UN CUENTITO CUBANO MUY SIMPÁTICO

"Casos y cosas de Cuba:

Marisol y Gustavo se divierten.

Raúl Soroa

LA HABANA, Cuba – Agosto (www.cubanet.org) - Marisol y Gustavo deciden tomar una parte de sus magros ingresos para regalarse una noche de distracción y recreo. Es una decisión difícil, ellos trabajan en una empresa estatal como contadores y su salario en moneda nacional apenas alcanza para comprar la cuota que reciben por la libreta de abastecimientos.

Marisol y Gustavo han logrado formar una bella familia, viven en un modesto apartamento en la antiguamente hermosa barriada del Vedado, hoy venida a menos, en compañía de sus dos hijos, un varón de nueve años y una niña de seis. La madre de Gustavo vive en Miami, es una persona muy trabajadora y con mucho esfuerzo logra enviar a su hijo alguna que otra vez algo de dinero.

Por primera vez desde que se casaron Marisol y Gustavo logran estar solos, la madre de ella accedió a cuidar por un fin de semana a sus nietos. Es la gran oportunidad, hace años que no pasean solos, que no van un cabaret o a un club nocturno o a una discoteca a beber unas copas y bailar. Consultan a los amigos, buscan en la guía telefónica y descubren que los lugares más o menos aceptables son todos en moneda libremente convertible.

Marisol y Gustavo hacen cuentas, lo piensan bien, les cuesta trabajo decidirse. Al fin un vecino les recomienda un sitio muy agradable cerca de la casa. “Es ideal”, les dice, “no tienen ni que ocuparse del transporte”. El amigo enumera las ventajas, está cerca, es barato y se pasa muy bien la noche. El amigo les asegura que con 20 CUC pueden pasar una buena noche. 20 CUC es mucho dinero para ellos, equivale a todo el salario de un mes de Marisol y una parte del de Gustavo. Buscan en la reserva estratégica del dinero que envía la mamá de Gustavo, quedan 40 CUC. Se deciden.

Marisol y Gustavo escogen sus mejores ropas y felices se encaminan al Club del Humor “Cocodrilo”, famoso por los excelentes humoristas que allí trabajan. Al llegar al Club se encuentran con que son los segundos de la cola. “Caramba, qué suerte”, dice Marisol, y esperan. Un cartel dice que abre a las 10 en punto. Pronto la cola crece, la gente se aglomera junto a la ventanilla, Marisol comenta a su esposo las buenas ropas que llevan, tan diferentes de sus “trapos” pasados de moda, los celulares y joyas que exhiben sin recato ¿Quiénes son?, se preguntan ambos.

Marisol y Gustavo ven llegar las 10 en punto, las 10 y 30 y la ventanilla de venta de entradas permanece apagada, mientras muchas parejas entran como si nada por la puerta principal, luego de saludar al portero.Marisol y Gustavo se acercan y preguntan. “Es que tienen reserva”, dice el portero.

Pero siguen entrando, y la ventanilla continua apagada, y pasan los minutos y ellos parados frente a la ventanilla en compañía de otras parejas que comienzan a protestar. Al final, a las 11 de la noche, el portero exige que le presten atención e informa que sólo quedan banquetas alejadas del escenario.Marisol y Gustavo pagan los 10 CUC de la entrada y entran al fin al local. Una muchacha les guía a un sitio cerca de los baños, alejado del escenario, muy alejado, y les sientan en una incomodas banquetas sin respaldar, siguen entrando parejas y ocupando más y más banquetas, el lugar se abarrota.

Marsisol y Gustavo disfrutan de un excelente espectáculo, de primera. No ven bien de donde se encuentran, pero están dispuestos a que nada les estropee su noche, sabe Dios cuándo se repetirá.

Se retiran a las tres de la mañana luego de reír y bailar de lo lindo, y se preguntan: ¿De dónde saca el dinero la gente? ¿Esos que entraron sin hacer cola tenían de verdad reservación? ¿Por qué cobran igual por una mesa frente al escenario que por una banqueta sin respaldo en el fondo del local? ¿Quiénes son esos privilegiados de buena ropa y celulares?

Nada, casos y cosas de Cuba.


(NOTA: Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba controla el acceso a Internet.

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