domingo, junio 29, 2008

GARROTE A LOS DONANTES, DANIEL NO TOMA EN CUENTA QUE EL TIEMPO SE LE ESTÁ TERMINANDO...



Garrote a los donantes
Carlos Salinas Maldonado y Lesly Medina Aguirre
domingo@laprensa.com.ni
Opinan los donantes

Mitsuhiru Kagami, ex embajador de Japón: “Lo más importante es que el jefe de Estado tenga una visión de cómo va a desarrollar el país, hacia dónde el país va. Hay muchas peleas dentro de la Asamblea Nacional, pero eso no importa. Lo importante es si el jefe de Estado tiene su visión de desarrollo y si los pobladores siguen esa visión...Para mí, francamente, no hay esa visión”. Eva Zetterberg, embajadora de Suecia: “Es muy importante que el Gobierno muestre su decisión de hacer cambios reales. He notado, y espero que eso se mejore con el tiempo, que no ha salido tanta información del Gobierno. La comunidad internacional estamos esperando un diálogo más estrecho y más discusiones con el Ejecutivo. Es cierto que es un Gobierno todavía nuevo, pero deberían entregar más información y tener discusiones con nosotros”. Francesca Mosca, embajadora de la Comisión Europea: “Estábamos muy ilusionados por el hecho que cuando el nuevo Gobierno llegó, tenía un país que estaba bastante bien en lo que era la macroeconomía. Nosotros los donantes nos habíamos quejado porque no había mucho enfoque sobre los sectores sociales. Para nosotros era algo integrado. El problema es que no lo hemos visto ahora por el hecho que no hay respuesta, que hay retraso, no vemos a esta política tener los resultados que nosotros esperábamos tener”.

El presidente Daniel Ortega dirigió sus cañones contra los donantes, particularmente los europeos, criticando una ayuda que de irse, pondría en riesgo la sostenibilidad económica del país y en jaque a su propio gobierno

Esa noche en Masaya hubo garrote y zanahoria. El presidente Daniel Ortega acreditaba a los embajadores de Ecuador y Venezuela, sus aliados políticos, mientras despreciaba y ofendía a los donantes europeos. Ortega tensaba así otra cuerda dentro de su política internacional. Esta vez una muy delicada, fundamental para un país hambriento que depende de la ayuda exterior.

Datos de economistas independientes muestran que los países donantes, con los europeos a la cabeza, han sido especialmente generosos con Nicaragua. El país recibe en promedio 109 dólares de ayuda por habitante, mientras que la cooperación en otros países apenas llega a 18 dólares. Además, el 75 por ciento de la inversión pública (construcción de puentes, carreteras, escuelas, hospitales) es financiada con el dinero que entra al presupuesto de manos de los cooperantes.

La cooperación internacional, explican los especialistas consultados, ha ayudado a mantener la estabilidad macroeconómica del país, el valor de la moneda y un control relativo de la inflación (aumento en los precios de productos y servicios).

Pero los números parecen importar poco al Presidente. Aquella noche de sábado lo dejó claro, cuando calificó de “minucias” la ayuda europea y llamó “moscas que se paran en la inmundicia” a estos donantes. Aunque ese nuevo discurso contra los donantes ya se venía preparando semanas antes, cuando de la boca del vicecanciller Manuel Coronel Kautz salió aquella frase de corte sexual que comparaba a los cooperantes con una gata angora. A partir de entonces, dice una fuente ligada a los organismos de cooperación, al vicecanciller los donantes lo llaman el “Coronel Caos”.

Las respuestas de los donantes a estas provocaciones se hicieron sentir. “No debe pasar por alto estos lamentables acontecimientos. ¿Qué medidas piensa tomar al respecto?”, se leía en un correo electrónico enviado esta semana por un parlamentario europeo a representantes de la Comunidad Europea en Nicaragua, exigiendo una respuesta a las declaraciones dadas ese sábado por el presidente Ortega.

Según algunas fuentes consultadas, los donantes se mostraron desconcertados frente a las acusaciones de Ortega. El domingo por la noche, un día después de aquel ataque, se reunieron a puertas cerradas representantes de Dinamarca, Países Bajos y Gran Bretaña para analizar el discurso y las acciones que tomarían. “Están molestos, pero tampoco van a retirar la ayuda”, dice la fuente ligada a organismos de cooperación.

La fuente afirma que los donantes europeos no van a tomar “ninguna actitud” frente a la posición del Gobierno, aunque explicó que las relaciones entre ambos no están en su mejor momento. “Están descontentos con el Gobierno desde hace rato porque no es serio. El Gobierno convoca a reuniones y nunca hay un acuerdo”, dice.

Entre las diferencias que se han creado entre el Gobierno y los donantes está la forma en que se debe manejar la cooperación. La fuente explica que el Gobierno ha planteado estrategias para controlar hacia dónde deben dirigirse estos fondos. La respuesta de los cooperantes ha sido reforzar la ayuda a las organizaciones de la sociedad civil y en temas de gobernabilidad.

“El contexto actual no es el mejor. Hay muchas molestias. En abril pasado los donantes dijeron que la cosa se puede poner peor. Hay muchos desacuerdos, pero dijeron que no iban a asumir un rol de confrontación con el Gobierno”, dijo la fuente.

¿Cómo se caracteriza la ayuda que el presidente Ortega se da el lujo de despreciar? La cooperación externa se ha mantenido en cifras elevadas. Según datos del economista Adolfo Acevedo Volg, Nicaragua recibió 7,304 millones de dólares entre 1994 y 2006, manteniendo la cooperación en un promedio anual de 561.9 millones de dólares, es decir el 14.3 por ciento del Producto Interno Bruto del país.

Los países europeos están entre los que más cooperación han dado a Nicaragua desde la década de 1980, cuando el país se enfrentaba al bloqueo comercial de Estados Unidos y sufría una guerra interna que había desbaratado la economía. La cooperación internacional era el oxiígeno que inyectaba aire a una nación en coma; según los expertos consultados, fueron los europeos los que otorgaron ayuda alimentaria, financiaban proyectos de desarrollo agropecuario y apoyaban en salud y educación.

Los europeos están entre esos cooperantes que Enrique Sáenz, presidente del Movimiento Renovador Sandinista (MRS) y quien trabajó por mucho tiempo con la cooperación exterior, llama “donantes con fundamentos éticos”, porque mantienen la cooperación internacional como una política de Estado, sin exigencias políticas.

“Cuando se observa la trayectoria de la cooperación europea, probablemente sea la más emblemática hacia Nicaragua, porque no distinguió entre gobiernos. Ha sido una política de cooperación dirigida al Estado nicaragüense. Es probablemente la cooperación más consistente, muy respetuosa“, dice Sáenz.

A la cabeza de esta cooperación han estado los países nórdicos: Suecia, Noruega, Finlandia y Dinamarca. Recientemente la embajadora de Suecia, Eva Zetterberg, anunció que su país retiraría la ayuda que da a Nicaragua, como una política de redistribución con miras a un mayor apoyo a los países africanos.

Suecia ha ayudado a Nicaragua desde la década de 1970, cuando dio apoyo humanitario a las víctimas del horror de los Somoza. Fue uno de los primeros países en reconocer al gobierno revolucionario de la década de 1980. Actualmente Suecia otorga en promedio 50 millones de dólares anuales en ayuda, y ha desarrollado proyectos de salud, educación, desarrollo rural, apoyo a la Policía Nacional, Derechos Humanos, sociedad civil y hasta ha financiado investigaciones académicas.

En entrevista con Domingo, Zetterberg negó que el retiro de la ayuda se deba a un desacuerdo con el gobierno del presidente Ortega, pero la misma embajadora criticó fuertemente a esta Administración y hasta llegó a afirmar que quería ver más resultados de su gestión.

A la par de Suecia, Alemania y el Reino Unido también anunciaron el retiro de su ayuda.

“La retirada de Suecia es el caso más doloroso. Debería motivar a la reflexión. Es difícil establecer relaciones de cooperación sostenidas y profundas con estos países, pero una vez que esta ayuda se detiene, difícilmente vas a poderlos atraer nuevamente”, dice Sáenz.

A un lado de los países europeos están los donantes con intereses geopolíticos, es decir, aquéllos que otorgan plata a las naciones en desarrollo a cambio de obtener réditos a su favor. En esta lista están Estados Unidos, Taiwán y más recientemente Venezuela.

Estados Unidos desarrolló una política agresiva contra Nicaragua en la década de 1980 y durante la década siguiente condicionó su cooperación “en función de su percepción sobre Nicaragua y las realidades de Centroamérica“, explica Sáenz.

El economista Alejandro Aráuz dice que la cooperación estadounidense es “bastante equilibrada”, con “cierta coherencia” en sus prioridades. El economista destaca el programa Cuenta Reto del Milenio, que con un financiamiento de 175 millones de dólares en cinco años, desarrolla programas que benefician a la región occidental del país, como construcción de carreteras, caminos, puentes y reorganización de títulos de propiedad.

Fue precisamente esta iniciativa una de las que recibió las primeras críticas de parte de presidente Ortega, en 2007, cuando el mandatario minimizó su importancia.

“La Cuenta Reto del Milenio se ha convertido en un cuento del milenio porque se han firmado convenios y convenios y se han gastado miles, es cierto, pero con todos los funcionarios que ellos están contratando porque es una cuenta que no es controlada por la Asamblea Nacional”, dijo el mandatario el 20 de julio de 2007. Semanas después Ortega guardaría su garrote y suavizaría su discurso.

Al igual que la ayuda estadounidense, la que ofrece Taiwán tiene un objetivo bien marcado. El país, considerado aún por las grandes potencias como una provincia rebelde de China, ha desarrollado una ambiciosa política exterior que busca atraer simpatías a cambio de apoyo económico. Taiwán desea ingresar a grandes organizaciones internacionales como Naciones Unidas, y para ello necesita de un grupo de países que voten a su favor.

Los gobiernos anteriores, contentos con los 200 millones de dólares en cooperación que Taiwán ha entregado en 17 años de “matrimonio” con Nicaragua, más las inversiones en Zonas Francas de compañías taiwanesas, no dudaban en estrechar las manos de los orientales. Eso fue hasta que Ortega tomó el poder y comenzó su discurso ambiguo con guiños hacia la China continental, país de mínima importancia comercial para Nicaragua. Datos del Centro de Trámites para la Exportación, Cetrex, muestran que las exportaciones de Nicaragua hacia China fueron de 1.7 millones de dólares en 2006. El Presidente, quien puso a temblar a los funcionarios taiwaneses en Managua, volvió a suavizar su discurso y, por el momento, la embajada nicaragüense se queda en Taipei.

De este grupo de donantes que no da nada sin pedir algo a cambio se encuentra Venezuela, el nuevo gran aliado del presidente Daniel Ortega, quien este año, tras las presiones causadas por una fuerte huelga del transporte interurbano, de taxis y camiones de carga, tuvo que revelar que esa ayuda asciende a unos 500 millones de dólares. Si la cifra del Presidente es cierta, Venezuela dobla la cooperación internacional que llega al país, convirtiéndose en casi dos años en el principal donante de Nicaragua.

La cooperación venezolana es la más controversial de todas. El Presidente criticó la Cuenta Reto del Milenio en 2007 acusando que esos fondos no eran controlados por la Asamblea. La cooperación venezolana se maneja a discreción, como capital privado y bajo intereses político-partidarios. Esta ayuda no está incluida en el Presupuesto General de la República, por lo que se hace difícil fiscalizarla. Pero el Presidente no dice nada al respecto.

“Se trata de dos gobiernos supuestamente revolucionarios, el de Hugo Chávez y de Ortega. Lo que podría ser una bendición para Nicaragua, se está convirtiendo en una maldición. El presidente hizo la mayor privatización en la historia de Nicaragua, sin pasar por la Asamblea”, dice Enrique Sáenz.

Al margen de los dos grandes grupos, están los cooperantes que los analistas llaman “tradicionales”, como España y Japón, que mantienen una ayuda histórica hacia el país. Japón, país con el que Nicaragua ha mantenido relaciones por más de 70 años, ha entregado 814 millones de dólares en cooperación desde 1990. Hasta marzo de 2008, Japón había entregado 24.32 millones de dólares en ayuda, informó Akira Miwa, director General para Latinoamérica del Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón.

La ayuda japonesa se ha concentrado en educación y salud, construcción de escuelas y hospitales en zonas rurales y construcción de caminos y carreteras en zona productivas.

“Japón apoya a los países que mantienen un sólido manejo macroeconómico y se esfuerzan para lograr la reducción de la pobreza, y la distribución de la riqueza”, dijo Miwa en abril pasado, durante un encuentro con el presidente Ortega.

Los economistas consultados afirman que el gobierno del presidente Ortega se vería en serios aprietos si aumenta la lista de países que deciden retirar su ayuda. Según los cálculos de Alejandro Aráuz, los fondos que los donantes desembolsen este año ayudarían a cerrar la brecha de un ocho por ciento entre gastos e ingresos en el Presupuesto General de la República, permitiendo que éste no se maneje en números rojos y pueda garantizar los fondos necesarios para el manejo del Estado, la atención a la los más pobres y al sector productivo.

“El retiro de la ayuda es una tendencia. Se veía venir. Los cooperantes están dirigiendo su ayuda a países que cuentan con índices per cápita más bajos que Nicaragua”, dice el economista Adolfo Acevedo Volg.

“Hay tendencia de menores desembolsos, porque la cooperación tiene problemas de afinidad política con el Gobierno”, afirma por su parte Aráuz. Problemas de afinidad que el Presidente dejó claros la semana pasada en su discurso en Masaya. Pero tal vez en esta ocasión Ortega vuelva a guardar su garrote y muestre la “zanahoria” a los donantes, tal y como ha acostumbrado en otras ocasiones. Después de todo, 500 millones de dólares persuaden a cualquiera.

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