Nicaragua atraviesa un momento crítico. "El proyecto de Daniel Ortega es dictatorial y rompe con más de 15 años de construcción democrática". Son las palabras de Gilles Bataillon, director de Estudios de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París y uno de los grandes expertos en sandinismo. Bataillon participó ayer en una conferencia sobre el país centroamericano en la Casa de América de Madrid.
Hay signos evidentes del difícil momento que atraviesa el orden político de Nicaragua. La oposición no reconoce la legitimidad de las elecciones municipales de noviembre de 2008, y el pasado mes de enero, el ex presidente Arnaldo Alemán (1997- 2001) fue absuelto de los delitos de corrupción por los que había sido condenado a 20 años de cárcel. El Gobierno nicaragüense ha declarado que los comicios fueron avalados por los observadores internacionales y que sólo compete a la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua pronunciarse sobre su legalidad.
Por otro lado, los partidos políticos que denunciaron el pacto entre Daniel Ortega, presidente de Nicaragua desde 2007, y Arnaldo Alemán, recibieron como respuesta la exclusión del juego político. Fue de esta forma como, en julio pasado, al Movimiento Renovador Sandinista (MRS), fundado en 1995 por Sergio Ramírez, Dora María Téllez y otros opositores al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN); al Partido Conservador (PC) y al Partido Movimiento por la Unidad de la Costa Atlántica (Pamuc) se les prohibió participar en las elecciones municipales de noviembre. "La democracia no es simplemente efectuar elecciones. Ésta tiene serias limitaciones si no hay derecho a la asociación política", afirmó Bataillon. A su juicio, en las elecciones del año pasado se registró "un fraude masivo, sin precedentes en Nicaragua".
A estas medidas se añaden numerosas intimidaciones hacia la oposición. Bataillon mencionó un incidente ocurrido en León, la segunda ciudad del país, en septiembre del año pasado. Una manifestación de la oposición fue atacada con violencia por partidarios del FSLN, encabezados por Rufus Calderón, responsable de varias ejecuciones extrajudiciales en 1979 y 1980, a los inicios de la revolución sandinista.
"Los ataques dejaron claro el mensaje. La calle pertenece al Gobierno. No es el pueblo el que forma estas turbas. Son pandilleros pagados por el Estado", sentenció Bataillon. Además, prosiguió, son cada vez mayores las amenazas sistemáticas intelectuales y antiguas figuras del sandinismo, como Ernesto Cardenal, Carlos Fernando Chamorro y los ya mencionados Sergio Ramírez y Dora María Téllez.
Fuente; (El Pais.com)
sábado, febrero 07, 2009
El momento crítico de Ortega
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