Irving Cordero* | 16/5/2011
En días pasados compareció, ante los medios de comunicación, el Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, informándole al mundo la muerte del terrorista más buscado, Osama Bin Laden, supuesto autor intelectual de reiterativos ataques y promotor de la yihad o guerra santa contra occidente.
Curiosamente en esos días los medios de comunicación cubrieron la boda real de un príncipe con una plebeya, que arrancó suspiros y lágrimas; la beatificación de un “Santo” Papa, que en un ambiente oloroso a mirra e incienso, inspiró anhelos de divinidad; y finalmente, la muerte de un “enemigo” de la modernidad, que con olor a sangre y pólvora, caldearon los ánimos hacia el medio oriente, ofreciendo a los televidentes una dosis de fin de semana medieval...MÁS MÁS
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