viernes, agosto 19, 2011

EE. UU. dejará tranquilos a los indocumentados Valorar: Sin Interés Poco Interesante De interés Muy interesante Imprescindible Resultados:

Solo deportarán a criminales

WASHINGTON/AFP

El gobierno estadounidense, a través del Departamento de Seguridad Interna, revisará más de 300 mil casos de indocumentados pendientes de deportación y dejará de lado a los que no tengan antecedentes, entre ellos miles de jóvenes estudiantes, informaron ayer fuentes oficiales.

“La idea es asegurarse de que invertimos nuestros recursos donde van a tener un impacto masivo (...) particularmente en aquellas personas que fueron condenadas en este país, para no atascar el sistema de deportaciones”, explicó una de las altas fuentes bajo anonimato.


Las personas que no supongan un peligro para la seguridad del país verán sus casos cerrados provisionalmente y recibirán una carta, indicó. “Podrán solicitar permiso de trabajo, pero no es automático”.


Además, no serán perseguidos, pero tampoco “van a recibir ningún estatuto migratorio temporal”, aseguró otra de las fuentes.

La nueva directriz no afecta a la vasta mayoría de los cerca de 11 millones de indocumentados, solo a quienes tienen casos pendientes ante los tribunales migratorios.

Estados Unidos deportó en el año fiscal de 2010 un récord de 392,000 inmigrantes indocumentados. Más de la mitad tenían antecedentes por condenas de todo tipo.

Ante la imposibilidad de una reforma migratoria integral, legisladores demócratas y grupos de defensa de inmigrantes persiguen desde hace una década la legalización de estudiantes, a través de la denominada Dream Act, que ha fracasado constantemente.

Las expulsiones de jóvenes estudiantes, e incluso de niños que habían llegado ilegalmente al país de la mano de sus padres, despertó repetidas protestas a lo largo de la presidencia de Barack Obama, quien prometió una reforma migratoria cuando llegó al poder.

Tras la decisión, decenas de demócratas y grupos pro inmigrante la calificaron como un buen primer paso hacia una política migratoria “más sensata“, mientras republicanos y grupos conservadores afines lo tacharon como una inmerecida “amnistía por la puerta trasera”.

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