jueves, agosto 30, 2012
S O R P R E S A...
El riesgo de ver a excompañeros y amigos de la infancia.
¿No les ha pasado alguna vez que miran a otra persona de su misma edad y piensan: "seguramente yo no puedo parecer tan vieja.(o)?"
Bueno, lean esta historia.
Mi nombre es Leticia Díaz y estaba sentada en la sala de espera del Dentista para mi primera consulta con él.
En la pared estaba colgado su diploma, con su nombre completo.
De repente, recordé a un muchacho alto, buen mozo, pelo negro, que tenía el mismo nombre, y que estaba en mi clase del liceo, como 30 años atrás..
¿Podría ser el mismo chico por el cual yo estaba secretamente enamorada?
Pero después de verlo en el consultorio, rápidamente deseché esos pensamientos. Era un hombre pelón, canoso, y su cara estaba llena de arrugas, y lucía muy viejo como para haber sido mi compañero de clase.
Después que examinó mis dientes, le pregunté si había asistido al Liceo Escolar del Lago.
Sí, Sí!!! Sonrió con orgullo.
Le pregunté: ¿cuándo te graduaste?
Me contestó, en 1975. ¿Por qué me lo preguntas?
Y yo le dije: ¡tú estabas en mi clase!
El me miró detenidamente
Y ENTONCES, ESE FEO, CALVO, ARRUGADO, GORDO, BARRIGÓN, CANOSO,
DECRÉPITO, INFELIZ, HIJO DE SU PINCHE MADRE ME PREGUNTÓ:
¿QUÉ MATERIA DABA USTED PROFESORA?
CLAUDIA
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