Dosis: Tomar en cualquier momento.
Indicaciones: Memorizar esta receta para tenerla a la mano cuando sea necesario.
Tienes más posibilidades de conseguir lo que quieres cuando lo pides que cuando no. Entonces ¿Por qué no te atreves muchas veces a pedir lo que quieres?
A menudo, temes hacer enojar a la gente, otras veces, dudas en hacerte valer. Probablemente esperas que la gente lea tus pensamientos o quizás estés practicando para convertirte en mártir.
Es muy sencillo, aprende simplemente a pedir lo que quieras.
No debes de mostrarte demasiado sigiloso ni andarte con cumplidos. No debes gritar ni chillar. Tampoco debes enfurecerte ni pensar que la gente es injusta cuando no hace lo que le pides. Simple y llanamente, ¡pide lo que quieras!
Sin jugar a engaños, sin descargarte empleando tus emociones, sin levantar la voz.
Sencillamente, pero de forma definitiva y específica:
¡Pide lo que quieras!
Fíjate en la forma sencilla y directa con la que pides cosas como: “por favor, pásame la sal” o “¿puedes cerrar la puerta al salir?” Irás encontrando el modo conforme puedas pedir cualquier cosa con ese mismo tono de voz.
Tendrás que practicar un poco…bueno bastante.
Mostrándote sencillo, directo y preciso y sin llegar a convertir la situación en algún explosivo, pedirlo: que quieres será una técnica que te hará llevar una vida más feliz.
Ahora examinemos la segunda parte de la receta: “pero no lo exijas”.
• Un acto de exigencia proviene siempre de un estado de ánimo exigente.
Date cuenta de cómo formulas tus exigencias:
Siempre jugando al “pobrecito de mi”, utilizando sin cesar el “me estás hiriendo” o el “lo que pasa es que ya no me quieres”, etc. etc.
Todo esto necesita práctica porque estamos acostumbrados a exigir un montón de cosas. ¿Por qué automáticamente exiges tanto? ¿Crees que si pasas mucho tiempo con alguien podrás moldearlo a tu antojo?
Pero… ¿Te sientes más feliz con todas estas exigencias?, ¿Acaso consigues gracias a ellas lo que más deseas en la vida? ¿Estás preparado para afrontar cómo eres; siempre dispuesto a exigir a los demás y al mundo tantas y tantas cosas de ti mismo?
Si observas los resultados de las exigencias que hayas hecho recientemente, llegarás a la conclusión de que, a pesar de haber estado en lo cierto, no todos los resultados son tan buenos. En otras palabras, muchas de tus exigencias no incrementan tu felicidad. Pierdes más felicidad de la que ganas.
• Muchas de las cosas que consigues no se deben a tus exigencias. Se deben a que tú formas parte de todas ellas. Porque tú…tienes un motivo para estar aquí.
Cuando tanto enérgica como suavemente exiges pierdes:
Perspicacia, humor, alegría y un sentimiento de amor (hacia ti mismo y hacia los demás) y tu tranquilidad de espíritu. Te habrás engañado a ti mismo y tú no mereces ser engañado por ti mismo.
¿Cómo puedes parar de exigir? Esto significaría pender ese obstinado poder que sientes dentro de ti. Dejar de lado toda esa severidad y seriedad que tienes en este efímero teatro que llamamos vida.
Al principio te parecerá terrible pero, con la práctica, aprender a pedir lo que quieras te resultará muy relajante.
Ello significará también dejar de utilizar un tono lastimero en tus peticiones al mismo tiempo que evitar todo tipo de alusiones amenazadoras. Deberás pedir las cosas con una sonrisa y un sentimiento de alegría, demostrando así al mundo que estás convencido de que la vida, al fin y al cabo, es muy corta.
Es como si fuera un juego en el que intentaras conseguir lo que quieras. Estando siempre consciente de que unas veces se gana y otras se pierde. De vez en cuando es bueno pedir.
También significa que has de dejar de pasearte por ahí con esa cara tan larga y deseando que alguien te pregunte lo que te pasa. Quiere decir que has de dejar de menospreciarte y de pensar que la gente no va a querer darte lo que le pidas o de creer que no mereces conseguir lo que deseas.
No dejes que los recuerdos del pasado se ciernen y nublen el hermoso día que hoy mismo puedes crear”.
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