viernes, octubre 14, 2011

ALGO DE VALOR

Recientemente regresé de presentar un taller en Cincinnati y al detenerme junto a la caseta de pago del estacionamiento del aeropuerto, le entregué mi boleto, me dio una gran sonrisa y dijo: “¡Hola! su cuenta es de $30.50”.

“¿$30.50?” repetí incrédulo. “Sólo estuve aquí por 24 horas. ¡Sólo quiero pagar por estacionarme… no comprar el lugar!” Se rió y dijo: “Sí, son $30.50 por estacionamiento de 24 horas. Así que, ¿cómo fue su viaje? ¿Tuvo un buen tiempo?”

Todavía estaba asombrado con el precio pero él estaba siendo tan cordial que toda tentación de frustrarme comenzó a disiparse. Conversé un poco con él sobre mi viaje, le pregunté por su día y pagué mi cuenta sintiéndome mucho mejor de lo que me hubiese sentido si él no hubiera sido tan amigable.

Ahora, algunos pudieran decir que este caballero tenía derecho a estar infeliz y amargado ya que, después de todo, su empleo no es el mejor. Tiene que tratar con gente grosera que resiente pagar $30.50 por estacionarse 24 horas, tiene que laborar en un espacio cerrado sin mucha oportunidad de estirarse ó recibir estimulación visual, y probablemente no gana mucho dinero. Sin embargo, él agregaba valor incondicionalmente sin una retribución obvia ni inmediata por hacerlo.

Lo que él entendía y que yo intento hacer a otros entender es que, entre más valor ofrecemos incondicionalmente, más abundancia disfrutaremos. Dar por interés crea sentimiento de temor (¿y qué si no recibo nada por lo que doy?) y escasez (no tengo suficiente para justificar dar a los demás sin un claro beneficio para mí); dar incondicionalmente crea la sensación de abundancia.

La gente que se siente rica y bendecida y que agregan valor a sus empleos sin importar su paga, le dejan saber al mundo que están listos para recibir aún más riqueza. Pudieran recibir un aumento ó un regalo inesperado, ó pudieran atraer la atención de alguien que quiera contratarlos para un mejor empleo. Al alejarme del estacionamiento, pensé cuánto valor y entusiasmo traía ese caballero a su trabajo si puede tratar con clientes molestos todo el día y, para temprano en la noche, todavía tener gozo que compartir con otros. ¡Pensé que me gustaría emplear a ese tipo!
Peggy McColl

La reflexión de hoy nos anima a agregar valor en todo lo que hacemos, ya sea en el empleo, en la comunidad y aún en nuestra familia, a través de nuestras actitudes y acciones. Resulta increíble cuánto podemos impactar no sólo en el ambiente que nos rodea sino también en las personas con las que entramos en contacto diariamente… sea que el contacto largo o corto.

Creo que si estamos buscando superarnos y progresar en nuestro empleo o negocio, esta reflexión nos da una pauta a seguir que no sólo resultará provechosa sino que nos alineará más aún con los principios de vida y testimonio que Dios tiene para nosotros. Adelante y que Dios les continúe bendiciendo.

Moisés Absalón.

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