queman, a los que contaminan el aire, los ríos, lagunas y mares; también a los que pagaron cohechos (mordida) por trámites y a los que los recibieron, a las concubinas que se dieron de alta como madre soltera para recibir dinero; a los que compran cosas robadas como gasolina, llantas, radios, refacciones de auto y ropa; detuvimos a los policías con antecedentes penales o positivos al dopaje; a los periodistas y dueños de periódicos que sobornan o extorsionan a los funcionarios y ciudadanos, y ya teníamos los planes para meternos a los sindicatos y escuelas para investigar a esa gente y castigar a los malos.

¡Estaba decidido a acabar con la impunidad, tal como lo piden los nicaraguenses!

Y luego?? ¿qué pasó? preguntó de nuevo Dios.

Pues nada, dijo Jesús. Que se nos llenaron las cárceles y con la agilidad del sistema jurídico nica necesitábamos tener encerrados y alimentar a varios millones de ellos. Las calles quedaron desiertas. Dejaron de funcionar la mayoría de las empresas e instituciones importantes, en una palabra se paralizó Nicagua y ese pais funciona gracias al sistema del que sus ciudadanos se quejan.

Bueno, intervino Dios, para eso te mande, para arreglar las cosas. ¡debiste quedarte a componer todo!
Jesús, sonrió, y le dijo a Dios:

Padre, tengo orden de arresto por fraude electoral, enriquecimiento inexplicable, abuso de poder, falta de acta de nacimiento, acusado de llegar a presidente aún siendo soltero, fuera de la edad requerida y además extranjero.  Me agregaron práctica ilegal de la medicina documentada en la biblia, y el clero me inició juicio por practicar la magia también documentada en la biblia.
Las marchas y plantones pidiendo mi destitución acabaron por desquiciar el país y mejor salí huyendo hacia acá.

Por eso Padre, dijo Jesús, mejor déjalos como están, que se acaben solos entre ellos y después hacemos otro país con gente que sepa apreciar lo que les diste de recursos naturales, ubicación geográfica, clima, agua en abundancia y tierra fértil. Pero te suplico, no me mandes otra vez. Con una crucifixión es suficiente!!


Los nicaraguenses quieren acabar con la impunidad, pero no de la propia.

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