jueves, abril 27, 2006

PINCELADAS PANAMEÑAS


Himno nacional.

El himno nacional de Panamá es uno de los símbolos patrios de dicho país, fue compuesto musicalmente por Don Santos Jorge y escrito por Don Jerónimo de la Ossa.

En el año de 1889, llega de Peralta (Navarra), España, Don Santos Jorge Amatriáin, un músico estudiado. Cuando llegó a Panamá, comenzó como organista de la iglesia Catedral y maestro de canto de las escuelas públicas y primarias. En 1892 es nombrado director de la banda militar del batallón Colombia, y luego desempeñó ese mismo cargo pero en la recién fundada Banda Republicana.

Para 1897, compuso la música de una canción para las escuelas que título Himno Patriótico Istmeño. La letra era obra de Juan Augusto Torres, secretario de instrucción pública para esa época. La composición caló tanto entre la población, que no sólo los estudiantes la cantaban, sino que los mayores también.

En 1903, William I. Buchanan, primer embajador y ministro plenipotenciario de Estados Unidos ante Panamá, iba a presentar credenciales ante la Junta Provisional de Gobierno, y no había un himno para interpretarlo, tal como lo exigía el protocolo usual. Santos Jorge sugiere, que se utilice su himno para tal ocasión, lo que fue aceptado, ya que la canción estaba respaldada por el público en general. El mismo compositor le pidió a su amigo Jerónimo de la Ossa, que elaborara una letra a lo cual accedió.
En 1906, la Asamblea Nacional adopta el himno de acuerdo con la Ley 39 y en forma provisional, ya que se pensaba efectuar un concurso para escoger una nueva composición. El pueblo panameño lo volvió a escoger.
Mas tarde en la Constitución de 1941, se incluye un artículo que adopta en forma definitiva el llamado Himno Nacional.

Himno Nacional de Panamá
Himno Nacional de Panamá (Fichero OGG)
(Actual)
Letra: Dr. Jerónimo De La Ossa
Musica: Don Santos Jorge
CORO
Alcanzamos por fin la victoria
En el campo feliz de la unión;
Con ardientes fulgores de gloria
Se ilumina la nueva nación.
Estrofas
Es preciso cubrir con un velo
Del pasado el calvario y la cruz;
Y que adorne el azul de tu cielo
De concordia la espléndida luz.
El progreso acaricia tus lares.
Al compás de sublime canción,
Ves rugir a tus pies ambos mares
Que dan rumbo a tu noble misión.
(Coro)
En tu suelo cubierto de flores
A los besos del tibio terral,
Terminaron guerreros fragores;
Sólo reina el amor fraternal.
Adelante la pica y la pala,
Al trabajo sin más dilación,
Y seremos así prez y gala
De este mundo feraz de Colón.
(Coro)
Himno Istmeño
"Del Istmo el Acta Santa
Bolívar admiró;
incruenta fue la lucha
que al pueblo redimió.
¡Oh sol brillante y puro
que alumbras refulgente
del Istmo la esplendente
sublime libertad.
Por ti palpito puro
el pecho entusiasmado
¡Oh! gloria del pasado
Oh pléyade inmortal."
Himno Nacional
Versión Original
"Alcanzamos por fin la victoria
en el campo feliz de la unión;
con CAMBIANTES fulgores de gloria
se ilumina la nueva nación.
Es preciso cubrir con un velo
del pasado el calvario y la cruz;
y que adorne el azul de tu cielo
de concordia la espléndida luz.
El progreso acaricia tus lares
al compás de PATRIOTA canción
Y TE BESAN LOS PIES LOS DOS MARES
que dan rumbo a tu noble misión.
En tu suelo SEMBRADO de flores
a los besos del tibio terral
YA NO PUEDEN VIVIR LOS SEÑORES,
sólo reina el amor fraternal!
Adelante la pica y la pala!
ADELANTE sin más dilación
SOLO ASI FORMAREMOS LA SALA

(Fuente: Wikipedia, biblioteca libre)
Para el uso de los símbolos de la patria en Panamá la Ley Número 34, del 15 de diciembre de1949. (1) Artículos. 1 y 2 de su Reglamento estipula que la Bandera de la República consiste de un rectángulo dividido en cuatro cuarteles así: el primero superior, cerca del asta de color blanco, con una estrella azul de cinco puntas; el segundo superior, a continuación del ya descrito, de color rojo; el primero inferior, cerca del asta, de color azul; y el segundo inferior a continuación de éste, de color blanco, con una estrella roja de cinco puntas y tiene las siguientes dimensiones: tres metros de largo por dos de ancho las que enarbolen en los edificios públicos, en los Barcos de guerra y en los mercantes; de un metro ochenta centímetros de largo, por un metro cuarenta y cuatro de ancho, los pabellones de los cuerpos de infantería y artillería; de un metro cuadrado. Los estandartes de caballería y las Banderas de los automóviles de uso oficial medirán cuarenta y siete centímetros de largo por treinta y dos de ancho.
El art. 14 del mencionado Reglamento dice:
“Artículo 14: Es obligatorio colocar el Escudo de la República en el frente de las Embajadas, Legaciones y Consulados de la República acreditadas en el exterior.”
Podrá ser usado exteriormente en los edificios públicos o dentro de los despachos en las oficinas de los altos funcionarios de la República.

El Artículo 15 menciona que el Escudo podrá también ser usado en los vehículos del Presidente de la República, del Presidente de la Asamblea Nacional del, de la Comisión Legislativa Permanente y de los Ministros de Estado, en el papel y sobre de notas u oficios de carácter oficial y en los de la correspondencia particular de éstos funcionarios. El Escudo en dorado sólo podrá ser usado por el Presidente de la República, Diputados a la Asamblea Nacional y Ministros de Estado…”
(Fuente: Suplemento Didáctico "Homenaje a la Patria 94 Aniversario" Impreso en los Talleres de la Corporación La Prensa. Ley.
BREVE RESEÑA DEL CANAL DE PANAMA

La historia de la construcción del Canal de Panamá es la saga del ingenio y el coraje humanos, años de sacrificio, grandes derrotas y la victoria final. Fueron muchos los que perdieron sus vidas en el esfuerzo. Este triunfo de ingeniería sin paralelo fue posible gracias a una fuerza internacional bajo el liderazgo de visionarios estadounidenses, que hizo realidad el sueño de siglos de unir los dos grandes océanos.
En 1534, Carlos V de España ordenó el primer estudio sobre una propuesta para una ruta canalera a través del Istmo de Panamá. Más de tres siglos transcurrieron antes de que se comenzara el primer esfuerzo de construcción. Los franceses trabajaron por 20 años, a partir de 1880, pero las enfermedades y los problemas financieros los vencieron.
En 1903, Panamá y Estados Unidos firmaron un tratado mediante el cual Estados Unidos emprendió la construcción de un canal interoceánico para barcos a través del Istmo de Panamá.
El año siguiente, Estados Unidos compró a la Compañía Francesa del Canal de Panamá sus derechos y propiedades por $40 millones y comenzó la construcción. Este monumental proyecto fue terminado en 10 años a un costo aproximado de $387 millones. Desde 1903, Estados Unidos ha invertido cerca de $3 mil millones en la empresa canalera, de los cuales aproximadamente dos tercios fueron recuperados.
La construcción del Canal de Panamá conllevó tres problemas principales: ingeniería, saneamiento y organización. Su exitosa culminación se debió mayormente a las destrezas en ingeniería y administración de hombres tales como John F. Stevens y el coronel George W. Goethals, y a la solución de inmensos problemas de salubridad por el coronel William C. Gorgas.
Los problemas de ingeniería incluían cavar a través de la Cordillera Continental, construir la represa más grande del mundo en aquella época, diseñar y construir el canal de esclusas más imponente jamás imaginado, construir las más grandes compuertas que jamás se han colgado, y resolver problemas ambientales de enormes proporciones.
En 1977, Estados Unidos y Panamá se unieron en una asociación para la administración, operación y mantenimiento del Canal de Panamá. De acuerdo con dos tratados firmados en una ceremonia en las oficinas de la OEA en Washington, D.C., el 7 de septiembre de 1977, el Canal debía ser operado hasta el final del siglo bajo arreglos diseñados para fortalecer los lazos de amistad y cooperación entre los dos países. Los tratados fueron aprobados en Panamá en un plebiscito el 23 de octubre de 1977 y el Senado de los Estados Unidos dio su aprobación y consentimiento para su ratificación en marzo y abril de 1978. Los nuevos tratados entraron en vigor el primero de octubre de 1979.
La Comisión del Canal de Panamá, una agencia del gobierno de los Estados Unidos, operó el Canal durante la transición de 20 años que comenzó a partir de la implementación del Tratado del Canal de Panamá el primero de octubre de 1979. La Comisión funcionó bajo la supervisión de una junta binacional formada por nueve miembros. Durante los primeros 10 años del período de transición, un ciudadano estadounidense sirvió como administrador del Canal y un panameño era el subadministrador. A partir del primero de enero de 1990, de acuerdo con lo establecido por el tratado, un panameño sirvió como administrador y un estadounidense como subadministrador.
La Comisión del Canal de Panamá reemplazó a la antigua Compañía del Canal de Panamá, la cual junto a la antigua Zona del Canal y su gobierno, desapareció el primero de octubre de 1979. El 31 de diciembre, tal como lo requería el tratado, Estados Unidos transfirió el Canal a Panamá.
La República de Panamá asumió la responsabilidad total por la administración, operación y mantenimiento del Canal de Panamá al mediodía, hora oficial del Este, del 31 de diciembre de 1999. Panamá cumple con sus responsabilidades mediante una entidad gubernamental denominada Autoridad del Canal de Panamá, creada por la Constitución Política de la República de Panamá y organizada por la Ley 19 del 11 de junio de 1997.
La Autoridad del Canal de Panamá es la entidad autónoma del gobierno de Panamá que está a cargo de la administración, operación y mantenimiento del Canal de Panamá. La operación de la Autoridad del Canal de Panamá está basada en su ley orgánica y los reglamentos aprobados por su junta directiva.
La administración del Canal sigue comprometida con el servicio al comercio mundial con los niveles de excelencia que han sido tradicionales en la vía acuática a través de su historia. Con inversiones prudentes en mantenimiento, programas de modernización y de capacitación, el Canal continuará siendo en el futuro una arteria de transporte viable y económica para el comercio mundial.
OTRAS PINCELADAS SOBRE PANAMÁ.
Frontera:

La frontera entre Panamá y Costa Rica no estuvo bien delimitada desde la época colonial. En 1573, Felipe II de España suscribió un contrato con el capitán Diego de Artiesa y Chirinos. En este contrato estableció que el límite con Costa Rica al sur se extendía, "todo lo que corre la tierra al ducado de Veragua (oeste de Panamá)", sin embargo los límites del ducado de Veragua nunca fueron definidos con claridad en esa época y con el paso del tiempo dicho territorio cambiaba de extensión. En ocasiones se refería al cabo Gracias a Dios entre Honduras y Nicaragua como límite entre Norteamérica y Sudamérica; en otras el límite se ubicaba sobre la actual provincia de Veraguas.
En 1821 el istmo de Panamá se libera del yugo español y había decidido unirse a la Gran Colombia. En 1836 se produjo la llamada "Usurpación Colombiana", en que este país se adueñó del territorio que actualmente es la provincia de Bocas del Toro, que pertenecía a Costa Rica y que no pudo hacer nada al respecto. En 1856, 1865 y 1873 se realizaron tratados limítrofes, pero no fueron ratificados por ambos gobiernos. En 1880, Colombia se apoderó de Cocales de Burica, por tal motivo, el 25 de diciembre de 1880, los representantes de Costa Rica y de Colombia, decidieron someter el arbitraje de esta demarcación limítrofe al Rey Alfonso XII de España, pero este tratado fue desconocido por Colombia.
En 1896, en Bogotá, se firmó una nueva convención, la cual sería arbitrada por el entonces
presidente de Francia, Emile Loubet. El 11 de septiembre de 1900 se emitió el Fallo Loubet, pero no fue aceptado por Costa Rica, ya que perjudicaba a este país y otorgaba a Colombia más territorio disputado, en especial la cuenca del río Sixaola.
En 1905, luego de separarse Panamá del territorio colombiano, se intentó firmar un tratado con el nuevo gobierno panameño, pero no fue ratificado por éstos. En 1914 se hicieron nuevas negociaciones, donde el arbitraje fue realizado por el fiscal general de los Estados Unidos. Se conoció como el Fallo White, dictado el 12 de septiembre de 1914, donde el gobierno panameño se mostró descontento con la resolución, ya que dicho fallo beneficiaba a Costa Rica. Así el status quo se mantuvo por muchos años hasta el inicio de la guerra.
Los combates
La guerra se libró en dos lugares. El primer lugar fue en Pueblo Nuevo de Coto y en los alrededores del río Coto en el sector del Pacífico. En esta área las fuerzas costarricenses sufrieron la derrota. El segundo escenario fue en el Atlántico, al oeste de la provincia de Bocas del Toro, aunque sin enfrentamientos, los costarricenses obtuvieron la victoria.
El 22 de febrero, las fuerzas panameñas bajo el mando del capitán Juan B. Grimaldo, del teniente Francisco Benítez y del subteniente Joaquín Amaya, junto con 50 ó 60 policías provenientes de David, partieron en tren hacia La Concepción, para luego continuar a La Pita, Divalá y Progreso, para viajar después a pie hacia Coto. Los chiricanos organizaron en David la Primera Compañía de Voluntarios de David, que partiría una vez el tren volviera de La Concepción; bajo el mando del coronel Laureano Gazca partió de La Concepción un contingente llamado "Los 13 voluntarios de Bugaba".
Dentro del país había un serio problema con obtener las armas para defenderse, por dos razones: la disolución del ejército panameño que comandaba el general Esteban Huertas en 1904, por temor a un golpe de Estado; y la exigencia de las autoridades estadounidenses de que se entregaran armas de largo alcance. Así se hizo en 1915, pero el presidente Belisario Porras conservó secretamente 50 fusiles en el edificio de la Presidencia con sus respectivas municiones; así con este arsenal y otras armas, el presidente Porras ordenó la movilización general para la guerra no declarada. El presidente nombró al general Manuel Quintero Villareal (veterano de la Guerra de los Mil Días) como jefe de las fuerzas policiales que irían a Chiriquí.
En la madrugada del 23 de febrero, 53 policías y cuatro oficiales partieron del Muelle Inglés en la ciudad de Panamá en el vapor Veraguas bajo el mando de Quintero y en compañía del gobernador de la provincia de Panamá, Rodolfo Estripeaut. Luego de 44 horas de travesía, el general Quintero y sus hombres llegaron a Rabo de Puerco (hoy Puerto Armuelles). Quintero estableció allí su centro de operaciones y ordenó la partida de los 53 policías en un tren de la Panama Sugar Company hacia Progreso para proseguir a pie hasta Coto. Dicha tropa estuvo al mando del subteniente Justiniano Mejías, con la orden de tomar Coto por todos los medios necesarios. Cada uno de los hombres iba armado con una carabina Springfield calibre 30 y dos fornituras de 60 tiros cada uno.
Después de atravesar a pie varios ríos, pantanos y otros obstáculos, los 53 oficiales y voluntarios se encontraron el 26 de febrero en el río Lagarto, con los policías que venían de David y a los 13 voluntarios de Bugaba, quienes estaban armados de machetes y dos escopetas. Todos quedaron bajo el mando de Mejías. Todos llegaron a Coto al amanecer del 27 de febrero.
Mientras los panameños se organizaban para cumplir sus órdenes, dos costarricenses que recorrían el lugar fueron capturados. Para mayor sorpresa uno de ellos resultó ser el coronel Zúniga Mora, jefe la expedición de Costa Rica, y el otro era el coronel Daniel González. Ambos aseguraron que estaban de cacería. Mejías exigió a Zúniga Mora la rendición del desatacamento; los expedicionarios costarricenses no tuvieron más remedio. Los panameños habían recobrado Coto sin combate, tenían a los ticos de prisioneros y se reforzaron con más fusiles y municiones.
Mejías temía la llegada de refuerzos costarricenses por el río Coto, por lo que ordenó que exploraran el lugar, ubicar a los centinelas y tomar posicines entre los bosques y manglares. En la tarde del 27 se acercaba la motonave La Sultana con tropas costarricenses que arengaban ánimos a su país y a su presidente Julio Acosta, confiados de que el destacamento de Zúñiga Mora los iba a recibir. Al toque de corneta los panameños abrieron fuego de fusiles y a los pocos minutos la motonave encalló y sus tripulantes se rindieron con el resultado de cinco muertos, nueve heridos y 54 prisioneros. Se dispuso que los heridos y prisioneros fueran llevados en La Sultana hacia Rabo de Puerco. Un grupo de chiricanos al mando del coronel Gazca, tuvo la misión de tomar la nave y partir en la mañana del 28 de febrero para navegar por el Golfo Dulce hasta llegar al destino.
En la mañana del 1 de marzo arribó el navío costarricense La Estrella ignorando lo ocurrido y tuvo un desenlace similar al de La Sultana. En la lucha hubo 27 muertos, numerosos heridos y gran cantidad de armas cayeron en manos panameñas, distribuyéndose entre la Primera Compañía de Voluntarios de David.
Al atardecer de ese día llegaba otro navío, La Esperanza con 56 soldados y voluntarios, también ignoraban que no los esperaban los hombres de Zúñiga Mora, el desconocimiento fue tal, que cuando llegaron, en la proa del navío se puso un fonógrafo tocando las notas del himno nacional de Costa Rica; esto comenzó un tiroteo matando al que puso el fonógrago. Daniel Herrera, quien comandaba el navío creyó que era una equivocación pero no fue así y siguió el tiroteo dejando como resultado 16 muertos, entre ellos el propio Herrera y numerosos heridos y 46 prisioneros.
El 2 de marzo los prisioneros costarricenses fueron llevados a Rabo de Puerco, algunos a David y otros a la isla de Taboga.
Muchos más panameños, provenientes de todo el país, llegaron a Rabo de Puerco para ir a pelear en Coto, pero ya la contienda había terminado.
En Bocas del Toro, la situación era completamente diferente. Con la ayuda del ferrocarril de la United Fruit Company, unos mil soldados costarricenses bien armados y dirigidos por oficiales veteranos ocuparon sin lucha Guabito, Almirante y Changuinola el 4 de marzo. Los panameños de esa área se quedaron esperando los refuerzos desde la capital con sus armas. Superados en número y en armamento no tuvieron más opción que replegarse.
Desenlace
Desde el 4 de marzo la guerra toma un giro inesperado. En la bahía de Charco Azul, en Chiriquí, apareció el acorazado Pennsylvania con órdenes de proteger a los ciudadanos e intereses estadounidenses en la zona. Igualmente apareció el crucero Sacramento en la costa atlántica el 5 de marzo. Estados Unidos exigió a ambos países el cese de hostilidades y el retiro de las fuerzas de beligerantes. Sin más opciones, los hombres de ambos mandos abandonaron sus posiciones.
En David los expedicionarios panameños fueron recibidos como héroes por la población y un homenaje similar recibieron en la capital el general Quintero y sus hombres del presidente Porras y de la ciudadanía.
Panamá fue obligada por Estados Unidos a aceptar el fallo White y a ceder la región de Coto a Costa Rica, los problemas limítrofes entre ambos países fueron superados definitivamente con la firma del tratado Arias-Calderón Guardia en 1941.

(Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_de_Coto).

PINCELADAS CONTADAS POR OTROS HISTORIADORES:

Hasta 1903 formó Panamá un departamento de Colombia y por lo tanto su historia anterior es la de esta República. En la citada fecha estalló un movimiento separatista, apoyado por los Estados Unidos, y Colombia, que se resistía a aceptar un convenio con la Unión a propósito del Canal de Panamá, vio, sin poder evitarlo, erigirse del territorio del Istmo en República independiente, que fue inmediatamente reconocida por los Estados Unidos. La poderosa República norteamericana logró así sus propósitos, y a cambio de una indemnización en metálico, obtuvo la concesión y explotación perpetua del Canal y de la zona a él anexa que comprende unos 8 kilómetros de anchura a cada lado. (1.676,4 km² en total). En 1964 Panamá reclamó a Estados Unidos la anexión al país de la Zona del Canal. En 1965, después de haber dado por abrogado el tratado de 1903, ambos países iniciaron la negociación de un nuevo tratado en el que se acordó que uno y otro compartirían la soberanía y la administración beneficios del canal. Posteriormente se firmaron con Estados Unidos nuevos tratados en relación a la Zona del Canal, hasta que en Noviembre de 1979 Panamá recuperó su completa soberanía sobre dicha Zona, aunque la administración del Canal fue conjunta entre ambos países hasta el 31 de diciembre de 1999, año en que el Canal pasó a ser entregado a Panamá.

ADENTRÉMONOS UN POQUITO A SU PREHISTORIA.
Según la información del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, los primeros habitantes se asentaron en el istmo panameño hace aproximadamente unos 11,000 años. Como prueba de esto se han hallado herramientas de piedra tales como proyectiles (puntas de lanzas) cuchillos, raspadores, etc., que han sido localizados en el Lago Alajuela (Colón) y en Sarigua (Herrera).
La ocupación del Istmo de Panamá por los primeros aborígenes ocurrió entre los años 11,000 y 10,000 a.C., pasando por cuatro etapas bien definidas, ésta es la llamada Prehistoria de Panamá: Caza, Recolección Y Pesca (10,000 a 3,000 a.C.); Agricultura Formativa (3,000 A 1,500 a.C.); Agricultura Establecida (1,500 a 300 a.C.) y Agricultura Extensiva (300 a.C. hasta la Conquista).
Se calcula que para la llegada de los españoles, la población del istmo sería de entre 600 mil hasta un millón de habitantes. Encontraron varios grandes “reinos” (cacicazgos) con su propia organización política y militar, donde una elite sacerdotal estructuraba un gobierno teocrático y representaba la nobleza. El resto de la población se dividía en nobles, militares, sacerdotes, pueblo y esclavos.
En el área hoy conocida como provincias centrales se distinguían los caciques Esquina, Urraca, París, Escoria, Natá y Chirú, además de otros pueblos ya extintos como los Chánguenas, Doraces y Zuríes. Los descendientes de estos pueblos están representados por los actuales Ngöbe-Buglere-Guaymí, los que ocupan las tierras altas de Veraguas, Chiriquí y Bocas del Toro.
La cultura Kuna logra establecerse durante el siglo XVI en la región de Bayano y Darién al ser diezmada la población original del área. A partir del siglo XVIII el área es ocupada por la cultura Chocoe, aparentemente originaria del actual Departamento del Chocó en la República de Colombia. Antes del siglo XVIII, la región del Darién (actualmente parte de la República de Panamá), estaba habitada por los Indios Kunas y no chocoes. Probablemente desde el período precolombino, los indígenas Emberá habitaron la parte sudeste de Darién.
Entre 1719 y 1726, los Kunas del Darién lucharon contra los colonos españoles. Ayudaron a los piratas al esconderlos en los ríos del área para atacar a los españoles. Debido a esto, para 1783, la Corona Española expide una Real Orden para la "reducción" o "extinción" de los Kunas.
Por medio de “mercenarios” Chocoes de Colombia (armados con cerbatanas y dardos venenosos), negros y españoles, se logra echar a los Kunas hasta las cabeceras de los ríos Tuira y Chucunaque.
Realmente no es posible asegurar que los actuales grupos culturales existentes en Panamá sean descendientes directos de las culturas indígenas que se encontraban en el Istmo al momento de la colonización, ya que uno de los efectos producidos por la presencia española en el área fue la desaparición masiva de grupos indígenas y la huida de otros. Es probable que los sobrevivientes de las poblaciones indígenas del istmo fueran absorbidos por otros grupos indígenas procedentes del sector Caribe, del litoral pacífico colombiano y de la Zona de Talamanca de Costa Rica. Por otra parte, la labor destructiva de misioneros y colonizadores españoles, al fundar pueblos y arrasar con la cultura y conocimientos de los indígenas de la región, así como la importación de indios esclavos de Centro y Suramérica, introdujeron en los siglos XVI y XVII grupos indígenas diferentes tanto lingüística como culturalmente. Todo ello motivó la desaparición o mezcla de culturas, que habrían tenido como base el remanente de los grupos aborígenes de la región.
Descubrimiento y Conquista (1501-1539)
Cristóbal Colón llega a costas panameñas durante su cuarto viaje, en el que recorre desde el Cabo Gracias a Dios en Honduras hasta el istmo de Panamá. Pero el primero de los colonizadores españoles en recorrer tierras panameñas es el escribano Rodrigo de Bastidas
Colón efectuó su cuarto viaje, luego de que Vasco da Gama abriera a los portugueses una ruta a la India navegando por África.
Junto con su hermano, el Adelantado Bartolomé Colón, y su hijo Fernando, Colón sale de Cádiz en mayo de 1502, con las naves "La Capitana", "La Gallega", "La Vizcaína" y "Santiago de Palos". Luego de fondear las islas antillanas, logró recorrer las costas que van desde el Cabo Gracias a Dios (Honduras) hasta Cariari (Puerto Limón en Costa Rica).
Colón llega a la bahía de Caribaró (actual bahía de Almirante) el 6 de octubre de 1502, continuando hacia la laguna Aburemá (Chiriquí). El 17 de octubre, llega a las costas de Veraguas, donde los indígenas le entregan varias piezas de oro y le llegan rumores de unas magníficas minas de oro cerca del área.
Durante su recorrido por las costas veragüenses, Colón llegó a la desembocadura del río Calovébora, luego pasó por la desembocadura del río Chagres, anteriormente llamado De los Lagartos, hasta llegar a Puerto Retrete, (el que Bastidas había llamado El Escribano). El 2 de noviembre de 1502, llega a una bahía, a la que posteriormente bautizó con el nombre de Portobelo.
Con la ambición de encontrar las minas de oro de las cuales había escuchado hablar, Colón regresa nuevamente a las costas veragüenses, llegando el 6 de enero de 1503 a un río que los indígenas llamaban Quiebra (actualmente llamado Belén). El 24 de febrero de 1503, Colón funda el que sería el primer asentamiento español en territorio continental: Santa María de Belén, dejando a cargo de la misma a su hermano Bartolomé.
Una vez creada la colonia, logran una alianza de paz con varias tribus indígenas, principalmente con la del cacique Quibián, el que se entrevistó con Colón a bordo de una de sus naves.
Eventualmente los invasores españoles tuvieron frecuentes conflictos con los indígenas, por lo que Bartolomé ordenó el arresto de Quibián y toda su familia. Quibián logra escapar arrojándose al río desde la canoa donde se encontraba encadenado, por lo que sus captores lo creyeron ahogado. Una vez en tierra, logra convencer a las demás tribus de atacar Santa María de Belén.
Luego de varios exitosos ataques por parte de los indígenas, Santa María de Belén es abandonada por sus habitantes, quienes se embarcan nuevamente a España.
Los miembros de la familia del Quibián, que se encontraban cautivos en las bodegas de los buques españoles, intentan escapar lanzándose al mar, pero fueron detenidos y ahorcados por los españoles.
El Régimen Colonial (1539-1821)

Panamá formó parte del imperio español entre 1538 y 1821.
Nuestra Señora de la Asunción, Panamá Viejo.
En las colonias hispanas en general, se aplicaban dos tipos de leyes: las peninsulares (las mismas aplicadas a España, islas adyacentes y África) y las ultramarinas o coloniales. Primeramente se aplicaban las leyes de Castilla y León, ya que fueron los primeros patrocinadores de los viajes de descubrimiento. En ese entonces aún no existía la unidad peninsular. Las Leyes coloniales (también llamadas Leyes de Indias), según Laurentino Díaz López, en su obra El Derecho en América en el Período Hispano, consistían en:

"El conjunto de normas jurídicas o disposiciones legales que surgen por voluntad de los monarcas españoles o por las autoridades legítimamente constituidas en América, como delegación de los reyes, y que tuvieron como objetivo fijar y regular las relaciones políticas, administrativas, penales, civiles, económicas y sociales entre los pobladores de las Indias Occidentales".
Primeramente se observan las llamadas Leyes de Burgos, sancionadas el 27 de diciembre de 1512, las que surgen por la preocupación de la Corona por los informes de los padres dominicos sobre el maltrato continuo a los indígenas. Fernando de Aragón el Católico ordenó la formación de una junta de teólogos y juristas, a fin de encontrar solución al problema. Aunque los miembros de la junta abogaban por merecida libertad de los indios y su tratamiento humano, también determinaban que éstos debían estar sometidos al reglamento español, de forma que pudiera agilizarse el proceso de evangelización.
Las Leyes Nuevas surgen a raíz de la controversia provocada por fray Bartolomé de las Casas, quien denunciaba públicamente los vejámenes de los que eran víctimas los indígenas por causa de la Encomienda Indiana. Estas leyes son promulgadas en Barcelona el 20 de noviembre de 1542, por instancias del Emperador Carlos V. No obstante, su aplicación causó grandes conflictos en los virreinatos de Nueva España y del Perú.
La Real Audiencia de Panamá

Fue creada mediante Real Cédula del 26 de febrero de 1538 por el Emperador Carlos V y fue la tercera Audiencia del continente. En ella se incluían las provincias de Tierra Firme (Castilla de Oro y Veraguas), todos los territorios que comprenden desde el Estrecho de Magallanes hasta el Golfo de Fonseca (las provincias del Río de la Plata, Chile, Perú, la gobernación de Cartagena y Nicaragua).
Reales Audiencias
Capital Año
Santo Domingo
1513

México (Nueva España)
1527

Panamá (Tierra Firme) 1535

Lima (Los Reyes)
1542

Guatemala (Los Confines)
1543

Guadalajara (Nueva Galicia)
1548

Santa Fe de Bogotá (Nueva Granada)
1549

Charcas (Rio de la Plata)
1551

San Francisco de Quito
1563

Chile 1565

Cuzco
1573

Buenos Aires
1661

Caracas
1777

Su instalación tuvo lugar a principios de 1539 en la ciudad de Panamá, al llegar los Oidores Francisco Pérez de Robles, Lorenzo Pérez de la Serna, Pedro de Villalobos y el licenciado Alonso de Montenegro.
Su presidente fue Francisco Pérez de Robles, quien reemplazó al Gobernador Pedro Vásquez de Acuña en las funciones de gobierno colonial y la administró hasta 1543, cuando se creó la Audiencia de los Confines (Guatemala) y se ordenó la extinción de la Audiencia de Panamá.
Durante la existencia de la Audiencia de Panamá se realizaron diversas expediciones con fines exploratorios y de descubrimiento de nuevos territorios. Sin embargo, la administración de Pérez de Robles fue caracterizada por su corrupción, lo que ocasionaba situaciones desastrosas que eventualmente condujeron a su juzgamiento y destitución.
El mando fue asumido por Pedro Ramírez de Quiñones, quien fungió como juez residenciario en el proceso contra Pérez de Robles. Recibió el título de Corregidor de Panamá y Nombre de Dios, bajo la autoridad de la Audiencia de los Confines.
En 1563 la Corona de España vuelve a ordenar el traslado de la Audiencia a Panamá, cerrando la de Guatemala. Las labores de traslado estuvieron a cargo del licenciado Lope García de Castro. Finalmente, se reinstaló la Real Audiencia el 15 de mayo de 1565, para lo cual se nombró como presidente provisional de la misma al Doctor Manuel Barrios de San Millán, hasta la llegada del titular, licenciado Alonso Arias de Maldonado. La jurisdicción de la Real Audiencia de Panamá comprendía desde el puerto de Buenaventura (Colombia) hasta el Golfo de Fonseca (Nicaragua).
Nuevamente es desintegrada en 1718 por la mala conducta de sus miembros. Para entonces el istmo quedó bajo la autoridad del Virreinato y la Audiencia del Perú, lo que ocasionó problemas internos y una situación de desgobierno, lo que condujo a una nueva Real Cédula (21 de julio de 1722), que reestableció nuevamente la Audiencia.
Finalmente, y mediante Real Cédula de 20 de junio de 1751, debido a problemas económicos en Tierra Firme la Corona ordena la extinción definitiva de la Real Audiencia de Panamá. Se crea un gobierno militar dependiente del Virreinato de la Nueva Granada (Colombia) y de la Real Audiencia de Santa Fe de Bogotá. Para tales efectos, se creó en Panamá la Comandancia General de Tierra Firme.
La Encomienda Indiana

Para recompensar los servicios prestados por los colonos, la Corona estableció el sistema de repartimientos y encomiendas, conocida como la Encomienda Indiana. Este sistema consistía en la distribución por parte de la Corona de los indígenas que habitaban en determinados lugares a los colonizadores. Esta distribución era válida durante la vida del encomendero y su heredero; este tenía la obligación de cuidar de los indígenas, catequizarlos y velar por su bienestar. De igual forma, debía defender el territorio que se le encomendaba.
Vasco Núñez de Balboa inició en Panamá el sistema de encomiendas al fundarse Santa María la Antigua del Darién. Al fundarse la Ciudad de Panamá, el Gobernador Pedrarias Dávila repartió 27 cacicazgos entre sus allegados. Se distribuyeron 9,964 indígenas en 83 encomiendas.
Este sistema de encomiendas fue denunciado públicamente por Fray Bartolomé de las Casas, causando controversias en la Corte. Estas denuncias fueron analizadas por el Consejo de Indias en 1529. Aquí se desarrolló un criterio en contra de este sistema debido al abuso y malos tratos a que eran sometidos los indígenas por parte de los encomenderos.
El sistema de encomiendas se mantuvo ya que el Consejo consideró que la extinción de la misma podría provocar revueltas entre los españoles que realmente consideraban a esta institución como una legítima recompensa y a los indígenas como sus propiedades. Por ello, se propuso el establecimiento de un tributo a los indígenas, de acuerdo con sus posibilidades, a efectos de que la mitad de lo recaudado en el primer año, se le otorgase a los encomenderos como indemnización, además de hacerles entrega de tierras para la labranza y la construcción de viviendas.
El Emperador Carlos V ordenó abolir éste sistema de encomiendas gracias a los abusos y vejaciones a los que se exponían a los indígenas, y el Gobernador de Panamá, Sancho de Clavijo, expidió una provisión en la cual reiteraba las disposiciones tomadas en una Real Cédula de 1549, donde se ordenaba poner en práctica las Leyes Nuevas, suprimiendo de esta forma el sistema de encomiendas en Panamá.
Esta abolición generó grandes problemas en las colonias, principalmente en Perú. Con la llegada del Virrey Blasco Núñez Vela, quien debía fundar la Audiencia de Lima y dar cumplimiento a la Real Cédula de abolición de la institución, los encomenderos, encabezados por Gonzalo Pizarro, hermano de Francisco, se alzaron contra la Corona, con la intención de sustraer al territorio del Perú de la autoridad real. Apresado el Virrey por las fuerzas rebeldes, logra escapar dirigiéndose al norte para organizar un ejército para combatir a los encomenderos. Este alzamiento repercute en el istmo, ya que una de sus estrategias es capturar la Plaza Panameña, para evitar el envío de refuerzos a las fuerzas de la Corona que combaten en Perú.
Gonzalo Pizarro planeó la toma de las ciudades de Panamá y Nombre de Dios, para esto comisionó al Capitán Hernando de Bichacao, quien llega a Panamá en septiembre de 1545. para entonces el Gobernador del istmo era el Licenciado Pedro de Casaos, fungiendo como Alcalde Mayor de Castilla de Oro y Corregidor de Veraguas y Nombre de Dios, representando a la Real Audiencia de Los Confines.
Casaos agotó todos los recursos de negociación pacíficos para someter a los rebeldes. Ofreció a Bichacao un navío armado de cañones con la condición de que los rebeldes se retiraran de aguas panameñas. Sin embargo, una vez recibida la nave, el pacto fue violado y los rebeldes se apoderan de la ciudad. Panamá y Nombre de Dios estuvieron a merced de los rebeldes durante cuatro meses, en los cuales el istmo fue víctima de todo tipo de vejámenes, hasta que Pizarro los llama urgentemente a su auxilio.
En 1546, Pizarro vence y mata al Virrey Blasco Núñez de la Vela y manda al istmo al General Pedro Alonso de Hinojosa. El Licenciado Pedro de Rivera, quien para ese entonces gobernaba el istmo en nombre de la Real Audiencia de Los Confines, opone resistencia. Sin embargo, Hinojosa toma el puerto de Ancón logrando una ocupación pacífica al obtener la colaboración de los moradores y algunas autoridades en el gobierno del istmo.
En 1546, la Corona nombra al Consejero del Tribunal del Santo Oficio y Obispo de Sigüenza, Pedro De La Gasca, como Comisionado Real con amplias facultades, para lograr dar fin a la revuelta, ya sea por medios conciliatorios o por la fuerza. De la Gasca convence a Hinojosa a atenerse a la autoridad real y se traslada a Perú en 1548 para enfrentarse con Pizarro en la batalla de Jaquijaguana, logrando la victoria sobre los rebeldes. Una vez reorganizado el Perú, Gonzalo Pizarro es decapitado.
La abolición del sistema de encomiendas, no solo provocó un alzamiento en Perú. Los hermanos Hernando y Pedro Contreras, nietos del Gobernador Pedrarias Davila, se rebelaron de igual forma en Nicaragua. Luego de asesinar el Obispo de León Antonio Valdivieso Álvarez Y Calvante, defensor de los indígenas, y saquear las ciudades de Granada y Nicoya, se dirigieron a Panamá, una vez que tuvieron conocimiento que el Comisionado Pedro De La Gasca atravesaba Panamá a fin de dirigirse a España con un gran botín.
El 20 de abril de 1550, los hermanos Contreras, al mando de 200 hombres, logran tomar la ciudad de Panamá la cual no opuso resistencia, toda vez que la mayor parte de los soldados acompañaban al Gobernador Sancho Clavijo y al Licenciado De La Gasca en Nombre de Dios. Los Contreras cometieron grandes atropellos a la población panameña, donde incluso, ataron al Obispo de Panamá, Pablo Torres aun poste en la plaza principal.
Hernando decidió perseguir a De La Gasca, mientras Pedro quedaba al mando de la Ciudad de Panamá. Los vecinos de esta ciudad se armaron y combatieron contra los insurgentes. Hernando murió ahogado mientras intentaba atravesar un río. Pedro por su parte se encontraba en un buque, saltó a tierra, se internó en las montañas. Nunca se tuvo noticias de su fin, si padeció de hambre o a manos de los indígenas.
Los Esclavos Africanos

Los primeros esclavos negros llegaron al Istmo de Panamá en la expedición del Gobernador Diego de Nicuesa, quienes trabajaron en levantar Nombre de Dios.
Un esclavo negro llamado Ñuflo de Olano, acompañó a Vasco Núñez de Balboa en la expedición que logra llegar al Mar del Sur en 1513. Asimismo, cuando Pedrarias Dávila fundó la Ciudad de Panamá el 15 de agosto de 1519, utilizó a esclavos negros para levantar los primeros edificios de la misma.
Cuando la Corona sancionó como ilegal el tratamiento de los indígenas como esclavos, se autorizó el comercio de esclavos negros a las colonias americanas para sustituirlos en los trabajos en las fincas y las minas, convirtiéndose Panamá en un centro de distribución. Sin embargo, por las características comerciales del Istmo, los esclavos negros fueron utilizados principalmente para el transporte de las mercaderías que pasaban por el Camino Real o el Camino de Cruces.
Transporte de Esclavos Africanos

De acuerdo al historiador Luis Diez Castillo, en Panamá la raza negra fue estimada más que la indígena por su extraordinaria capacidad de rendimiento, debido a su mayor fortaleza física, mientras que en el indio predominaba una actitud melancólica que atenuaba su capacidad y rendimiento en el trabajo.
Es difícil señalar e identificar los lugares de procedencia de los esclavos negros a Panamá durante la época colonial. Ciertos historiadores aseveran el origen de ellos de la región de Guinea, otros los sitúan en el norte de Angola y el sur del Río Senegal.
Una Real Cédula de 1556 dispuso que la tarifa para la venta de esclavos en Panamá, Cartagena, Santafe, Santa Marta, Venezuela, Cabo de la Vela, Honduras y Guatemala no superara la suma de 110 ducados. Sin embargo, en razón de que dicho precio resultó muy bajo, Felipe II autorizó la libre venta de los mismos.
A raíz de la crueldad con que eran tratados, los esclavos que escapaban y se internaban en las selvas, recibían el nombre de Cimarrones. Los mismos efectuaron diversos alzamiento contra las autoridades coloniales y atacaban las rutas entre Panamá y Nombre de Dios, lo cual puso en grave peligro el transporte y la comunicación entre los dos mares.
En 1548 ocurre una fuga de esclavos negros, quienes organizaron un gobierno y proclamaron como su rey a Bayano. Otro grupo en 1549, el cual era encabezado por Felipillo, se organizó en el Golfo de San Miguel.
Las autoridades coloniales a cargo del Capitán Francisco Carreño, combatieron a los cimarrones, infringiéndoles graves e inhumanos castigos a los que lograban capturar.
A la llegada a Panamá del Marqués de Cañate, Virrey del Perú, se decidió enfrentar el peligro de una revuelta cimarrona. Se encargó al Capitán Gil Sánchez la dirección de un contingente dirigida a Chepo, donde se encontraba Bayano. Los cimarrones logran vencer a las fuerzas del Virrey.
Eventualmente Carreño apresa a Bayano y lo conduce a Nombre de Dios. En Nombre de Dios, el presidente de la Real Audiencia de Panamá firma un convenio con los cimarrones para atraerlos nuevamente a la autoridad real. Bayano fue puesto en libertad y continuó su lucha contra los españoles. Esta vez el Capitán Pedro de Ursua logra vencer a los cimarrones con una expedición de 200 hombres, captura a Bayano y es enviado a Sevilla, donde la Corona le asigna una renta. Como tributo a la lucha cimarrona en las márgenes de Coquira o Chepo, se le dio el nombre de Bayano al río que afluye en el área. Los cimarrones colaboraron activamente como guías de los piratas y corsarios que llegaron a Panamá durante la época colonial.
En Panamá, oficialmente se mantuvo la esclavitud de los negros hasta el llamado período Departamental, es decir, durante la época en que Panamá estuvo unida a la Gran Colombia. El General José Hilario López Valdés, Presidente de la República de la Nueva Granada (Colombia) sancionó el 21 de marzo de 1851 una ley que abolió la esclavitud en todo el territorio colombiano.
Corsarios y Piratas

Aparte de España y Portugal, el dominio político y el monopolio comercial entre las colonias excluía al resto de las potencias europeas. El dominio del nuevo mundo quedó bajo pleno control de los reinos hispánicos y lusitanos gracias a los Tratados de Tordecillas (firmados entre España y Portugal) y por la Bula Inter Caetera del Papa Alejandro VI ( el español Rodrigo Borgia) del año 1493.
El jurista Hugo Grocio formuló su teoría del Mare Liberum, en el cual se sostenía que el mar y la tierra formaban una sola unidad., por lo tanto, justificaba la intervención que las demás naciones europeas efectuaban sobre lo que España y Portugal alegaban, pertenecía a su soberanía. Sostenía asimismo que el principio de libertad de los mares se sustentaba en el Derecho de Gentes y que los hispanos y lusitanos no podían impedir la navegación y comercio en sus respectivas colonias. Desconocía la validez del título pontificio otorgado a partir de Alejandro VI, el derecho ganado por guerras, enajenación contractual y ocupación.
Vinieron entonces los piratas a apoyar a las demás potencias europeas, atacando tanto a los navíos como las colonias a lo largo de América, situación que se agudizó durante los reinados el Emperador Carlos V y de su hijo, Felipe II de España.
Los gobiernos europeos expedían “patentes de corso” a los piratas, lo que provoca el surgimiento de los “corsarios”, quienes navegaban bajo el pabellón del gobierno que los amparaba. La Reina Isabel I de Inglaterra otorgaba esta patente a sus súbditos, mientras que en Francia, los reyes Francisco I y Enrique II hacían otro tanto, a cambio de un porcentaje del botín capturado.
Los primeros piratas y corsarios (franceses e ingleses) que atacaron el Istmo, lo hicieron en la
boca del río Chagres y en Nombre de Dios, limitándose solo agredir a los navíos españoles.
La primera invasión a tierra firme la efectuó Francis Drake, en la noche del 9 de julio de 1572, cuando con 50 hombres asaltó Nombre de Dios, fracasando en el intento. No obstante, desembarcó en el golfo de San Blas, donde con la ayuda de los cimarrones, el 31 de enero de 1573 incendió el la población de Cruces. En mayo de ese año, logró capturar el tesoro real que venía del Perú.
En 1578, Francis Drake, llegó al Océano Pacífico donde atacó las poblaciones en Chile y Perú. Cerca de Panamá, capturó el navío San Juan de Antón. Desvió su trayecto en dirección a México, California y luego Filipinas, convirtiéndose en el primer británico en llegar a Inglaterra por la vía del Cabo de Buena Esperanza, dándole la vuelta al globo. Por esta hazaña, la Reina Isabel I le confiere el título de Sir (Caballero).
Luego de un tenso periodo de tregua entre España e Inglaterra, en 1585 se reanudan las hostilidades, por lo que las autoridades coloniales, encabezadas por el Gobernador Juan Barrios de Sepúlveda, organiza la seguridad en Nombre de Dios, Natá de los Caballeros y en la Villa de
Los Santos, así como a lo largo del río Chagres. No obstante, en esta oportunidad, el ahora Sir Francis Drake toma a Santo Domingo, en la Isla La Española, saquea Río Hacha, Santa Marta y Cartagena de Indias (Colombia).

El 6 de enero de 1596, las fuerzas corsarias tomaron la población de Nombre de Dios. Drake encargó a Thomas Baskerville la toma de la ciudad de Panamá, no obstante, el Presidente y Capitán General de Tierra Firme (Panamá) tomó las disposiciones de seguridad adecuadas, logrando derrotar a los piratas en el área de Capira. Vencidos los filibusteros, regresaron a Nombre de Dios.
Drake enfermó durante la campaña y muere el 7 de febrero de 1596 cuando su flota entraba en la bahía de Portobelo. Sus restos fueron arrojados al mar en una caja de plomo.
El Contrabando
Corsarios y Piratas Aparte de España y Portugal, el dominio político y el monopolio comercial entre las colonias excluía al resto de las potencias europeas. El dominio del nuevo mundo quedó bajo pleno control de los reinos hispánicos y lusitanos gracias a los Tratados de Tordecillas (firmados entre España y Portugal) y por la Bula Inter Caetera del Papa Alejandro VI ( el español Rodrigo Borgia) del año 1493.
El jurista Hugo Grocio formuló su teoría del Mare Liberum, en el cual se sostenía que el mar y la tierra formaban una sola unidad., por lo tanto, justificaba la intervención que las demás naciones europeas efectuaban sobre lo que España y Portugal alegaban, pertenecía a su soberanía. Sostenía asimismo que el principio de libertad de los mares se sustentaba en el Derecho de Gentes y que los hispanos y lusitanos no podían impedir la navegación y comercio en sus respectivas colonias. Desconocía la validez del título pontificio otorgado a partir de Alejandro VI, el derecho ganado por guerras, enajenación contractual y ocupación.

Sir Francis DrakeVinieron entonces los piratas a apoyar a las demás potencias europeas, atacando tanto a los navíos como las colonias a lo largo de América, situación que se agudizó durante los reinados el Emperador Carlos V y de su hijo, Felipe II de España.
Los gobiernos europeos expedían “patentes de corso” a los piratas, lo que provoca el surgimiento de los “corsarios”, quienes navegaban bajo el pabellón del gobierno que los amparaba. La Reina Isabel I de Inglaterra otorgaba esta patente a sus súbditos, mientras que en Francia, los reyes Francisco I y Enrique II hacían otro tanto, a cambio de un porcentaje del botín capturado.
Los primeros piratas y corsarios (franceses e ingleses) que atacaron el Istmo, lo hicieron en la boca del río Chagres y en Nombre de Dios, limitándose solo agredir a los navíos españoles.
La primera invasión a tierra firme la efectuó Francis Drake, en la noche del 9 de julio de 1572, cuando con 50 hombres asaltó Nombre de Dios, fracasando en el intento. No obstante, desembarcó en el golfo de San Blas, donde con la ayuda de los cimarrones, el 31 de enero de 1573 incendió el la población de Cruces. En mayo de ese año, logró capturar el tesoro real que venía del Perú.
En 1578, Francis Drake, llegó al Océano Pacífico donde atacó las poblaciones en Chile y Perú. Cerca de Panamá, capturó el navío San Juan de Antón. Desvió su trayecto en dirección a México, California y luego Filipinas, convirtiéndose en el primer británico en llegar a Inglaterra por la vía del Cabo de Buena Esperanza, dándole la vuelta al globo. Por esta hazaña, la Reina Isabel I le confiere el título de Sir (Caballero).
Luego de un tenso periodo de tregua entre España e Inglaterra, en 1585 se reanudan las hostilidades, por lo que las autoridades coloniales, encabezadas por el Gobernador Juan Barrios de Sepúlveda, organiza la seguridad en Nombre de Dios, Natá de los Caballeros y en la Villa de Los Santos, así como a lo largo del río Chagres. No obstante, en esta oportunidad, el ahora Sir Francis Drake toma a Santo Domingo, en la Isla La Española, saquea Río Hacha, Santa Marta y Cartagena de Indias (Colombia).
El 6 de enero de 1596, las fuerzas corsarias tomaron la población de Nombre de Dios. Drake encargó a Thomas Baskerville la toma de la ciudad de Panamá, no obstante, el Presidente y Capitán General de Tierra Firme (Panamá) tomó las disposiciones de seguridad adecuadas, logrando derrotar a los piratas en el área de Capira. Vencidos los filibusteros, regresaron a Nombre de Dios.
Drake enfermó durante la campaña y muere el 7 de febrero de 1596 cuando su flota entraba en la bahía de Portobelo. Sus restos fueron arrojados al mar en una caja de plomo.
Época Republicana
“Todos los panameños anhelaban la separación”. Este mito tan repetido sólo se explica por cierta ignorancia que pretende contraponer el “nacionalismo” panameño contra la “opresión” colombiana, sin conocer que varios de los “próceres” eran nacidos en otras provincias de Colombia: como Amador Guerrero (cartagenero), Eusebio A. Morales (Sincelejo), Esteban Huertas, etc..
Algunos haciendo un despliegue imaginativo, sin fundamento documental, aseveran que el apoyo masivo al liberalismo istmeño en la Guerra de los Mil Días expresaba el respaldo al separatismo.
Todavía nadie ha mostrado alguna proclama liberal en este sentido. Y por el contrario, Belisario Porras escribió contra el Tratado Herrán-Hay y contra la separación de Colombia en mayo de 1903 (La venta del Istmo), y Victoriano Lorenzo ante el pelotón de fusilamiento rogó por la “unidad de todos los colombianos”, según Jorge Conte Porras. A lo que habría que agregar de que el mayor detractor del tratado fue un panameño al que la historia oficial ha olvidado, Juan B. Pérez y Soto.
En favor de que la mayoría de los istmeños no participaban, ni corrieron a apoyar la separación, cito a un apologista de los próceres, Ismael Ortega (La jornada del 3 de Noviembre de 1903 y sus antecedentes, 1931): Chiriquí no adhirió hasta el 29 de noviembre, luego que enviaron un acorazado yanqui; los kunas se opusieron; los bocatoreños fueron sorprendidos; en Azuero arrestaron al enviado de los separatistas; y en Colón gritaron improperios a Eliseo Torres por retirarse sin pelear contra los soldados norteamericanos; en Darién hubo resistencia armada y arrestos.
Oscar Terán hace estimaciones de que, al 6 de noviembre de 1903, en la mitad de las seis provincias que componían el Departamento de Panamá no había adhesiones al movimiento separatista.
De los sesenta Consejos Municipales, 48 no se habían pronunciado a esa fecha; de los 381,000 habitantes del Istmo, 265,551 no se habían enterado de los sucesos. Más aún, al 30 de noviembre, el 40% de los habitantes permanecían “renuentes y retrechos” a aceptar la separación.
Según el historiador Carlos A. Mendoza (Radio Libre 22/10/2003), los liberales de Santa Ana que marcharon a las Bóvedas la tarde del 3 de Noviembre lo hacían bajo la convicción de que por fin el accederían al poder. Según Terán el “pueblo” eran los bomberos al mando de J.G. Duque. Como lo reconoció el propio Tomás Arias: “No, unos días antes enteramos a algunos más (del movimiento separatista). Al principio sólo éramos siete u ocho y después enteramos a algunos más, pues nos interesaba hacer ver que el movimiento era popular”.
El propio Amador Guerrero deja ver el verdadero carácter del movimiento separatista en una carta dirigida a su hijo Raúl, con fecha del 18 de octubre, cuando aún estaba en Nueva York: “El plan me parece bueno. Se declara independiente una porción del Istmo al cual no permiten los Estados Unidos llegar fuerzas de Colombia a atacarnos. Se convoca una Asamblea y ésta da facultades a un Ministro que nombra el nuevo Gobierno par que haga un Tratado sin necesidad de ulterior aprobación de es Asamblea. Aprobado el tratado por ambas partes ya queda la Nueva república proegida por los Estados Unidos y se agregarán los demás pueblos del Istmo que no estaban formando parte de esa República y quedan también bajo la protección de estados Unidos”.
¿Por qué no hubo mayores expresiones de rechazo a la separación en Panamá? Por la represión.
El desembarco de miles de soldados norteamericanos en sí mismo constituyó un acto intimidatorio que fue complementado por el Decreto No. 17, de 11 de Noviembre de 1903, por el cual se amenazó con expulsar de Panamá a las personas que se mostraran “no satisfechas con el movimiento separatista verificado últimamente”.
Además el Decreto No. 12, del 12 de Noviembre de 1903, conminó a la gente, en especial empleados públicos, a firmar una “declaración de fidelidad a la República” en un plazo de tres días, so pena de separarlos de sus empleos.
“Gracias a los próceres somos independientes". El acontecimiento también puede ser evaluado retrospectivamente por sus consecuencias históricas.
¿Cuál es el legado del 3 de Noviembre de 1903? ¿Un país independiente? Evidentemente no.
Los próceres no nos legaron, ni siquiera, una “independencia mediatizada”, como insisten sus defensores, sino un “protectorado”, es decir una colonia controlada en todos los sentidos por Estados Unidos.
Quien lo dude, que repase el Tratado Hay-Bunau Varilla, refrendado por ellos sin leerlos ni traducirlo al español, y el artículo 136 de la Constitución de 1904.
El destino de los 10 millones de dólares pagados por la firma del Tratado Hay-Bunau Varilla es el reflejo más real de cuan poco “independiente” se hizo Panamá: 1 millón se gastó en la separación pagando sobornos (la contabilidad gubernamental no pudo registrar en qué se gastó), 3 millones entraron al erario para que funcionara el gobierno a partir de 1904; y 6 millones se quedaron en Estados Unidos para ser invertidos en bienes y raíces (“fondos de la posteridad”) administrados por el agente fiscal y cónsul de Panamá en Nueva York, el Sr. William N. Cromwell.
¿Carecemos de pasado heroico y orgullo nacional? No.
Pero el heroísmo y lo poco que tenemos de “independencia” no lo obtuvimos de los gestores del 3 de Noviembre, sino de los verdaderos próceres que dieron su lucha, su sangre y su vida: los soldados de Coto de 1921, los trabajadores del Movimiento Inquilinario de 1925, la juventud de 1947, de 1958 y 59, y sobre todo los Mártires de 1964.
A ellos debemos homenajear. La historia panameña del siglo XX no se entiende sino como lucha contra la imposición colonialista del 3 de Noviembre de 1903.
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_Panam%C3%A1"

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