miércoles, septiembre 05, 2012

Henrique Capriles y el socialismo chavista


Por: Chester Membreño Palacios

Estamos a días de que Henrique Capriles, líder de la oposición venezolana, se mida en elecciones libres al autoritario Hugo Chávez por la presidencia del país petrolero. Chávez, que ha gobernado por 14 años, ha usado hábilmente el populismo para ganar simpatías y sobre todo manipuló a su favor la histórica división opositora.

Así las cosas, no todo ha sido color de rosa para el chavismo. Hoy en día el descontento contra el régimen es generalizado y las marchas opositoras son multitudinarias. Desde el año 2002, Chávez mostró su lado más vulnerable cuando fue destituido y separado brevemente del poder por una revuelta popular. En el año 2003 perdió el referendo revocatorio y en el 2010 perdió también las elecciones legislativas.

En el contexto regional esto representa un problema para el “socialismo del siglo XXI”, que ha perdido influencia y proyección política. El caso de Honduras fue el más emblemático, ya que reflejó la incapacidad del chavismo y sus aliados en defensa de sus patrocinados. El expresidente Manuel Zelaya violó la Constitución de su país, entusiasmado por los sueños de opio de un poder Alba-socialista que fracasó y con el que pretendía imponer su arbitraria reelección presidencial.

En el terreno militar el retroceso ha sido aún más significativo, ya que luego de 58 años Estados Unidos ha decidido reactivar la llamada “IV Flota Naval del Comando Sur” y de esta forma ejercer una estrategia preventiva sobre la región, donde la carrera armamentista venezolana y las tendencias izquierdistas de muchos países han aflorado con sus consabidas posturas antiestadounidenses, antidemocráticas y pro-terrorista.

En el año 2010, en el propio Unasur, Chávez no pudo reunir el apoyo suficiente para emitir una condena contra la reactivación de la IV Flota Naval y el establecimiento de las nuevas bases militares instaladas en Latinoamérica. Algunos gobiernos democráticos que combinan exitosamente políticas económicas de libre mercado capitalista y de combate a la pobreza como Chile, Perú o Brasil, no apoyan ciegamente a Chávez y en sus territorios albergan bases militares norteamericanas.

Por su lado Colombia, con un total diez bases militares, se ha convertido en pieza clave de la estrategia de seguridad norteamericana contra el narcotráfico, el fanatismo islamita y las guerrillas marxistas de América Latina. Según informes de la Fundación Heritage, las bases en territorio colombiano “están orientadas a labores de inteligencia y contrainsurgencia con sofisticado apoyo aéreo, naval y equipamiento electrónico de última generación”. Colombia, que dispone de las Fuerzas Armadas más grandes del continente con 400 mil efectivos, fortalece la posición geopolítica de las fuerzas democráticas de la región.

Desde inicios de los años noventa, con el “Plan Colombia”, se incrementó la presencia militar de EE. UU. en Suramérica y el chavismo desde su llegada al poder en 1998 ha sido incapaz de anular esta presencia militar estadounidense.

El detalle más importante es que en estas próximas y decisivas votaciones venezolanas será la primera vez que el chavismo enfrentará una verdadera oposición unificada en la persona de Capriles, elegido en elecciones primarias interpartidarias. Adelante Capriles. El autor es abogado. Laico Bautista.

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