Redactar es un proceso complejo que requiere conocimientos gramaticales y ortográficos para lograr un texto claro, conciso y coherente.
Siempre es necesario antes de escribir que tengamos en la mente al destinatario. Eso ayudará a poner los ladrillos del discurso: verbos, sustantivos, adjetivos, conectores, etc.
Especial atención requiere la claridad, llamada por algunos como la diosa de la redacción es un elemento importante que se apoya en los pilares de la concisión y la sencillez.
Recordemos que la concisión estriba en usar el menor número de palabras para expresar una idea con la mayor exactitud posible, lo contrario de ella es la vaguedad, la imprecisión, el exceso de palabras y de retórica.
No olvidemos la totalidad: cada palabra, frase párrafo está en función del resto. Es la red conexiones entre ellas la que da el significado al texto.
Otra de las cualidades que ayudará a la claridad es la simplicidad la cual parece ser fácil, pero puede convertirse en una tarea difícil porque casi siempre tratamos de complicar las cosas, algunos piensan que mientras más enredado escriban darán muestras de ser muy inteligentes. Criterio erróneo pues el mejor maestro, el mejor comunicador es aquel que logra una comunicación efectiva con sus receptores.
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