Está comprobado por la realidad histórica que hay una relación directa, de causa y efecto, entre la debilidad institucional y el surgimiento de caudillos populistas y el establecimiento de regímenes autoritarios. De igual modo está demostrado que los regímenes populistas de los caudillos autoritarios, son causa de ineficiencia, desorden y corrupción gubernamental, así como del deterioro o pérdida de la libertad, violación de los derechos humanos y atropello a las garantías políticas democráticos en particular.
Al respecto basta ver lo que ocurre actualmente, en distintos grados, en Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, países que son desgobernados por los “iluminados” caudillos Fidel y Raúl Castro, Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa y Daniel Ortega respectivamente.
En lo que se refiere a Nicaragua, que por razones obvias es el caso que más nos interesa porque lo sufrimos directamente, es tan notorio el deterioro de la libertad y del respeto a los derechos humanos, de las garantías políticas y la institucionalidad democrática, que la Organización de Naciones Unidas (ONU), se ha visto obligado a emplazar al régimen de Daniel Ortega por medio de un equipo evaluador de la situación de derechos humanos.
Nos referimos a las 109 recomendaciones que un grupo de trabajo del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, reunido en días pasados en Ginebra, decidió hacer al Gobierno de Nicaragua para que “mejore las condiciones de derechos humanos, entre éstas dar garantías para el ejercicio libre del periodismo, la transparencia del Consejo Supremo Electoral (CSE) y la participación equitativa de las organizaciones de la sociedad civil y los partidos políticos”, tal como lo informó el Diario LA PRENSA mediante un reporte enviado directamente desde aquella urbe suiza, que es sede de diversos organismos especializados de Naciones Unidas...ENTERATE MÁS
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