FILIPENSES 4:13 “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”
Muchas veces nos maravillamos de lo poderoso que pueden ser las fuerzas de la naturaleza. Hemos podido observar, ─ en tiempo real, gracias a la tecnología de comunicaciones vía satélites ─, como huracanes, tsunamis, terremotos, erupciones volcánicas, inundaciones, heladas, borrascas, tornados y otros fenómenos telúricos o meteorológicos similares, pueden alterar significativamente y en instantes la faz de la tierra.
No hay nada que pueda resistir estas inmensas fuerzas, ni nada que pueda detener la destrucción que las acompaña.
No obstante, el poder de DIOS está muchísimo más por encima de la intensidad de estas terribles fuerzas de la naturaleza, las cuales están, ─ de paso valga mencionar ─, bajo la autoridad y al servicio incondicional de la voluntad de DIOS.
Por eso cometemos una grave falta cuando nos desesperamos porque pensamos que DIOS no nos va a dar una salida a nuestros aparentemente imposibles problemas. Al dudar de Su poder, estamos menospreciando Su majestad y autoridad sobre toda la creación y eso no honra a DIOS.
Miremos, pues, a las adversidades, simplemente como nuevas oportunidades para que DIOS nos demuestre, una vez más, Su irresistible e inmensurable poder y Su absoluta autoridad sobre toda la creación, porque para DIOS nada es imposible. Podemos descansar y confiar en Sus promesas, las cuales nunca fallarán.
La Palabra de DIOS está llena de promesas que aseguran la protección, el amor y la paz de DIOS.
Ya sea tu dolor físico, emocional o mental, estas promesas te darán una esperanza firme y gozosa fundada en el carácter poderoso y amoroso de DIOS.
Acércate a nuestro Padre celestial con la certeza de que ÉL escuchará tus peticiones y responderá a cualquier necesidad que salga de lo más profundo de nuestro corazón.
Puedes confiar en DIOS porque todo lo que está garantizado por ÉL, lo cumple, de acuerdo a Su voluntad.
ORACIÓN:
Omnipotente Padre DIOS, ¡cuántas veces mi confianza en Ti se ha visto afectada por circunstancias externas! Te ruego me perdones y me ayudes a enfocarme cada día más en lo que Tú me dices en tu Palabra, y hacer de ello el centro de mi vida cualesquiera sean las circunstancias que me rodeen. Que nada ni nadie desvíe mi atención de Ti, quien eres mi Rey y mi Señor. En el nombre de Jesús, Amén.
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