lunes, agosto 16, 2010

ENCUENTROS CERCANOS DEL TERCER TIPO.

Como si se tratara del más grande de los nicaragüenses la dictadura en el poder impuso una serie de actividades para celebrar los ochenta años de existencia a Tomas Borge M, el tristemente célebre Ministro del Terror en la década perdida sobre quien pesan los alaridos de cualquier cantidad de torturados y no pocas vidas a tuto cuando en la década perdida personificó lo más detestable en ese colectivo malévolo y perverso que la tierra reclama.

En mi vida por circunstancias o por casualidades he tenido varios encuentros del tercer tipo con éste sujeto y digo encuentros del tercer tipo porque ese fue el título de aquella película Steven Spielberg en el que los terráqueos teníamos por primera vez contacto visual con los extraterrestres, aunque no son pocos los que en un mismo sentido dicen que Tomos Borge M es el actor principal del Señor de los Anillos, encarnado en esa fealdad llamada Smilgor.

La primera vez que tuve cerca a éste tipo fue cuando días después del 19 de Julio, un grupo de habitantes de Colonial Los Robles, en aquel sopor embriagante de la revolución donde todo era pureza y cualquier cosa nos parecía celestial, se reunía en una esquina para debatir cómo en lo sucesivo se llamaría aquel residencial que siempre fue Colonial Los Robles y nunca Pancasan.

No sé si Tomas Borge M estaba invitado, no lo creo, pero el dirigente “revolucionario” apareció montado en dos espectaculares Mercedes Benz confiscados al propio Anastasio Somoza Debayle, uno para él y el otro para sus escoltas. Ahora me rio de aquello pero en el momento me emocionó ver bajar de esos automóviles de lujo, que contrastaban con el discurso austero de los dirigentes rojo y negros de entonces, al único sobreviviente del FSLN. Sí, ante mí estaba el Ministro del Interior, enfundado en un impecable verde olivo con un par de escuadras, una a cada lado del cinto, con una bien empavonada sub-ametralladora UZI en mano, una bandolera de magazines atravesada en equis por el pecho sobre el que resaltaban cuatro granadas y una bayoneta por si acaso le tocaba un combate cuerpo a cuerpo con algún invasor imperialista. Su caminar corvo, su acento cubano, su mirada indagadora era en síntesis la expresión de su prepotencia, esa imagen de la que jamás se desprenderá y se llevará a la tumba porque en esa mafia colectiva representada en la llamada “Dirección Nacional” de los más atorrantes el fue y será siempre el campeón.

Año y medio después, trabajando como administrador del Restaurante “Caballo Bayo” que quedaba donde ahora son las Brasas en Camino de Oriente y que resultó ser un experimento exitoso de mí siempre recordado y apreciado Don Leonardo Sánchez, al que envió un cariñoso saludo, estaba disponiéndome a abrir los candados del negocio cuando observé un amplio despliegue militar en la peluquería el Adán 2000 que estaba contiguo y es que Tomas Borge M había llegado para sacarse punta (Cortarse en pelo). El sujeto entró a donde iba y yo a lo mío para preparar la faena del día. En eso estaba cuando a la hora de aquel despliegue en la peluquería, en el momento que contaba el dinero para establecer el monto que dejaría al cajero, sentí una sombra que pasaba por mi espalda rumbo al corredor que lleva a la cocina y cuando percaté es que militares que ya había visto antes se tomaban el lugar. Levanté la voz contra aquel atropello pero nadie se inmutó y fue entonces que tuve otra vez un encuentro cercano del tercer tipo con Tomas Borge M.

Ahora el tristemente célebre Ministro del Interior, diferente a la primera vez que lo vi, ya no cargaba el tonelaje de armas de aquel encuentro en Colonial Los Robles. Ahora su vestimenta era sobria aunque inevitablemente ridícula. Imagínense andaba puesto un overol verde olivo que usan los pilotos del imperio norteamericano y sobre sus botas impecablemente lustradas una pistola pequeña de acuerdo al tamaño de quien la portaba. Pudo haberme dado risa pero sentí el ambiente rancio. Los guardaespaldas que entraron como perros por su casa y el mismo “sastrecillo valiente” que ni siquiera dijo buenos días me cortaron por segundos cualquier reacción hasta que la voz del inoportuno visitante se hizo escuchar: ¿Tienen lenguas de Faisán? Me quedé mudo y poco después solo se me ocurrió repreguntar ¿Lenguas de Faisán? La respuesta fue inmediata; Sí lenguas de Faisán.

Nuestro plato fuerte era el “Caballo Bayo” y en su ramo el restaurante para el que yo trabajaba era el especialista aunque además nuestro menú ofrecía comida internacional. Por eso ante aquel raro deseo “revolucionario”, del Ministro del Terror que estaba frente a mí, no tuve más reacción que poner frente a sus ojos las opciones gastronómicas que ofrecíamos y sin decir una sola palabra me quedó viendo, dio la vuelta y se fue llevándose toda la jauría que le acompañaba. En aquel momento supe que quien había estado frente a mí era la representación personificada de la ostentación y hasta de la burla contra la gastronomía nacional porque a la fecha no creo que exista un restaurante que sirva estas delicatesen.

Después comenté el episodio a Don Leonardo Sánchez que se tiró una carcajada y de la misma al chef del restaurante. Este último me dijo que las Lenguas de Faisán es un plato no solo sumamente exótico pero de igual manera caro y que son pocos los restaurantes en el mundo que lo sirven. Te imaginas me dijo el Chef cuantos faisanes necesitas para sumar en un solo plato unas cien lenguas que además que no son muchas. Para entonces éste quien les habla había roto totalmente con aquellos bárbaros, que más refinados que Somoza, empezaban a demoler lo poco de libertad que nos quedaba.

En 1990 cuando la Unión Nacional Opositora desmonta del poder a los nueve zánganos de la mal llamada “Dirección Nacional” y ya los dioses del Olimpo andaban solos como cualquier parroquiano se dio un suceso en los semáforos de la ferretería Tobbie o del Puente Lareynaga que seguramente todos recordaran. Tomás Borge pasó por ahí y un muchacho con el único interés de vender su mercancía puso sobre el para brisas de la camionetona del entonces ex-ministro del terror unos garrobos que hicieron brincar del susto al sastrecillo valiente -seguramente por ver a su misma especie- a tal extremo que el flamante fundador del FSLN se bajó del vehículo para cachiporrear al pobre chavalo ante la sombra protectora del sicario que lo acompañaba.

Eso no lo vi pero lo leí en los periódicos. Sin embargo y como efecto colateral un día de tantos en esos meses recientes que sucedieron a la victoria electoral de la UNO, por casualidad me tocó subir las escalinatas de Los Antojitos que quedaban donde ahora está la Casa de los Mejía Godoy, junto al “sastrecillo valiente” que con la misma cara de pocos amigos de siempre caminaba como pavo real. En eso estaba cuando en la parte del fondo se encontraba un chontaleño, con la usanza característica de los vaqueros con unos buenos piquisñuquis entre pecho y espalda que lo tenían bien en calichado. No me cabe duda que para sujetos como Tomas Borge andar suelto por esos tiempos era un acto de temeridad y lo fue porque aquel Chontaleño en cuanto lo vio se soltó en improperios contra el fundador sobreviviente y a grito partido le dijo entre otras cosas; “Enano hijo de la tal gran tal, asesino maldito, ladrón, piñatero, atrévete conmigo que no soy garrobero y otro montón de cosas que congelaron e hicieron dar vueltas a éste tipo al que le celebran ochenta años y le dan hasta las llaves de la ciudad de Granada como para humillar a los sultanecos que no comprenden como un alcalde, de apariencia democrática, premie a semejante monstruo que es un verdadero anti motín porque cuando llega a cualquier parte, sobre todo si es un restaurante, dispersa a toda persona que éste que le quede cerca porque no hay quien lo soporte.

Esto es así no solo por la repulsa natural que por sí mismo genera sino por la historia tenebrosa que lleva encima. El octogenario éste que debería estar tratando de arreglar las cosas pendientes que tiene con el Creador en sus últimos días, más bien en la prolongada soberbia de toda su vida se ha propuesto con éxito en seguir cayéndole más mal a la gente porque además de los crímenes y torturas comprobadas que tiene, viene hoy, como ave agorera, como anunciante de la maldición, ha hablarnos de un FSLN con vida política para más de cien años.

Detrás de eso lo que hay no es una expresión jubilosa como reconocimiento aun partido popular y carismático, sino la invitación a profundizar la dictadura a través de mecanismos de fuerza donde no quede duda que para los rojo y negros el poder no se rifa sino que se sostienen con las arma que están en poder de un ejército y una policía dispuesta a suicidar la institucionalidad que un día tuvieron.

Para que el mensaje nos quede claro a quien ponen a saludar los ochenta años de Tomas Borge M es a Lenin Cerna Juárez, su pupilo, un genocida hecho a su medida y que hoy escupe en rueda de gentes decentes que todavía lloran el asesinato de los suyos a manos del Director General de la Seguridad del Estado, tan temible, tan sangrienta, perversa y tan criminal de lesa humanidad como la GESTAPO de Hitler. Lo que le celebran a Tomas Borge M no son esos ochenta años en los que hay que contar aquellos en los que estuvo preso y donde cantó tanto que fueron muchísimos los cuadros del FSLN asesinados por la guardia nacional. Lo que en realidad le celebran a ese pequeño monstruo es que haya dado el santo y seña para que Daniel Ortega y su camarilla corrupta “haga lo que tenga que hacer” para no arriesgar el poder porque perderlo sería el más alto de los costos políticos a pagar para esos piratas que andan tras el botín entre los cuales se cuenta él.

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