sábado, noviembre 17, 2007
EL VINO, ¿ALIADO DE LA SALUD?
Beber alcohol, moderadamente, disminuye el riesgo de infarto pero hacerlo sin control provoca miles de muertes. Antes de la prohibición se debe educar sobre su consumo a fin de lograr un equilibrio: especialistas
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El Universal
Sábado 17 de noviembre de 2007
VALLADOLID, España.— Desde hace 30 años aproximadamente se han realizado diversos estudios que demuestran que el consumo moderado de alcohol (etanol) incrementa los niveles de lipoproteína de alta densidad (HDL), el llamado colesterol bueno, y retrasa la aparición de arterioesclerosis (obstrucción de las arterias) con lo que se reforzaría el sistema cardiovascular.
No obstante existen discrepancias sobre cuál sería la dosis óptima de alcohol que disminuiría de forma más intensa el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular al tiempo que evitaría los efectos tóxicos sobre otros órganos y sistemas del organismo.
Para resolver esta controversia, médicos chilenos y españoles abordaron el tema durante una mesa redonda en el congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, que se celebró el 9 de noviembre en esta ciudad española, en donde se reunieron más de 4 mil médicos de familia.
Los especialistas que discutieron acerca del tema coincidieron en que la población recibe a menudo mensajes ambiguos y contradictorios respecto al consumo de alcohol, en general, y vino tinto, en particular, por lo que casi todos los días en las consultas tienen que contestar preguntas como:
—Doctor, ¿si me tomo una copa de vino todos los días, tengo menos riesgo de sufrir un infarto?
Las preguntas de ese tipo son más frecuentes, especialmente en países europeos con una gran actividad vitivinícola como España, Francia o Italia, o Chile, en América, donde la relación entre vino y salud despierta polémica al mezclarse el debate puramente científico en torno a los efectos del vino sobre la salud cardiovascular y la cultura del vino.
“El doble efecto”
Estudios científicos han encontrado relación entre consumo moderado de vino o alcohol como protección frente al riesgo de infarto y a la enfermedad cerebro vascular.
En el caso del vino, al contener polifenoles (más de 8 mil componentes) y antioxidantes, el efecto antiinflamatorio, antioxidante,y anticoagulante se potenciaría, dijo Francisco Pérez Jiménez, del Hospital Reina Sofía de Córdoba.
Pero a la vez, el consumo excesivo de alcohol y vino es el responsable de 3% de los fallecimientos en el planeta, causando 1 millón 800 mil muertes al año.
En España y en México, es la sustancia sicoactiva de mayor consumo, lo que provoca accidentes de tráfico, laborales, violencia doméstica y más de 60 patologías asociadas con el hábito de beber.
“La complejidad del tema no nace sólo de ese ‘doble efecto’ que pueda tener sobre la salud: beneficioso o perjudicial, en función de la cantidad ingerida y de la susceptibilidad de la persona que lo consuma, sino también del hecho de que podamos tratar este tema como profesionales de la salud. Es decir, ¿recomendamos a nuestros pacientes que beban una copita de vino todos los días?”, cuestiona la doctora Joima Panisello, directora del Programa Español de Formación de Lípidos y Factores de Riesgo Cardiovascular.
Para el doctor Ramón Estruch, investigador del Instituto de Salud Carlos III de Madrid, el consumo de alcohol tiene una doble cara por lo que la recomendación de beber o no debe hacerse de forma individual y conociendo muy bien las circunstancias de cada paciente.
“Numerosos estudios realizados en poblaciones tan dispares como Francia, China, o Estados Unidos muestran que el riesgo relativo de muerte es menor en los consumidores moderados de alcohol que en los abstemios y menor que el riesgo de los grandes consumidores de alcohol”, manifestó.
Para este investigador la cosa está muy clara: “ a un varón mayor de 40 años, abstemio que haya padecido un infarto yo le recomendaría que tomara una copa de vino tinto cada día”.
La recomendación
Para la nutrióloga chilena Ada Cuevas, presidenta del Grupo chileno para el Estudio de la Arterosclerosis, “la cantidad recomendada sería no más de un trago al día para las mujeres (un trago es equivalente a 150 ml. de vino; 360 ml. de cerveza y 45 ml. de licor) y no más de dos tragos diarios para los varones”.
En cualquier caso, la recomendación nunca se haría para los menores de edad, y para determinados grupos como las mujeres embarazadas o personas con antecedentes de alcoholismo en la familia. “Por ello la recomendación siempre debe ser individualizada y consensuada con el paciente” enfatizó Federico Leighton, de la Universidad Católica de Chile y vicepresidente de la Comisión de Nutrición y Salud de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) de París. “La educación de la sociedad respecto al consumo de alcohol debe hacerse por encima de la prohibición, de tal forma que consigamos un equilibrio. El vino es parte de nuestra cultura y el vino está mencionado incluso en el Génesis de la Biblia”. Es más, España con un consumo de 26.7 litros de vino al año (frente a países como Chile donde se consume 16.3 litros anuales) ha conseguido una de las tasas de longevidad más alta del mundo”, indicó.
“En diferentes civilizaciones, el hombre ha sabido que la fermentación natural de una gran variedad de frutas, cereales y otros vegetales que contienen azúcar o almidón como la uva, la manzana, la caña de azúcar, la cebada o el maíz, produce un líquido de buen sabor, cuya ingesta determina en el bebedor efectos psíquicos de agrado que favorecen su sociabilidad, lo que ha generado una costumbre aceptada hasta nuestros días en la mayor parte de los países, aun cuando se sabía, además, que el descontrol con un consumo excesivo era dañino para las personas y la sociedad” recordó Carlos Alonso Raby, catedrático de Medicina Interna de la Universidad de Valparaíso (Chile).
Los estudios dejan claramente demostrado, continúa el doctor Pérez Jiménez, que el consumo moderado de bebidas alcohólicas reduce el riesgo de mortalidad en especial de causa cardiovascular. “Asimismo, existen suficientes investigaciones, tanto en animales como in vitro, indicativos de que los mecanismos implicados en la aterogénesis pueden ser modificados por el consumo de bebidas alcohólicas y en especial de vino tinto y de sus componentes fenólicos”.
No obstante, los expertos insistieron en que hacen falta más datos para recomendar activamente que los no bebedores consuman vino tinto para reducir el riesgo cardiovascular, aunque se mostraron escépticos a que se realicen por el componente ético.
“Corremos el riesgo de promover el consumo de alcohol, de un producto que sabemos es muy tóxico cuando se consume en grandes cantidades”, comentaron algunos de los médicos participantes.
Por ello, los expertos se quedaron con la recomendación de la American Heart Association que aconseja que el consumo de bebidas alcohólicas debe quedar en el ámbito de la negociación personal entre paciente y médico, de este modo.
“El médico puede aceptar su prudente ingesta, pero no estimularlo en los no bebedores”, apuntó el doctor Pérez Jiménez.
Así, el vino, además de ser cada vez más un signo de distinción, podría ser un excelente protector contra enfermedades cardiovasculares, principal causa de muerte en México
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