Aprendí y decidí:
Y así, después de esperar tanto, un día como cualquier otro, decidí triunfar. Decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas. Decídí ver cada problema como una oportunidad de encontrar una solución. Decidí ver cada noche como un misterio a resolver. Decidí ver cada día como una nueva oportunidad.
Aquel día, descubrí que mi único rival, no era otro que mis propias debilidades, y que en ellas, estaba la única y mejor forma de superarnos; aquel día dejé de temer el perder y acepté que no era yo el mejor y quizás nunca lo fui; me dejó de importar quien ganara o perdiera, ahora me importa, simplemente, verme mejor que ayer.
Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir. Aprendí que el mejor triunfo que se puede tener, es el derecho de llamarle a alguien "amigo".
Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento. "El amor es la filosofía de la vida". Aquel día, dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia luz tenue de este presente.
Aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demas.
Aquel día decidí cambiar tantas cosas.
Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad y desde ese momento, ya no duermo para descansar. Ahora, simplemente duermo para soñar... y al despertar, tomo aquellas decisiones que no me atrevía a tomar.
(Escrito repartido a la salida de una iglesia de un barrio de Colombia)
martes, abril 24, 2007
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