sábado, octubre 30, 2010

DE LA COMUNIDAD CATOLICA NICARAGUENSE AL CARDENAL MIGUEL OBANDO Y BRAVO

Su Eminencia Reverendísima:

Después de haber visto las acusaciones infundadas por parte del señor Roberto Rivas Reyes contra la Iglesia Católica y específicamente contra los Obispos Bernardo Hombach, Silvio Báez y Sócrates René Sándigo. Nosotros miembros de las diferentes parroquias de nuestra amada Iglesia, hemos sentido la necesidad de hacerle llegar esta misiva, motivados por la indignación que esas declaraciones han provocado en nosotros.

Su Eminencia, la labor sacerdotal y su contribución a la paz social de nuestro pueblo es algo que todos los nicaragüenses y en especial los católicos le reconocemos, consideramos que esa vida de entrega a Dios y servicio a la nación se está viendo empañada por la insistencia del señor Roberto Rivas de mantenerse en un puesto que en la actualidad no le corresponde. Para nadie es un secreto que la persona del señor Rivas no sería de tanto interés para el gobierno si no fuese que usted su Eminencia es considerado su protector y padrino.

Los abusos de poder, acusaciones de fraude, malos manejos en las finanzas y enriquecimiento ilícito que se le hacen al señor Rivas, no le hacen digno de la confianza pública para desempeñar cargo alguno. Es por ello que hemos decidido con todo el amor y fervor cristiano de que somos posibles, solicitarle interceda por el pueblo de Nicaragua ante el señor Roberto Rivas para que renuncie a seguir dejándose manipular por el presidente Ortega ya que de continuar dejándose chantajear por las debilidades antes mencionadas estaría condenando a nuestro pueblo a sufrir los desmanes de una nueva dictadura, destruyendo con esto, todo ese esfuerzo por el cual usted luchó durante su vida sacerdotal.

Su Eminencia, el daño que el señor Roberto Rivas le ha causado a los nicaragüenses y que amenaza con continuar causándole será de consecuencias impredecibles, ya que no solo se convertirá en atraso social, si no que en violaciones a nuestros derechos humanos, persecución y muerte. Nada de esto sería posible eminencia si el señor Ortega no contara con la incondicionalidad y complicidad del señor Rivas.

Esperando que Dios nuestro señor abra su corazón y le permita ver la justeza de nuestro clamor para el bien de Nicaragua, convenciendo al del señor Rivas de la necesidad de su renuncia y para que usted su eminencia pueda seguir contando con el aprecio, respeto y sobre todo para que las generaciones futuras lo recuerden como lo que ha sido para nuestro pueblo El Cardenal de la Paz.

Con el respeto y aprecio de siempre nos suscribimos de usted lo abajo firmantes.



Moises Absalón Pastora.

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