Un hombre llega a casa del trabajo y encuentra a sus tres hijos en el jardín aún con los pijamas puestos jugando en el barro, con cajas de comida vacías y los envoltorios de éstas esparcidos por todo el jardín.
La puerta del carro de su mujer estaba abierta, así como la puerta de entrada de la casa y no había señales del perro.
Cuando entró encontró aún mayor desorden… Una lámpara caída en el suelo y la alfombra estaba arrugada contra la pared.
En el salón la televisión estaba a todo volumen con un canal de dibujos animados y la salita de estar estaba cubierta de juguetes y ropa.
En la cocina la pila estaba llena de platos, cubiertos, vasos y jarras, el desayuno derramado por la mesa, la puerta de la nevera abierta de par en par, la comida del perro tirada por el suelo, un vaso roto debajo de la mesa y un pequeño montón de arena detrás de la puerta.
Inmediatamente subió las escaleras saltando por encima de todos los juguetes y más montones de ropa buscando a su mujer, preocupado por si estaba enferma o le había ocurrido algo serio.
De camino a la habitación, vio como corría el agua por debajo de la puerta del cuarto de baño y cuando entró vio las toallas empapadas de espuma y más juguetes por el suelo, kilómetros de papel higiénico amontonado y pasta de dientes untada por el espejo y las paredes.
Entró corriendo al dormitorio y encontró a su mujer acurrucada en la cama, en pijama y feliz leyendo una novela.
Ella le miró, le sonrió y le preguntó qué tal le había ido el día.
Él la miró furioso y le preguntó, - ¿pero… mujer! ¿Qué diablos ha pasado hoy aquí?
Ella volvió a sonreír y le dijo:
- ¿Recuerdas que cada vez que llegas del trabajo me preguntas qué coño hago todo el día?
- Si, contestó él mirándola incrédulo.
- PUES HOY NO LO HICE...
EL TRABAJO EN CASA ENVEJECE, EMBRUTECE Y NADIE LO AGRADECE
lunes, septiembre 12, 2011
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario