Un pequeño apartamento remodelado del centro de rehabilitación El Renacer, con vista a las esclusas de Miraflores en el sector Pacífico del Canal de Panamá, recibirá al que será su más famoso ocupante: el panameño Manuel Antonio Noriega, un exgeneral de la vieja guardia de dictadores latinoamericanos cuya repatriación se completa este domingo, tras viajar desde París, vía Madrid, y después de estar preso 21 años, 11 meses y 8 días en Estados Unidos y Francia por conspiración para traficar drogas y “blanqueo” de dinero.
Noriega, de 77 años y quien pasó de servirle a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) desde inicios de la década de 1970—como jefe de la inteligencia militar panameña—a ser enemigo de Washington y amigo del mafioso cártel colombiano de Medellín, del régimen cubano y de la izquierda americana que en 1989 le designó “comandante de la dignidad latinoamericana”, tenía previsto llegar a las 17:30 horas locales (23:30 en España)al aeropuerto internacional de Tocumen, de la capital de Panamá, en vuelo regular de la aerolínea española Iberia que abordó en Madrid.
“Hoy el narcotráfico es más grave que cuando estaba Noriega”, dijo el abogado y activista político panameño Miguel Antonio Bernal, catedrático de la Facultad de Derecho de la estatal Universidad de Panamá. “Se ha extendido a niveles gravísimos con penetración de los principales órganos del Estado, el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial, y también el propio Ministerio Público, para no hablar de la corrupción, que también ha conocido un significativo crecimiento”, afirmó Bernal.
“Noriega se encuentra con un país en el que muchos de sus allegados ocupan importantes posiciones. Eso deja un desagrado grande y revela que la impunidad continúa imperando en Panamá”, aseguró el abogado, quien sufrió cárcel y represión en diversas etapas del régimen militar instalado en un golpe de Estado en 1968 por el sargento (y luego general de brigada) Omar Torrijos Herrera, fallecido en un misterioso percance aéreo en 1981.
Noriega estará en un penal que alberga a 364 presos y deberá descontar 60 años de cárcel como culpable de los asesinatos de 11 panameños
Enfermo y disminuido físicamente, Noriega estará en un penal que alberga a 364 presos y deberá descontar 60 años de cárcel como culpable de los asesinatos de 11 panameños—la decapitación del médico y rival político Hugo Spadafora, en 1985, y los fusilamientos del mayor Moisés Giroldi y otros nueve militares golpistas, en 1989—y enfrentará acusaciones y juicios por un amplio listado de homicidios de víctimas de la represión de su aparato de control estatal, encubierto en elecciones siempre calificadas como fraudulentas.
Pese al rechazo de parientes de víctimas y sectores políticos, el presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, apeló a razones de edad y salud y sugirió conceder “casa por cárcel” a Noriega, quien fue “hombre fuerte” de ese país de 1983 a 1989 y un cabecilla del régimen torrijista.
Vestido de general y a las puertas de la Nunciatura Apostólica en Panamá, Noriega se entregó al anochecer del 3 de enero de 1990 a tropas de Estados Unidos que, por orden del entonces presidente estadounidense George Bush padre, invadieron el 20 de diciembre de 1989 ese país para arrestarle por narcoactividad. En las primeras horas del 4 de enero, y en una aeronave miliar de Estados Unidos, Noriega salió de Panamá vestido con un overol verde oliva marcado en la espalda con las letras “DEA” (agencia antidroga estadounidense) y trasladado a Miami, donde se le condenó a 40 años de cárcel, purgó casi20 y en septiembre de 2009 se le envió a Francia.
Directo a prisión
Tras llegar a Tocumen, el exgeneral sería llevado en helicóptero a El Renacer, penal construido y administrado por Estados Unidos en la ocupación estadounidense del Canal y de sus áreas ribereñas, que se prolongó de 1904 a 1999.
Conocida como Gamboa en la época de la presencia militar de Estados Unidos por la zona del noroeste de la capital panameña donde está localizada, en la cárcel “a Noriega le han construido un pequeño apartamento siguiendo sus indicaciones y se han gastado más de 160.000 dólares. Va a tener vista a las esclusas. Es una cárcel donde usualmente están narcotraficantes y gente con capacidad de pago para no estar en otros centros penitenciarios”, reveló Bernal.
No obstante, el gobierno de Martinelli rechazó esa y otras versiones similares. “Es un reo más, no tiene por qué haber un trato especial al que reciben los otros reos con los detalles de su salud”, alegó la ministra panameña de Gobierno, Roxana Méndez. El director del Sistema Penitenciario, Ángel Calderón, explicó que el exgeneral estará en “una celda sin mayores comodidades a la de una cama, una mesa tipo escritorio y su baño privado”. El calabozo, aclaró, tampoco tiene servicios de televisión por cable y ni Internet.
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