viernes, octubre 15, 2010

REPITO: EL QUE DICE LO QUE QUIERE OYE LO QUE NO QUIERE.

Evidentemente no fue suficiente recomendar a Enrique Quiñones cuidado con decir lo que se quiere porque a vuelta de correo se puede oír lo que no se quiere. No ha sido mi intención establecer un debate público sobre cosas y situaciones que estando en la reserva de los archivos memoriales salen a luz como consecuencia del verbo atrevido de alguien que ha creído que tiene licencia para difamar y calumniar a todo el que se oponga a esos estilos vikingos de hacer política cavernaria.

Dije antes que cualquier cosa que viniese de Enrique Quiñones era una medalla para el pecho de sus víctimas y eso me permite agradecerle el poder explayarme ahora sobre la deslealtad, sobre la infidelidad, sobre la traición. Esas tres figuras que son parte de los jinetes del apocalipsis, que ha galope tendido avasallan amistades, hogares y familias son los orígenes de la desconfianza, del dolor y la destrucción e hijos de la mentira porque su verdadero rostro vive tras una máscara.

No puedo perder el tiempo respondiendo a cosas que efectivamente sucedieron a mi vida y que se reflejan claramente en ella. Son episodios que algún día se irán conmigo pero que en el palpitar de mi existencia representaron, en la deformidad marcada que dejó en mis sentimientos, un renacer espiritual que accidentes como Enrique Quiñones jamás tendrán el privilegio de conocer porque no lo pueden tener aquellos que viven en guerra con su interior por estar sucios y contaminados con la doble vida que llevan.

Son muchos los que me conocen y saben que mi vida es un libro abierto por lo que dejo los juicios sobre las calumnias vertidas contra mi persona por Enrique Quiñones a los que éticamente tienen autoridad moral para diferenciar quien es la basura en éste polémico choque donde la munición no es la pólvora que me ofrece éste inadaptado social sino la verdad, la credibilidad y el tipo de semilla que ha sido sembrada porque mientras éste servidor se goza de recibir el cariño de los demás, el otro, el sucio, es señalado como lo que es un pinche y vulgar “marielito”.

En la vida andar bien o andar mal es un asunto de formación y en ella lo que hicimos cuando jóvenes, la magnitud de las circunstancias y hechos en los que nos involucramos, es un factor determinante que define la personalidad de cada quien para el resto de sus días. Eso es exactamente lo que sucedió con Enrique Quiñones un tipo que de joven se convirtió en el chofer de la limosina de Pablo Escobar Gaviria para quien trabajaba en Miami para montar en la capital del sol las redes del Cartel de Medellín.

Enrique Quiñones entró a ese mundo por su insaciable lujuria, ese deseo desordenado por el placer sexual lo convirtió en un promiscuo de marca mayor. Por esas andadas conoció a una colombiana que fue asesinada y descuartizada en circunstancias no determinadas y a través de la cual conoció al capo de la droga. Ella era prima hermana del capo y partir de ese momento quien hoy nos ocupa encendió la mecha de sus propios errores para iniciar el torcido camino de sus desviaciones que lo condujeron a huir de los Estados Unidos bajo crímenes relacionados con “Depravación Moral”.

Me tomé la molestia de investigar la interpretación legal norteamericana sobre eso de “Depravación Moral” y dice literalmente, según la Asociación Americana de Abogados de Inmigración, “Crímenes contra el gobierno, contra las personas y contra la propiedad y que se considera conducta corrupta, vil y depravada, contrario a las normas aceptadas de moralidad, la intención de robar o matar para cometer un delito grave o una violación sexual o aborto o adulterio, bigamia, prostitución” y otros.

La “Depravación Moral” creo yo puede ser castigada o evadida pero al fin y al cabo son cosas que rayan tonto con lo ético que es imposible ocultarla y menos cuando desde la funda del personaje público en vez de atenuarla, por aquello del qué dirán, las exhibe como si se tratase de condecoraciones. Por eso mismo me asqueaba oír a la chusma del ahora socio del orteguismo narrar los encuentros íntimos con muchachas que contrataba en la bancada del PLC, en calidad de jefe de la misma, para hacer con ellas orgías en su oficina solo para después compartir con sus secuaces todo lo que les hacía empezando por lo contra natura. Muchas veces le advertí que por la boca moría el pez y hoy cualquier cantidad de gente de alto calibre que en algún momento le rodeó comenta lo poco hombre de Enrique Quiñonez pues en su promiscuidad lujúrica nunca supo respetar la regla fundamental del caballero, nunca hablar de las intimidades con una dama.

Por eso mismo no me extraña, y es algo que ya había previsto, que como resultado de mi actitud de convertirme en contestatario de lo ruin, bajo y sucio que puede ser Enrique Quiñones haya dicho éste, como siempre lo acostumbra, las montañas de calumnias sobre mi persona y que al final el arma más potentes con que cuenta éste cobarde.

Sobre éste particular debo decir que los alientos fecales de Enrique Quiñones no se disipan ni hartándose toda la industria chiclera del mundo. Sus encillas equinas, su voz añajada, su cuerpo de sapo disecado, su rostro diabólico y su andar curcucho son parte de una personalidad pandillera que no lo vuelve gente y menos persona por el simple hecho de vestir de saco, vivir en una casa que dice que es suya y que en realidad le cuida a su hermano, Eduardo, que enfrenta un juicio por una estafa millonaria en Florida junto a otros cincuenta indiciados donde está el cónsul de Nicaragua en Miami, pues ha esos niveles de gobierno maneja sus relaciones.

No Enrique Quiñones nunca podrá, como pretende, ser parte de la civilización y la decencia. Quiere llevar un ritmo de vida de alta sociedad siendo un palmado cualquiera que vende lo que no es y para alcanzarlo usufructuó beneficios obtenidos por el tráfico de influencias para hacerse de dos camionetas Suburban, compradas a precio de “guate” mojado” porque un muy amigo suyo, orteguista de marca mayor, que era funcionario de la Alcaldía de Managua en la administración de Herty Lewites le sopló cual era el precio base para adquirirlas a través de una subasta que por supuesto él ganó.

Esas camionetas repusieron la flota vehicular que se trajo de Miami, entre esa flota, la enorme limosina negra en la que le conducía a Pablo Escobar Gaviria ahora pintada de rojo y tirada en la casa veraniega que tiene en Xiloa, donde vivió estando aquí en Nicaragua su “Jefe” El Capo del cartel de Medellín y que finalmente terminó en sus manos.



Para éste bocatero después de la bonanza que tuvo siendo jefe de bancada del PLC y abandonado después por colaboradores que lo proveían, creyendo que sus contribuciones estaban siendo bien usadas y no para los asuntos personales de Quiñones, aprovechando que Fernando Avellan le abrió excesivamente la gaza en Radio 15 de Septiembre éste poco a poco fue asumiendo que podía quedarse con ella inventando la incorporación de nuevos programas que no eran otra cosa que su propio club de aduladores, que como él, son francotiradores contra la unidad de las fuerzas democráticas y de los líderes políticos, a quienes destroza desde el antojo que él puede decir de los demás lo que quiera por lo cual todo el mudo debe callar y tenerle miedo sin que nadie deba osar tirar contra él ni una sola mirada de desprecio cuando estas están a la orden y en gratuidad abundante porque sobran los que consideren al inventado nuevo líder de la ALN un triste payaso de la mutación camaleónica.

Aquel Club de aduladores, hizo de la Radio 15 de Septiembre, un antro, una cantina y un lugar de citas que ya no encajaba con la buena voluntad del amigo que le proporcionaba a Fernando Avellan -que por entonces estaba fuera del país- un sitio físico para la emisora. Aquel fue el momento para que “generosamente” Enrique Quiñones ofreciera llevársela, ahí por Plaza Inter, a un terreno del norteamericano Owen con él tenía un litigio y razón por la cual varias personas resultaron enjuiciadas y presas injustamente porque quien debió pagar por el intento piñatero se escondió bajo las naguas de la inmunidad.

A partir de ese momento por encontrarse Radio 15 de Septiembre en sus supuestos dominios, saturó la programación con sus propios secuaces vendiéndose como dueño y director de la radio para garrote en mano zarandear a todo el mundo con el cuento de mantener al aire a la “única voz de la democracia”, más bien de la división, y que había que apoyarla para pagar a un personal al que se le daba “ayudas” no salarios, además de no pagar la factura eléctrica que andaba por el orden de los 600 mil Córdobas.

A dónde fue a parar todo ese dinero? Simple; como muchos otros a costear las extravagancias de Quiñones. Por ejemplo guardaespaldas para creerse importante. Le fascina bajarse de la camioneta y que sus sicarios se lanzan de ella violentamente para que nadie se le acerque haciendo mates de que el protegido es una súper estrella; repartir algunas migajas entre sus aduladores que por actos de corrupción, en los que el microfonero también se vio envuelto, fueron corridos de sus trabajos; o por supuesto mantener arenes aquí y allá que también hicieron de la bancada liberal que él dirigió un núcleo de meretrices y de activistas que eran el fundamento de sus portátiles cuando decidía moverse a cualquier lado para pintarse de líder de masas que nunca será y sueño del que nunca despertó aunque sí los que hoy al desnudo lo ven como lo que es; una estafa pública contra la decencia, contra los más altos valores de la amistad y el respeto a la dignidad humana.

No lo oí pero me contaron que éste salvaje me pintó como cachiporreador de mujeres; que él me pagó una factura del Hospital Bautista cuando en el 2005 estuve internado de gravedad y otras cosas que solo pueden venir escatológicamente de una aberración que fue calibrada por la seguridad del estado pues su conducta nos dice que es uno de sus activos.

No voy a detenerme a olfatear las podredumbres fecales que manan de las fauces hienescas de esa cochinada llamada Enrique Quiñones porque entonces sería dar cancha a la canallada y patanería de quien cree que todos fuimos configurados con su misma miseria.

Yo no soy monedita de oro para caer bien a todos. No soy un santo pero tampoco un degenerado. De toda mi vida son muchos los que pueden dar testimonio pero no dudo de lo que pueda ser capaz esa vulgaridad personificada en Enrique Quiñones cuya ambición desmedida lo enloqueció y le hizo perder en el norte de lo posible que no todo se puede y que la ambición desmedida solo lleva a la destrucción personal.

Yo podré ser calumniado y difamado, cosa demasiado fácil para quien no tiene alma, ni escrúpulos, ni Dios, pero estoy seguro que la integridad está de mi parte, que puedo salir a la calle y ver a los ojos de quien sea con seguridad y sin el temor de sentirme salpicado por las tapas infernales de una bestia herida que no sabe hacia dónde lanzar sus zarpazos porque no puede bajarse las verdades que oyó y seguirán oyendo sus corifeos porque no es cierto que aquí termina este asunto.

Este matón que no tiene autoridad moral ni para verse en su propio espejo dijo a alguien que venía por mi cabeza. Al respecto quiero decir que ni sus calumnias, ni sus amenazan me amedrentan pero sí lo quiero responsabilizar desde ya, como agente del orteguismo que es, por cualquier atentado físico en mi contra o de mi familia. Estoy consciente que Enrique Quiñonez es peligroso pero ahora que está con el orteguismo puede ser mucho más asesino. Por ello comparto éste editorial con las asociaciones de derechos humanos CPDH, CENIDH y ANPDH, ante Marcos Carmona, Vilma Núñez de Escorcia y Monseñor Juan Abelardo Mata respectivamente, para denunciar a quien reacciona cómo reacciona porque no admite, no acepta, que alguien sea capaz de decirle la verdad sin miedo, que alguien lo debilite, que alguien lo exponga, lo exhiba y desnude como lo que es; un accidente demográfico para Nicaragua y un obstáculo infernal y demoníaco que los demócratas han encontrado en el camino hacia la unidad efectiva que no es otra cosa que la anhelada armonía que queremos todos aquellos que vemos negada nuestra libertad porque ese es el propósito del orteguismo y sus agentes que ahora salidos del closet quieren pasar de las tapas a los tiros.

Por hoy y por el momento pongo punto y seguido manifestando que hay un evidente choque de valores y de enfoques. Me enfrento al más bajo instinto de la vulgaridad y me expongo por supuesto a la ponzoña de los bichos venenosos que perturban mi cotidianidad tratando de compartir mensajes reflexivos de vida y esperanza que conscientemente sé no se ven reflejados en ésta respuesta que doy en defensa plena y sin cuartel de su y mí libertad.

POR NICARAGUA CUESTE LO QUE CUESTE ASI PENSAMOS EN EL MOMENTO.

Soy Moisés Absalón Pastora y con su voto amigo demócrata quiero ser diputado.

* Detalles del Momento se trasmite de lunes a viernes a través de los 30 mil vatios de potencia de Radio Poderosa en horario de 8 a 9 de la mañana o en su página Web www.lapoderosa700.com

No hay comentarios.: