Hay ciertos jueguetes con efectos sonoros que son peligrosos para adultos y más aún para los infantes.
Estos llegan a causar lesiones en el oído de los niños, aunque estos presentan una tolerancia mayor a los fuertes estímulos sonoros que los adultos.
Es probable que como papá algún día haya sentido el impulso de tirar por la ventana o enterrar a varios metros de profundidad ese diabólico telefonito de juguete que no para de sonar o esa colorida imitación de guitarra eléctrica con su ensordecedor ruido.
Hay quienes opinan que dejarse llevar por ese impulso merece la felicitación de los otorrinolaringólogos, que advierten sobre el peligro de lesión auditiva que representan muchos de estos juguetes.
"Los instrumentos musicales, teléfonos y armas de juguete con efectos sonoros pueden lesionar el oído medio", afirmó en un reciente comunicado la Fundación de Otorrinolaringología argentina.
Muchos de estos juguetes producen sonidos que oscilan entre los 110 y los 135 decibeles, cuando el oído humano tolera sonidos de hasta 90 decibeles.
Más allá de ese límite, el riesgo de lesión auditiva es una realidad: "El oído humano puede escuchar sonidos a 80 decibeles durante ocho horas antes de sufrir alguna lesión, a 95 decibeles durante cuatro horas, a 100 decibeles durante dos horas y a más de 110 durante unos minutos", cuenta Vicente Diamante, presidente de la Fundación.
"Estos niveles dañan la cóclea, que no tolera tal intensidad acústica. Al igual que la retina, sus células nerviosas son muy sensibles y si se mueren no se regeneran. Es por ello que la pérdida de audición (causada por la exposición a sonidos fuertes) es irreversible", insiste Diamante.
Ruidos, más peligrosos para los niños
En el caso de los niños, existen factores que hacen aún más probable el daño auditivo. "En manos de un adulto, el juguete puede parecer poco ruidoso porque lo sujeta a una distancia mayor de sus oídos. Pero los niños tienen brazos cortos, y una audición sensible y sin madurar".
Por otro lado, explica el especialista, los pequeños presentan una tolerancia mayor a los ruidos y tienen un umbral mayor de confort acústico. Es decir: cualquier sonido de alta intensidad que en un adulto motiva la necesidad de acallarlo inmediatamente, en un niño probablemente no cause un efecto tan instantáneo.
Con motivos infantiles atractivos, los iPods y MP3 son el nuevo objeto del deseo de los pequeños. "Están dirigidos a menores entre 4 y 6 años, y alcanzan los 130 decibeles. Con un agravante más: con los auriculares insertados en el conducto auditivo el sonido llega directamente a la cóclea -dice Diamante-. Y no hay duda de que el niño lo va a poner al máximo volumen".
"Los resultados de su uso ya se están viendo en los consultorios. Llegan niños con sorderas o con zumbidos, que constituyen el primer síntoma de daño auditivo", cuenta Diamante.
Principales causas de pérdida de audición en niños
Es importante que los pequeños tengan su audición intacta, pues es necesaria para el buen desarrollo del lenguaje y la capacidad intelectual.
De igual forma es indispensable hacer seguimiento de la audición a los niños con antecedente familiar de pérdida auditiva, infección perinatal congénita (rubéola, herpes), malformaciones de cabeza y cuello y peso al nacer menor de 1.500 gramos, entre otros.
Entre las causas más frecuentes de perdida de audición en niños están las hereditarias, las prenatales (fármacos, alcohol, sífilis, citomegalovirus, rubéola, herpes y toxoplasma), perinatales (hipoxia, hiperbilirrubinemia, prematurez) e infancia (otitis, trauma craneoencefálico).
SEBASTIÁN RÍOS
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