En un pueblo muy pequeño, murió un intelectual famoso, después de un tiempo el grupo de amigas de la viuda insistió que ella debía de casarse de nuevo.
Dado lo pequeño del pueblo, el único candidato era el plomero. Renuente y acostumbrada a vivir con un estudioso, la viuda aceptó.
Se celebró el matrimonio y el viernes por la noche, el nuevo marido le dijo a la ex viuda: Mi madre siempre dijo que al comienzo de sábado es un precepto hacer sexo para empezar un buen fin de semana.
Y lo hicieron.
En la tarde, después de haber tenido un buen día, él dijo: Según mi padre, es un precepto hacer sexo antes de cenar.
Y lo hicieron de nuevo.
Una vez en la cama para dormir, él dijo: Mi abuelo dijo que siempre se debe hacer sexo en la noche del sábado.
Y lo hicieron otra vez... y al despertar en la mañana del domingo él le dijo: Mi tía dice que nadie puede ir a misa sin antes tener buen sexo.
Y lo hicieron una vez más.
Ese domingo la ex viuda fue al mercado y se encontró con una amiga que le preguntó:
¿Y qué tal tú nuevo marido?
Bueno... mira, intelectual, intelectual, realmente no es,...
¡¡¡ Pero viene de una familia maravillosa!!!!
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