viernes, septiembre 03, 2010

Hay dos sobrevivientes más, dice ecuatoriano

EL Comercio/GDA
El Universal
Ciudad de México
Viernes 03 de septiembre de 2010

El joven que logró escapar de la masacre de Tamaulipas asegura que otras dos mujeres, más el hondureño que ya fue ubicado, salvaron la vida; con esto se confirmaría la cifra que se ha manejado de que eran 76 los migrantes

Una mujer embarazada y su hija sobrevivieron a la masacre de 72 emigrantes latinoamericanos la semana pasada en México, según un ecuatoriano que salvó su vida junto a un hondureño, cuyo testimonio fue entregado este viernes por el gobierno de Ecuador, reportó El Comercio de Ecuador.

“Eran 76 y había una mujer embarazada como de nueve meses y con una niña, pero a ella no la mataron, no sé a dónde se la llevaron, no la vi ahí”, afirmó el sobrevivente de la masacre en la declaración, de la que el jueves fueron difundidos algunos extractos.

El ecuatoriano no precisó la nacionalidad de las dos sobrevivientes. “Cuatro personas quedamos salvadas y de ahí, el resto, todos murieron”, dijo a la prensa oficial durante su repatriación el domingo último.

Lala Pomavilla señaló igualmente que en el hecho ocurrido en Tamaulipas (a 180 km de la frontera con Estados unidos) fueron ejecutados cinco ecuatorianos, una información que ya había sido entregada por la embajada de Ecuador en México, con base en su primer testimonio.

“Conmigo eran seis ecuatorianos y mataron a cinco”, dijo el sobreviviente, quien atribuyó la masacre a la banda narcotraficante de Los Zetas, que secuestro a los migrantes la noche del 21 de agosto cuando avanzaban hacia la frontera.

“Ellos estaban bien armados, no tenían pasamontañas, estaban vestidos normal. No nos pidieron nada, sólo dijeron '¿quieres trabajar con nosotros?' y nadie quiso trabajar con ellos, no nos dijeron nada más”, relató.

El sobreviviente, que es mantenido en un lugar secreto bajo resguardo policial, dijo igualmente que el hondureño que escapó a la matanza lo hizo escondiéndose entre los matorrales del rancho donde se cometió el crimen.
“Había un amigo que no estaba muerto, estaba sano, que se escondió. Salí con el amigo (...) vi una lámpara que estaba muy lejos (...) corrí como diez kilómetros y el amigo se separó de mí pensando que yo me voy a morir y no iba a avanzar, me fue botando”, narró el hombre, quien sufrió una herida de bala en el cuello.

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