martes, junio 01, 2010

Por: Moisés Absalón Pastora. DETALLES DEL MOMENTO. ESTADO DE SITIO.

El centro de la crisis política creada por la dictadura contra el país es el estado agónico de la institucionalidad. Democráticamente estamos a punto de desaparecer de la sociedad de países libres que nos observan estupefactamente tratando de entender qué pasa en la cabeza de un Daniel Ortega que avanza hacia atrás en términos de respeto a la ley y que ahora apunta a dar el tiro de gracia a la justicia tomándose la Corte Suprema a través de sicarios disfrazados de magistrados y de otros usurpadores que nada tienen de diferentes a los asaltantes comunes que arrebatan carteras frente a las narices de la autoridad policial.

No cabe duda que la serpiente nos ha picado. Su veneno coaguló la sangre de la nación y así los órganos de nuestro cuerpo se mueren. Al paciente en su lecho de enfermo lo están desconectando poco a poco de los aparatos que superficialmente lo mantienen vivo, mientras los sepultureros, que pretenden los despojos del agónico, tramitan en la Secretaria General del FSLN una autopsia que diga que Nicaragua murió por muerte natural y no por un asesinato evidente que todos los días inducen para domesticar a los dolientes, a nosotros, la mayoría de los nicaragüenses que sabemos quién o quiénes son los asesinos de la madre tierra que nos vio nacer.

La Procuraduría de los Derechos Humanos es un circo donde habita un payaso que ni el rostro le ayuda para disimular la partidarización descarada que hizo para salir al paso únicamente de los izquierdos humanos. La Contraloría General de la República, que en su momento fue ordenada como la fiscalizadora de los bienes del estado, es ahora el santuario de la impunidad donde todos sus funcionarios son fantasmas siendo el mayor de ellos Guillermo Arguello Poesy que pidió la presidencia del ente al FSLN en una coyuntura triste en que le era inminente la amputación de la otra pierna y situación que le permitiría a Luis Ángel Montenegro, vicepresidente entonces, para asumir el cargo y reposicionar así a los rojo y negros en el control de la entidad. El Consejo Supremo Electoral es un chiquero. El ambiente ahí es propio de la hediondez porcina donde a todos los chanchos se les está venciendo hoy el tiempo o el periodo para seguir consumando fraudes que han colocado al país al borde de acontecimientos trágicos que no queremos que vuelvan pero que parecen ser la única salida ante la galopante estampida de una dictadura que avasalla y que atropella la paz.

La Asamblea Nacional es el último reducto que queda a los demócratas para al menos berrear. Sin embargo a los empresarios les cayó graciosa la broma del dictador cuando les pidió apoyo para disolverla. A lo mejor es la lógica derivada de los pactos entre la dictadura y el COSEP, en términos de beneficios para ambos, pero al margen de que los dos vivan en un solo Kupia Kumi, dadas las consecutivas reuniones que han sostenido, la crisis sigue siendo económica y más que económica política. Este silencio disimulado de nerviosas carcajadas, que debió ser una oportunidad para golpear el estrado al gorila, es triste porque es fácilmente perceptible que para los acaudalados dueños del dinero es indiferente que mientras ellos estén bien los demás estén mal, aunque los demás sean los trabajadores humildes y asalariados que les hacen sus gruesas carteras. Pero al margen de esas consideraciones la Asamblea Nacional está controlada por la ilegalidad. Ahí el orteguismo tiene 38 votos legítimos pero los otros que hacen los 47 o los 48 son producto del mercado de la inmoralidad o de la magia de sacarlos del sombrero. Que ahora tengan esa “mayoría” no implica la normalización política del parlamento y no puede significarlo porque los continuos golpes a la constitucionalidad, más de 65 en el en los tres meses, son un golpe tras otro y en esa medida han venido demoliendo poco a poco desapareciéndola hasta reducirla a un sitio físico pero no institucional.

Después queda la Corte Suprema de Justicia seguramente el mejor referente de la mega corrupción de la dictadura, de la anti ley, de la soberbia y de la prepotencia personificada en la vulgaridad de magistrados y usurpadores orteguistas que se auto imponen más allá de una constitución mancillada y violada que sufre y llora porque se ve pintada e indefensa frente al manoseo moclin de aberrados que por sus mentes pervertidas apuestan a que sus matonerías amedrentan a todos y que lo que hacen y dicen es verdad calada en piedra. En ese sentido si el Consejo Supremo Electoral es el chiquero de la dictadura la Corte Suprema de Justicia, representada en la bancada orteguista, es la cuita donde las pezuñas de los cerdos patean y revuelven la ñaña que solo ellos mismos se pueden hartar.

Pero no podemos en todo éste genocidio contra la institucionalidad dejar por fuera el triste papel de la policía y del ejército que de nacionales no tienen nada. Igual que todos los órganos del cuerpo que conforman a la nación éstas dos estructuras castrenses, bajo el argumento de responder fielmente a una constitución que está siendo asesinada frente a sus narices, no hace nada para advertir que no se prestará a mancillarla, sino que por el contrario es cómplice del terrorismo de las turbas mientras se exhibe al lado del terror para establecer de qué lado están las cañas huecas.

De lo anteriormente expuesto todos los nicaragüenses tenemos conciencia de la gravedad del asunto y más aun de que tras bambalinas hay un plan maquiavélicamente concebido para que paralelamente al desmantelamiento de la democracia, que está en marcha y en su etapa definitiva, se creen grupos de individuos que desde su discurso radial, desde donde falsamente se hacen oír como líderes generadores de opinión, hagan causa común con la dictadura para impedir la unidad de las fuerzas que con organización y estructura representan la posibilidad real de matar al perro para que se acabe la rabia.

Esos perorateros -franco tiradores contra la unidad- son cómplices y ejecutores del estado de sitio impuesto por el orteguismo a la democracia. Se disfrazan de libertadores pero sus acciones demuestran que están del lado de los que esclavizan. Condenan los pactos pero aquel que tiene su propio club de aduladores y de serviles y que se caracteriza por andar del timbo al tambo minando a los partidos de los que se ha servido, tiene su propio pacto con Daniel Ortega que los mismos tiliches rojo y negros reconocen y de ahí que ya le anden haciendo favores al microfonero inadaptado que relincha y lanza cozes porque Arnoldo Alemán lo ignora, no lo determina y no lo nombra, pues al fin y al cabo es una insignificancia fracasada que aunque lo sigue intentando no ha podido ni podrá destruir al PLC, la más fuerte de las instituciones políticas del liberalismo que después de tantas decepciones se propuso nunca más dar calor a las víboras que muerden la mano de quien le ha dado de comer.

Por lo anterior es que vivimos bajo un claro e inocultable estado de sitio. La dictadura al actuar desde diferentes frentes y escalar los atropellos contra la constitución, sabiendo que tiene de su lado al ejército y la policía, lo que hace es negar los derechos de todos los nicaragüenses y lo único que necesita es que las cañas huecas se mantengan en sus covachas mientras sus perros rabiosos, siendo representantes de las minorías, ladren a más no poder y si eso no es suficiente entonces se lanzan a las calles encabezando las hordas pandilleras que imponen su ley a punto de morteros consignas y ofensas.

De estas cosas que son la evidencia del golpe de estado y por supuesto del consecuente estado de sitio es que aquellos que se disfrazan de libertadores deberían hablar pero no lo hacen porque tienen la boca llena, porque se dieron cuenta que siendo objeticos cañoneables pueden ganar sin trabajar, que pueden recibir favores y que es ahora o nunca porque después de pelearse con todos su mañana es incierto y que por ende es mejor ejecutar el encargo pagado tal y como es el detente a la unidad.

Debemos romper el estado de sitio. No podemos permitir que los disociadores distraigan nuestra atención. Esas lenguas de fuego al servicio de la dictadura hoy están lanzadas a calcinar la visión responsable, aunque tardía si se quiere, de Eduardo Montealegre por suscribir la intención de unidad que nos lleve a la conformación de un solo partido liberal sin apellidos para que sea éste, desde una verdadera recomposición integral de sus estructuras y componentes humanos, la casa y el paragua donde converjan los que no estamos enfermos de protagonismos, niños creemos mesías, ni Rambos que todo lo pueden, ni iluminados que andamos fijando posiciones que nadie nos pide, sino gente consciente de que la fuerza y el poder no se origina del grito y la vulgaridad, sino de la razón, la sensatez y la seriedad, por supuesto tres conceptos que no están al alcance de los que sí son brutoskys.

POR NICARAGUA CUESTE LO QUE CUESTE ASI PENSAMOS EN EL MOMENTO.


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