jueves, junio 03, 2010

HEMOS SEMBRADO EN LA ARENA Y ARADO EN EL MAR


por Esteban Fernández

(CON LOS HERMANOS LATINOAMERICANOS)

Los cubanos nos hemos pasado 51 años explicándole a todo el mundo, a todo el que nos escucha, lo que pasa en Cuba y la gran tragedia de nuestro pueblo. Y cuando más emocionados estamos dando detalles al respecto alguien nos pregunta: "Chico, si los Castro son tan malos como ustedes dicen ¿por qué no los matan?".

Es decir, que después de cuatro horas hablando, después de 50 años de explicaciones, nos damos cuenta que hemos perdido el tiempo y que muy pocos de otras nacionalidades entienden los problemas y la situación interna de nuestro país.

La simple pregunta de ¿por qué no acaban de eliminar a Fidel y a Raúl? demuestra que no entienden ni pío del problema cubano. Piensan que los Castro son como esas moscas que se cuelan en las casas y que con un periódico las matamos. Creen que ellos son unos pobres infelices que andan solitarios y desarmados por las calles de La Habana.

Lo cómico del caso es que quienes nos hacen la pregunta ¿por qué no matan a los Castro? muchas veces son personas que les tiemblan las piernas y les sudan las manos ante la presencia del dueño de la empresa donde trabajan.

Escribí un artículo sobre “lo recio que me llevaron los fidelistas de mi pueblo” y un lector no-cubano se me acercó y me dijo: “Sr. Fernández, lo que no entiendo bien de su escrito es por qué usted no se buscó un buen abogado y le puso un pleito a los castristas”.

Así de fácil. Fíjense hasta donde llega la ignorancia que se creen que en Cuba la Seguridad del Estado se lo lleva a uno preso, lo torturan, le echan 30 años de cárcel, y entonces podemos llamar a Los Defensores para que nos protejan los derechos.

Después de medio siglo criticando, denunciando, hablando, escribiendo, todavía nos encontramos con quienes creen que Jaime Jarrín pudiera hablar por C.M.Q. televisión diciendo: “Si usted se siente abusado por el gobierno nuestros competentes abogados le conseguirán una compensación”.

Nos preguntan: “Y ¿cómo está la cosa en Cuba?”. Y les respondemos: “Pues, chico, muy mala, allá se cometen miles de abusos diarios a través de toda la isla". Y nos contestan: ‘"Y... ¿por qué no llaman a la policía al 911?”.

Un cubano dice: "Para salir de Cuba tuve que trabajar en el campo dos años". Y le contestan: “Si yo fuera usted, con la cultura que dice tener, hubiera buscado trabajo en una oficina”. Y uno que estaba oyendo la conversación me dice, misterioso y burlón: “Oye, que mentirosos son ustedes, ese hombre primero me dijo que es médico, y después me sale diciendo que estuvo dos años sembrando papas en el campo”.

Nosotros estamos hablando de la tiranía más perversa del Universo, y la gente nos responde como si les estuviéramos hablando de los Boy Scouts de América. Con decirles que una señora amiga mía que no es cubana y que durante varios años ha leído mis peroratas, me dice a cada rato: “Si yo fuera cubana y viviera allí ya hubiera agarrado a ese viejo por las barbas y le hubiera cortado la cabeza”. Y de pronto comienza a llover, suenan unos cuantos truenos y ella me dice: “¡Ojalá que termine de tronar! porque esos ruidos me ponen de lo más nerviosa y asustada”.

Por último, el otro día me dijo un señor: “Chico, ustedes los cubanos lo que tienen que hacer es agarrar a Raúl Castro en una mentira, y entonces le hacen lo que los americanos le hicieron a Nixon cuando lo de Watergate”. Nada, que hemos sembrado en la arena y arado en el mar.

Y que conste, que estoy hablando de los buenos porque los malos- que son muchos- andan en desfiles con pancartas con la efigie del asesino Ernesto "Che" Guevara.

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