martes, septiembre 06, 2011

PILOTO DEL HELICÓPTERO PRESIDENCIAL. Falleció en Miami el Captn. Abel Toledo, testigo y protagonista de la historia.


Capitán GN (PA) Abel Toledo Hislop.

El Jueves 3 de Marzo 2011 falleció en Miami el Capitán GN (PA) Abel Toledo Hislop, uno de los pilotos más capaces y queridos de la Fuerza Aérea de Nicaragua (FAN-GN), no solamente por sus compañeros militares, sino de sus numerosos amigos de todos los sectores nicaragüenses. Abel Toledo fue un gran esposo, padre y amigo, un completo caballero, de mucha sencillez, generosidad y dignidad de lealtad inquebrantable, y por ello apreciado por todos.
El Captn. Toledo fue un piloto experto especializado en helicópteros. Fue el piloto personal del Gral. Anastasio Somoza Debayle y quien le transportó de La Loma de Tiscapa al aeropuerto Las Mercedes la madrugada del 17 de Julio de 1979, último vuelo de Somoza en Nicaragua al salir a su destierro.

La enormemente concurrida vela del Captn. Toledo se efectuó el Viernes 4 de Marzo en la capilla de Vista Memorial Gardens & Funeral Home en Miami Lakes, Florida, y su sepelio se efectuó al día siguiente, sabado 5 de Marzo a las 10:00 de la mañana en el mismo cementerio.
La Estrella de Nicaragua y la familia López-Morales, presentan un fuerte abrazo de condolencias a la familia del Captn. Abel Toledo, especialmente a su adorada esposa, Prof. Margarita Cuevas de Toledo; a sus amorosos hijos: Vicky, Lissette, Abel Jr. y Linda Toledo Cuevas.
«Que Dios, Creador y Señor del Universo, reciba a su lado el alma leal y noble de su siervo Abel Toledo Hislop, gran amigo, fiel compañero, amoroso padre y esposo ejemplar».
Más condolencias a los teléfonos: 786.346.7878 y 305.559.0723.
Pero esta nota luctuosa no termina con las condolencias, sino que la continuamos, aunque sea una parte, con la historia del ilustre fallecido:
El Captn. Abel Toledo Hislop fue un piloto de leyenda, incluso cuando ya estaba exiliado en Miami.
Importante para la historia de Nicaragua es la narración que hizo a La Estrella de Nicaragua, de su participación como piloto del Gral. Somoza, cuando éste salió por última vez de La Loma de Tiscapa rumbo al destierro. Esta es esa parte de la historia, un episodio vívido y minucioso, expresado en las propias palabras del Captn. Toledo:

--«Como piloto del helicóptero presidencial, recibí órdenes de llevar la nave a las alturas de la Loma de Tiscapa, poco antes de las dos de la madrugada del 17 de Julio de 1979. Como a las tres de la mañana, el personal de Casa Presidencial llevó al helicóptero varias piezas de equipaje. A las cuatro de la mañana el Gral. Somoza y seis acompañantes abordaron el helicóptero».

--«Acompañaban al Gral. Anastasio Somoza Debayle seis personas aquella madrugada del 17 de Julio: su hermano el Gral. José R. Somoza, Inspector General del Ejército; el Gral. G.N. Samuel Genie Amaya, ex Jefe de la Oficina de Seguridad Nacional --y entonces Ministro de Hacienda y Crédito Público--, su esposa la Gral. G.N. Ida Ow de Genie, del Cuerpo Médico G.N.; el Gral. Rafaél Adonis Porras Largaespada, primer ayudante del Presidente y su esposa, Prof. María Elena de Porras, Ministra de Educación Pública; y el Cnel. GN (PA), Pedro Joaquín Sánchez (“Piquín”), piloto del Learjet ejecutivo del Gral. Somoza».

--«Por exigencias del gobierno de Estados Unidos, los siete personajes salían al destierro, jun to con un centenar que ya estaban en el aeropuerto».
Así comenzó el éxodo de nicaragüenses al destierro político, que continúa en el presente, pero ahora por la miseria que vive Nicaragua, después de ser uno de los países más ricos de América Latina.

El Capitán GN (PA), Abel Toledo Hislop, comandante de la unidad de helicópteros de la Guardia Nacional y piloto del Gral. Somoza Debayle desde 1971, nos describe su experiencia en la madrugada del 17 de Julio de 1979:

--«Volé el helicóptero de mi base en la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería de la Guardia Nacional, EEBI, hacia lo alto de la Loma de Tiscapa y aterricé en la plazoleta frente a las ruinas de la Casa Presidencial destruida por el terremoto de 1972. Era un excelente helicóptero S-58-T Sikorsky de dos turbinas. Faltaban unos minutos para las 2 de la madrugada».

--«Abordaron el helicóptero el Gral. Somoza y las personas, que ya mencioné. El General Somoza me dio instrucciones para llevarles directamente al Aeropuerto Las Mercedes».

--«El plan de vuelo que diseñé --por razones de seguridad-- consistió en volar de la Loma de Tiscapa directamente hacia el lago Xolotlán, me interné como dos millas sobre el agua y viré hacia el Este hasta la altura del Aeropuerto, doblé hacia el Sur y aterricé en la pista del aeropuerto, donde estaban cuatro aviones de pasajeros y el avión presidencial ejecutivo LearJet. El vuelo no duró más de diez minutos. El General Somoza se despidió de mi, de mi copiloto el Tnte. Hunter y del ingeniero de vuelo, Pineda, a quien llamábamos "Pepe Grillo". Éramos los tres de la tripulación. Nos abrazó y nos dijo que tuviéramos fe, porque vendría ayuda de Estados Unidos, una vez que él se fuera. Yo le respondí que no creía que llegara ninguna ayuda, y le deseamos buen viaje. Acto seguido se subió rápidamente a su LearJet que le esperaba».

--«Comprendiendo el significado de lo que estábamos viviendo, en la terminal de Fuerza Aérea en el aeropuerto llené de combustible el helicóptero a su máxima capacidad, y por la misma ruta regresé a mi base en la EEBI».

--«En la EEBI los oficiales y clases hacían comentarios y había inquietud en los soldados. Se rumoraba que --al salir el Gral. Somoza-- llegarían armas y municiones de la Zona del Canal de Panamá, pero el General había salido hacía algunas horas y la rumorada ayuda no llegaba. Las familias de los mecánicos y tripulación de los helicópteros comenzaron a llegar buscando la protección de la base militar. De pronto surgió la idea de poner a salvo a las familias de los soldados».

--«Como a las once de la mañana llegó el General Federico Mejía González, que había sido nombrado Jefe Director de la Guardia Nacional, y me dijo que necesitaba transporte a Honduras para cumplir “una misión”. Esto me hizo confirmar que no llegarían armas ni municiones de Panamá ni de ninguna parte. Yo estaba bien informado de los acontecimientos de ese día. Le dije al Gral. Mejía González que primero iba a llevar a esos soldados y sus familias al aeropuerto y después regresaría a llevarle a Honduras. El General accedió. Pero yo sabía que todo había terminado y que todos buscarían cómo ser transportados fuera de Nicaragua. Primero con cierta discreción, pero después sería una abierta avalancha».

--«Subí al helicóptero un total de 33 pasajeros, más nosotros tres de la tripulación, sumábamos 36 personas a bordo, la mayoría familiares de los soldados y algunos soldados y oficiales de la EEBI que portaban sus armas de reglamento. Encendí las turbinas y despegamos rumbo al Norte para internarnos sobre el lago Xolotlán. Ascendí a 10 mil pies de altura y volamos sobre San Francisco del Carnicero, Estelí y Somoto. Cuando volábamos sobre Somoto les dije: "Véanlo bien, es lo último que talvez veremos de Nicaragua"».

--«El aparato tenía capacidad para 12 pasajeros; pero íbamos 36, más el peso de los tanques llenos de combustible».

--«Estábamos casi sobre la frontera, cuando escuchamos en la radio de la Fuerza Aérea que se ordenaba perseguir y derribar a un helicóptero que no llevaba Plan de Vuelo, pero no pasó nada. Ya estábamos sobre territorio hondureño».

--«Me comuniqué con la torre de control de Toncontín y el operador reaccionó incrédulo y asustado cuando le dije que 36 nicaragüenses pedíamos asilo político. Llamó a su jefe, un coronel de apellido Torres y no podía creer que estuviésemos pidiendo asilo. Nos autorizó aterrizar enmedio de un fuerte grupo de soldados hondureños bien armados. Torres nos interrogó y nos expresó sus sospechas de que éramos desertores. "Ya verá llegar más helicópteros y aviones dentro de algunos momentos", le dije, "nosotros fuimos los primeros en salir, después del General Somoza"».

--«Por unos minutos todo el grupo estuvo nervioso de ser catalogados como desertores, pero de pronto, antes de media hora, comenzaron a aterrizar bimotores de carga y pasajeros DC-3 y C-47, Curtis, cuatrimotores DC-6, helicópteros, avionetas y hasta aviones fumigadores, todos sobrecargados de pasajeros. En una avioneta aterrizó en Toncontín el Gral. Mejía González y solicitó asilo».

--«Yo llevaba mi pasaporte con visa norteamericana. Esa noche del 17 de Julio dormí en la covacha de la Fuerza Aérea de Honduras, donde oficiales pilotos que habían sido compañeros míos en cursos de entrenamiento en Estados Unidos me atendieron muy bien. Vendí mi reloj, un radio y otras pertenencias; y al día siguiente, 18 de Julio, abordé el vuelo de la línea aérea Sahsa, de Tegucigalpa a Miami, donde me reuní con mi esposa Margarita y mis cuatro hijos, que se habían radicado en Miami después del atentado que sufrí dos meses antes, en Mayo del 79, cuando me ametrallaron al salir de mi hogar».

--«Estando en Miami y antes de pedir asilo, me ofrecieron un trabajo temporal en Honduras volando helicópteros. Siete meses después el proyecto finalizó, regresé a Miami y solicité mi asilo».

--«Fuí le primer piloto de la Fuerza Aérea de la Guardia Nacional de Nicaragua que obtuvo todas las licencias para volar helicópteros en Miami. Si bien todos mis entrenamientos y cursos los había hecho en Estados Unidos y Panamá, no había tramitado licencias. No tuve dificultad para obtener todas las licencias. Me había graduado en Fort Locker, Alabama; en Wichita Fort, Texas; en Panamá hice cursos de sobrevivencia en la jungla, fuí instructor de aviación militar en Panamá. Me gradué como piloto de prueba en la Sikorsky en West Palm Beach, Florida. Fuí el primero en América Latina en graduarse en Alabama, becado por Estados Unidos, en un curso de pilotear sin instrumentos, totalmente a ciegas».

--«Así que rápidamente obtuve empleo haciendo vuelos de turismo, fotografía e impartiendo instrucción a civiles en los helicópteros de Watson Island de Miami, hasta mi jubilación como piloto».

--«Cambié de rubro y trabajé hasta ser el Gerente de la empresa Precious Tiles, de Miami, que ofrece mármoles, granito y terrazos para la construcción y decoración».

--«Cuando goce mi retiro, sueño con volver a Nicaragua. soy nativo de Siuna y criado en Puerto Cabezas. Mi esposa, Margarita Cuevas de Toledo es somoteña, maestra de educación graduada e hija del mejor poeta de Somoto. Sueño conque ella y yo, nos dedicaremos a recorrer nuestra Nicaragua, la tierra de nuestra infancia».

Después que el Captn. Toledo alzó vuelo de regreso a la base de la EEBI con los tanques llenos de combustible de su helicóptero Sikorsky, decidido a salir al exilio, el LearJet del Gral. Somoza no levantó vuelo inmediatamente. Hubo retrasos. El hijo mayor del Gral. Somoza, se resistía a salir de Nicaragua. Como Comandante de la EEBI, el Cnel. GN Anastasio Somoza Portocarrero quería continuar la lucha, aún sin el apoyo del gobierno de Estados Unidos, que había aplicado un embargo al gobierno de Nicaragua, bloqueándole armas, municiones, combustible y recursos financieros; pero el padre se impuso y forzó al hijo a presentarse al aeropuerto Las Mercedes, regañarlo y hacerlo abordar el LearJet que encabezó la flota de cinco aviones con familiares, generales de la Guardia Nacional y Ministros, rumbo a Miami. Cuando despegaron del aeropuerto internacional, ya clareaban las primeras luces del 17 de Julio de 1979.
En los meses siguientes, cientos de miles de nicaragüenses, muchos de los cuales habían contribuido a la caída de Somoza, huyeron de la nueva Nicaragua, que se llenó de violencia, robos («recuperaciones»), asesinatos(«ajusticiamientos»), usurpaciones de patrimonios («confiscaciones»).
Las vidas y haciendas no valieron nada y un millón de ciudadanos (de los tres millones de entonces), salieron al exilio. Igual que en Cambodia, ser educado, comerciante y profesional, se convirtió en el delito de «burgués», de modo que la población más capacitada abandonó su patria y llevó su trabajo, su disciplina, su talento, su inteligencia y su capacidad de generar riqueza, a Estados Unidos y otros países, mientras Nicaragua se hundió en la más abyecta miseria.

Descanse en paz el alma del amigo y compañero ABEL TOLEDO.".

NOTA: hasta hoy, leyendo la Estrella de Nicaragua de esta fecha, es que me enteré del sensible fallecimiento de Abel. ¡ME IMPACTÓ LA NOTICIA!. Trabajaba yo como Secretaria del Jefe de la Fuerza Aérea de Nicaragua, Dr. y Coronel (PA) Orlando Villalta Roca, cuando Abel se desempeñaba como piloto. ¡¡Era grande entre los grandes!!. Fue un amigo sincero y estoy segura que todos los que le conocimos y tratamos, sienten su partida. Paz a sus restos y resignación cristiana a su familia.

Francés Alsacia Rivas de Aguilar

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