martes, marzo 09, 2010

Por: Moisés Absalón Pastora. DETALLES DEL MOMENTO. FELICIDADES AL ORTEGUISMO.

Francamente hay que felicitar al compañero presidente Daniel Ortega. Los resultados de las elecciones regionales de la Costa Atlántica fueron arrasadores para los camaradas en el FSLN y de acuerdo a lo que se proyecta ni siquiera habrá necesidad de que los compañeros rojo y negros tengan que hacer alianzas para constituirse en gobierno, ni en el norte ni en el sur, porque el tsunami de votos, una ola gigantesca generada por los honorabilísimos magistrados del Consejo Supremo Electoral, barrió hasta en lugares donde históricamente jamás habían soñado ganar y eso habla de lo bien que funcionó su campaña y de lo mal que resultó la competencia de la derecha oligárquica, aliada del imperialismo norteamericano y de sus agentes en la CIA, que no pudo hacer nada para cambiar o disminuir lo que han dado a llamar como el fraude en el Caribe Nicaragüense.

Impresionante cómo funciona la maquinaria de los revolucionarios en el poder. En el 2006 el compañero Daniel, con el 38% del voto duro del partido del pueblo, se constituyó en la primera y única minoría en alcanzar la primera magistratura de la nación. Antes por supuesto crearon todas las condiciones para que el voto duro de la vanguardia histórica, siendo menos, fuera más ante la desestimulada derecha que insistió tanto en dividirse que terminó venciéndose así misma mientras los ahora, actuales gobernantes, se reían a más no poder por los perros lanzados contra el PLC y por el derroche de soberbia del ratón cuchumbalero, como por ese entonces le llamaba un enemigo que ahora, atravesado por el fuego cruzado de sus inconsistencias, lo mantiene enredado en las telarañas del fracaso.

Pero aquello del 2006, que dejó en espera el 8% de los resultados que confirman al PLC como la segunda fuerza, abrió negociaciones entre la inteligencia malsana de los que volvían gobernar desde arriba y los que aceptaron reconocer a los dudosamente electos a cambio de robar a los liberales constitucionalistas el sitial que realmente les correspondía. En Noviembre del 2008 los nicaragüenses fuimos a las elecciones municipales pero como supuestamente los demócratas nos convencimos que ir por separados no nos daba la victoria, entonces casi al borde de los plazos, los Eduardistas se vinieron al PLC y sin aportar nada y protestar por todo se preocuparon más por levantar la voz y golpearnos la mesa que por ganar y así se aprovecharon otra vez los compañeros para imponerse donde habían perdido o lo que es lo mismo decir robarse las elecciones.

Ahora que se consumaron las regionales del 2010 Eduardo Montealegre, empujado por Enrique Quiñones, en momentos en que se está conversando la unidad efectiva del liberalismo y advertido que los compañeros revolucionarios han manoseado con las garras sucias todo el proceso electoral en el Caribe nicaragüense, por lo cual se le hace un llamado vehemente para que abandone la complicidad de ir en la misma casilla del ALN, que sirve como comparsa de un fraude evidente, la respuesta de aquel que sigue estrellándose contra la razón fue la de mantenerse en sus trece y todo para quedar sucio en la cochinada porque ni la tal Alianza Liberal Nicaragüense demostró lo que decía ser, ni Eduardo Montealegre le sumó el caudal de votos que el poderoso imán de su personalidad aseguraba arrastrar.

La respuesta de la vanguardia histórica, del compañero presidente y de los ilustrísimos magistrados del Consejo Supremo Electoral, fue más allá de robarse las elecciones; Ahora acomodaron los resultados para enviarnos el mensaje que van por lo mismo en el 2011 pero ni que nos hagamos ilusiones pues el conteo de ésta nueva estafa pretende hacernos creer que ni todos los demócratas juntos en una misma casilla y con un solo candidato seremos capaces de vencer a un gallo viejo experto en robarse elecciones, bendecido por Miguel Obando y Bravo, santoleado por el Consejo Supremo Electoral y con el favor espontaneo de Eduardo Montealegre en éste tipo de causas que resulta determinante para que nada pase frente al delito ejecutado por aquellos que frente a los errores y a la novatada política del llamado ratón Cuchumbalero apuestan a sostenerse por lo menos 20 años más en el poder y por supuesto con el mismo violador de los derechos humanos de siempre; Daniel Ortega S.

Ya sabemos lo que pasó en la Costa Atlántica y no lo deducimos por los resultados dados a conocer por esa pila de inmorales y corruptos magistrados del Consejo Supremo Electoral a los que no podemos pedir vergüenza porque no la conocen. Sino que lo sabemos porque nos encargamos de denunciarlo y porque la letrina no podía tapar los tufos de aquella hediondez putrefacta con la cual Roberto Rivas, soberbio y prepotente, hoy nos quiere decir que el FSLN arrasó.

Las elecciones en el Caribe Nicaragüense fueron robadas. Ganó un abstencionismo histórico que no se quiso prestar a las ofertas de la deshonestidad propuesta por el FSLN y sus aliados distribuidos en la YATAMA encabezada por un camaleón como Broklin Rivera; Por un APRE salido como conejo del sombrero de un mago; Como una UDC resucitada de los cementerios;

Como un Camino Cristiano que se quedó en el sueño de los desembolsos; Por un tal Movimiento de Unidad Costeña que nadie conoce por allá y por supuesto de un ALN que descaradamente gravita como blanco en medio de los cañonazos que le disparan desde la Secretaria General del FSLN.

Algunos bárbaros después que el PLC advirtió todo lo que pasaría, que fue el único capaz de cuadrar el fraude y denunciarlo, dicen ahora que es raro que los Liberales Constitucionalistas representen a la segunda fuerza en la región atlántica y al respecto debemos decir, que aunque quienes nos señalan son cómplices de éste nuevo revés contra la democracia, no dejan de tener razón porque de haber existido honestidad y transparencia, si se hubiese actuado bajo un verdadero estado de derecho, el PLC se hubiera alzado con la victoria, pero la verdad es que somos los despojados por esas alianzas avaladas por Eduardo Montealegre.

Hay que decir claramente que el PLC sacó lo que sacó, demasiado poco para lo que realmente le corresponde, porque simplemente en términos de organización, de estructuras, de experiencia, de valores humanos, mística y fundamentos ideológicos tiene lo que no tienen otros. El PLC demostró frente al fraude electoral que con todo el poder de la soberbia y de la prepotencia de los gobernantes y sus secuaces en el Consejo Supremo Electoral fue capaz de defender con sus fiscales lo que pudo defender, pero no fue esa la misma suerte del ALN con el cual se alió Eduardo Montealegre y no lo fue porque los primeros y segundos miembros del ALN no eran liberales, sino camaradas prestados por el FSLN que sin esforzarse mucho siempre supo que por añadidura contaría estratégicamente con la masiva abstención que solo a ellos beneficiaba.

No vamos a entrar en el detalle por el cual se concretó el fraude. Ese crimen o zancocho fue la suma de muchos ingredientes vencidos y además tóxicos para el mundo actual en el que la figura del robo electoral es simplemente inconcebible. No obstante hay que replantear una serie de cosas que deben comenzar a ponerse su lugar y al aspirar a un poco de cordura y a la mucha coherencia que hace falta en los bandos del liberalismo, más pronunciados en unos más que en otros, pienso muy personalmente que es hora de hablar en serio y dejar la hipocresía aún lado. No es posible hablar de unidad escuchando los malos consejos de quien no la quiere. No es posible tener como fedatario de un proceso de acercamiento a inestables salteadores de partidos que arrastran famas de contiendas, de pleitos, bochinches y reguero de heridas por donde ha pasado para descuartizar todo esfuerzo unitario que tenga como propósito liberar Nicaragua y conducirla hacia puertos donde todos nos sintamos seguros.

Es simplemente inconcebible la campaña sostenida de Enrique Quiñones contra cualquier cosa que conduzca a la unidad. Ese verbo incendiado que dispara sobre el blanco equivocado y que debería enderezarlo contra los que efectivamente son enemigos del progreso y el desarrollo económico y social que los nicaragüenses deseamos le vale hoy la repulsa de mucha gente y hasta su salida de la programación de Radio 15 de Septiembre desde donde fue incapaz de sembrar la confianza que todos ansiamos cosechar para entendernos.

Hoy observo al Licenciado Eduardo Montealegre en una posición política muy frágil. Lo percibo debaclado como producto de sus propias indecisiones y víctima atemorizada o a lo mejor atrapado en la candidez de sentimientos que no le son correspondidos y todo para sucumbir a los chantajes o a los miedos infundidos por aquellos que tras un micrófono lo acorralan y lo llevan a descuadrar la realidad de sus propias posibilidades mientras los que piensan con el hígado se ríen a carcajadas sueltas, no porque lo que dicen contra sus liberales mayores sea efectivo, sino porque se sienten cómodos infundiendo temor en aquel que no es lo que quiere ser porque depende de otros que lo enredan y no de lo que su raciocinio y análisis político le dicta.

Todas esas payasadas del pacto se agotaron como discurso político. Solo los alquimistas que creen que pueden convertir cualquier metal en oro son los que pueden creer que están en condiciones de imponer caprichos o agendas frente a un descrédito que está provocando plantear si así como están las cosas vale la pena seguir conversando. Entiendo a los que piensan así y mucha razón tendrán al declararse hartos de tanto esfuerzo para que al final sea torpedeado por el odio de las lenguas viperinas. Sin embargo los intereses de Nicaragua, el sueño de cada uno de nosotros por respirar la libertad que estamos perdiendo, debe sentarnos responsablemente, partiendo de que nos las hicieron en el 2006, al quedar en el limbo el ocho por ciento de la totalidad de los votos, de que nos las hicieron en el 2008 robándonos las elecciones municipales, que nos la vuelven hacer en el 2010 en las regionales de la costa advirtiéndonos o sugiriéndonos que en el 2011 ni unidos los podremos vencer.

Hay que poner las cosas en su lugar. No es posible que una de las partes involucradas en pláticas para construir la unidad, que un día parece cuajada y otro día parece imposible, se preste a ignorar el daño que algunos de sus supuestos representantes causan defendiendo actitudes intolerables de micro siglas que juegan a la bisagra parlamentaria para venderse descaradamente a quienes ya impusieron el mecanismo de la compra de conciencias para comprar votos en el hemiciclo parlamentario para sus propósitos.

Somos paz o somos guerra; Somos luz o somos sombras; Somos agua o somos aceite; Aunque se diga que la política es el arte de lo posible hay cosas que nunca se podrán digerir y hay cosas que no pueden seguir siendo basura de carga sobre caminos ásperos que recorrer. O el peso se aligera poniendo el desperdicio en su lugar o simplemente felicitemos a Daniel Ortega por lo que está consiguiendo porque así como están las cosas aquí habrá frentismo para rato si seguimos con babosadas que nos arrebatan el tiempo que no tenemos.

POR NICARAGUA CUESTE LO QUE CUESTE ASI PENSAMOS EN EL MOMENTO.



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