viernes, abril 19, 2013

EL PAÍS DONDE POETA SE ESCRIBE CON "U"


No cabe duda que Rubén Darío fue un fenómeno trascendental que ha impactado a los nicaragüenses de manera insospechada. Al igual que un meteoro que choca contra la tierra y cuyos efectos van más allá de la huella que queda incrustada en la superficie del planeta, el padre del Modernismo y su obra siguen causando conmoción en la vida nacional. Para una gran mayoría ha sido el referente inalcanzable, provocando resignación en algunos y un vano optimismo en otros, en el sentido de que ese milagro podría volver a repetirse en algún conciudadano.

En general se observa un sentimiento de respeto hacia el gran vate, sacralizado a través de diversas manifestaciones y todo aquel que ha osado romper esa devoción ha sido acreedor de las más duras críticas y se ha convertido en candidato al olvido.

Manolo Cuadra escribió un poema a Don Rubén Darío que reza en una de sus estrofas:

“El mal que nos hiciste, ¡oh, maestro!
Porque en tus filosofías de culebra
guindadas de unas ramas nos dejaste tus mudas
que vistieron después los papanatas”.

No obstante, sería Gonzalo Rivas Novoa, conocido como Ge Erre Ene, quien bajó de su pedestal a Darío, llevándolo a la acera a través de las parodias que realizó de algunos de sus poemas. Rivas Novoa era un escritor, periodista, poeta, pero más que nada humorista, nacido en Chinandega en 1906, aunque algunos insisten, quién sabe con qué propósito, en que nació en Masaya. Era hermano del recordado periodista Gabriel “Gabry” Rivas Novoa, uno de los fundadores del diario La Prensa. La figura de Ge Erre Ene se ha difuminado hasta el punto que de su vida se guardan episodios que en la distancia parecen leyendas de la vieja Managua. Encontrar una versión impresa de alguna de sus obras es misión imposible, pues la única que ha sido reimpresa en varias ocasiones fue la de su libro “Morado”, que el autor calificó como poesía bufa y en donde aparecen las mejores parodias de los versos de Rubén, así como unas cuantas de otros autores. Tengo el privilegio de guardar un ejemplar de la última impresión realizada en 1996 que gentilmente me obsequiara mi hermano Ovidio y al cual acudo a leer cada vez que necesito reafirmar que la única forma de soportar esta vida es no tomándola en serio.

Tan solo en el prólogo de “Morado”, Ge Erre Ene marca su posición ante Darío:

“Pero- le respondo- quien hay que demarque
cual es la frontera de la devoción,
si Rubén Darío se exhibe en un parque
con cuatro mujeres y…en camisón?”

Lo genial de la pluma de don Gustavo descansa en gran parte en su carácter, pues era una persona extremadamente sencilla y humilde, sin pretensiones de ninguna clase, que se mezclaba con el pueblo y llegó a compenetrarse en todos los vericuetos de la idiosincrasia tan especial del nicaragüense.

De esta forma, las parodias de los versos de Darío llegan a sorprender por transformar una inspiración de lo sublime a lo estrictamente callejero.

Así encontramos que Lo fatal se convierte en El Caracol,

“Dichoso el asno que es apenas comprensivo”,

La archi declamada A Margarita Debay le pasa a ser Cupertina,

“Era este un rey que tenía
por docenas las amantes
una hermosa pulpería
con una urna y dos estantes
una linda mandolina
un reló de hacer cu-cú
y una muchacha monina
tan malcriada Cupertina
tan malcriada como tú”.

Nunca imaginó don Rubén que aquel delicado Era un aire suave…, se convertiría en el flatulento Y fue un aire suave,

“Y fue un aire suave de paisados giros…
todos se miraron con ciertos recelos
y tras las risitas y tras los suspiros
recayó la culpa sobre los chicuelos”;

mientras que Sonatina se vuelve Suena y trina,

“La Ciriaca está triste, qué tendrála Ciriaca?
hace días que sueña que le mueven la hamaca
que le sueltan la trenza, que la ahoga el calor”.

Ge Erre Ene transforma a Don Quijote de la Mancha en el popular personaje de la vieja Managua, Melisandro, con la parodia Letanías de Nuestro Señor Melisandro,

“Rey de los incautos, señor de los tistes
que en un día de eclipse de luna naciste
y por eso tienes cara de ratón”.

La cabeza del Rabí, se convirtió en El pescuezo del chofer,

“Cuentos quiere niña fella?
conozco más de un millar
el cuento de un militar
de un redactor de La Estrella
de las ruinas de Pompeya
y un gringo conservador”.

La popular Del Trópico, que tantas veces fue seleccionada en la escuela primaria para que un niño se luciera en la velada de fin de año, se encuentra en Morado bajo el título, Por la Vereda Tropical, prestado a su vez del músico mexicano, Gonzalo Curiel,

“Que alegre viene doña Juanita
Que zandungueo tan requeté
Su perro ladra, su pito pita
y si se pone coloradita
es por aquello del “vous sabez”.

Los aires marciales de La Marcha Triunfal dan paso a la apetitosa La Manya Rural,

“Ya viene el banquete
ya viene el banquete, ya se oye sonar la comida
satúrase el aire de olor a filete
ya viene, Qué alegre, el momento de hacer por la vida”.

Merece una especial mención, la parodia que Ge Erre Ene realizó del extenso poema de Rubén, bajo el nombre de El Negro Ají,

“Perdón, hermosa Crispina
nunca creí molestarte
y, a echar pulgas a otra parte.
No vuelvo a venir aquí.
Ya me voy a la cantina
más te dejo en la memoria
una espeluznante historia
la historia del negro Ají”.

En Morado también se encuentra el célebre poema de Juan de Dios Peza, Reír Llorando, que don Gustavo cambió a Salir Perdiendo,

“En este mundo ruin, según yo miro

(PUBLICADO EN SACUANJOCHE POR CLAUDIA VERUSKA)

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