En éste mes de Mayo se celebró el Día Internacional de la Libertad de Expresión, derecho fundamental consignado en la declaración universal de los derechos humanos para que los individuos expongamos libremente nuestras ideas sin temor a censura alguna. Sin la habilidad de opinar libremente, de denunciar injusticias y clamar cambios el hombre está condenado a la opresión. Por estas razones, el derecho a la libre expresión es uno de los más amenazados, tanto por gobiernos represores como por individuos que quieren imponer su ideología o valores personales, callando a los otros.
La lucha por la libertad de expresión nos corresponde a todos, ya que es la lucha por la libertad de expresar nuestro propio individualismo. Respetar la libertad de los demás a decir cualquier cosa, por más ofensiva que la consideremos, es respetar nuestra propia libertad de palabra. Partiendo de lo anteriormente expuesto lo que nos corresponde observar es qué tanto hemos avanzado en la materia y en que parte de su desarrollo estamos, si es que existe.
Nicaragua desde su independencia en 1821 hasta 1990 que comienza a andar en la tierna democracia, que ahora está en riesgo, transitó entre gobiernos autoritarios y dictatoriales. Habernos sacudido esa cultura de dominio del poder militar por el poder civil representó un inmenso baño de sangre a través del sacrificio sostenido por los mejores hijos de éste pueblo que con su conducta y ahínco crearon las condiciones para escalar una guerra que tumbó a Somoza.
Aquello tuvo sus raíces en las múltiples violaciones a los derechos humanos y cuando creímos que al fin miraríamos el sol claro nos volvimos a desilusionar cuando descubrimos que la medicina salió peor que la enfermedad y otra vez tuvimos que irnos a una guerra más espeluznante y más cruda para intentar otra vez ser libres.
Haber sido, a partir de 1990, libres abrió en los medios de comunicación una puerta inmensa que autocríticamente diría nos desbocó pues pasamos de la libertad de expresión al libertinaje.
Con razón o no, haber llegado hasta aquí es un logro a pesar que en lo que correspondió a Enrique Bolaños la sombra de la censura fue notoria al ahogar publicitariamente al Diario La Noticia, al cerrar Radio La Poderosa y acosar por la vía del terrorismo fiscal a Trinchera de la Noticia. Durante esa misma administración no podemos ignorar el asesinato de Carlos José Guadamuz cuya autoría recayó en un militante del hoy partido en el poder y que fue liberado por padecer de “Stress Carcelario.
Hoy han retomado el control del gobierno los que hicieron del irrespeto a la libertad de expresión en la década de los ochenta, uno de los muchos argumentos para decir a través de la voz del fusil, lo que nuestras gargantas y nuestras manos no podían en aquella noche oscura donde se cerraban periódicos, se clausuraban radios y se mandaban periodistas al exilio, todos ellos castigados por expresarse de una manera diferente a las posiciones oficiales del gobierno. Con la esperanza de que los errores del pasado no se vuelvan a reeditar, ahora los periodistas libres, los que estamos por encima de cualquier compromiso partidario, estamos a la expectativa, vigilantes y en guardia.
Hoy la libertad de expresión es materia de observación en el mundo porque representa un elemento vital del desarrollo humano. Por eso mismo organismos internacionales monitorean a los gobiernos que son propensos a limitarla. La Nicaragua de hoy es un objetivo en el ojo de quienes están pendientes de nuestra evolución o de nuestro retroceso y nos monitorean por la naturaleza de quienes nos gobiernan. Para estos últimos el factor tolerancia no es parte de su elemento porque les representa, antes que fortaleza, debilidad y de ahí que se aplique, por la vía de la publicidad, un mecanismo para domesticar o acabar a los que la ejercemos.
El ejercicio de la libertad de expresión no es absoluto de los medios de comunicación y de los periodistas, sino de toda la sociedad en su conjunto, pues no solo se refiere a la libertad de informar o de opinar, sino a cosas tan amplias como a la libertad de pensar como uno quiere y de la misma forma sentirnos sin miedo, sin ataduras para exponer y divulgar de la forma que queramos, donde queramos y en el momento que lo deseemos nuestro pensamientos y nuestras ideas. Una sociedad obligada a tener una sola visión de las cosas es una sociedad ciega, atada y conminada a la domesticación total y absoluta de sus ciudadanos.
Hasta hoy por lo que ha perfilado el gobierno de Daniel Ortega no tengo dudas que la libertad de expresión le ha representado la molestia de una piedra en el zapato. Por eso mismo -creo yo- ha tenido que asumir tonos de fuerza en su discurso con el objetivo de infundir miedo y si esa ha sido su pretensión creo que en algunos estamentos de la sociedad lo logró y si es así podemos decir que en Nicaragua no existe una auténtica libertad de expresión porque nadie que tema puede ser libre de decir lo que quiera. En ese sentido debo decir que no ha sido una la persona que he escuchado decir una cosa hoy y mañana otra en relación con el gobierno y todo porque los casetes cambian frente a unos y frente a otros y eso no es libertad, eso es miedo.
El presidente ya creo con este asunto de la publicidad estatal un gran debate del cual no ha salido bien librado. El ha hecho alusiones directas a las políticas informativas del Diario La Prensa, amenazó con revisar la devolución del Canal 2 y sus dueños le cambiaron el perfil al contenido informativo del medio. Al respecto debo decir que ni el diario La Prensa ni Canal 2, ni Octavio Sacasa, ni Hugo Hollman, son Santos de mi devoción, pero daría mi vida porque sus medios, como cualquier otro en la geografía nacional, pudiesen tener la libertad de expresión que yo quiero tener para decir las cosas de la misma manera que siempre las he dicho.
POR NICARAGUA CUESTE LO QUE CUESTE ASI PENSAMOS EN EL MOMENTO.
Este editorial de transmite de lunes a viernes a través los 30 mil vatios de potencia de la soberana del dial, Radio Poderosa en los 700 de Amplitud Modulada en horario de 8 a 9 de la mañana. Igual nos puede sintonizar en www.lapoderosa700.com
Moises Absalón Pastora.
miércoles, mayo 05, 2010
LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN.
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