miércoles, marzo 17, 2010

Por: Moisés Absalón Pastora. DETALLES DEL MOMENTO.: RELIGION VS CRISTIANISMO.

Hoy, después de dos milenios que el hijo de Dios se hizo hombre para cargar sobre sus hombros el tonelaje de todos nuestros pecados y paso por el mundo por el cual se dispuso a vivir y experimentar, sin tener porque, los peores dolores y tormentos que jamás alguien haya sufrido, seguimos actuando y predicando en nombre de la misma religión por la cual se han hecho “Guerras Santas” y se continúa en el medio oriente asesinando con bombas a la inocencia humana.


La religión es el abrigo institucional de nuestra avidez espiritual. Ahora hay muchísimas denominaciones a través de las cuales nos congregamos. Hay católicos, que están perdiendo adeptos en cantidades preocupantes. Hay evangélicos que se están constituyendo en una verdadera fuerza emergente y así menonitas, mormones, budistas, musulmanes y hasta adoradores del diablo si se quiere con ese movimiento tan polémico y controversial como el “Creciendo en Gracia” que adora a un auto proclamado anticristo que ahí anda, ahora con menos intensidad diciéndose el Mesías, como aquel, a lo mejor ya ni se acuerdan, un tal “Jesús de los Pobres”, loco que duró en su onda lo que los medios de comunicación le permitieron.

Cada una de estas religiones tiene como guías a profesionales de la fe que como sacerdotes, pastores, rabinos, monjes etc., se prepararon teológicamente para convencernos a través de la palabra del propósito de la salvación. Estos profesionales de la fe que se particularizan por una vocación muy especial se inician en el camino de Dios sin duda con un propósito profundo de santidad porque son los que desde el púlpito y de la interpretación de la palabra indicaran lo que nos quiso decir el hijo del Dios para que nosotros hombres y mujeres del mundo seamos temerosos de su ley. Esos por supuesto deberían ser Santos para cumplir efectivamente con el propósito de la evangelización.

En Nicaragua las religiones que predominan son la católica, aun mayoritaria y la Evangélica que con una fuerza tremenda está creciendo a través de la conversión de los Católicos y eso preocupa a la jerarquía. Pero al margen de quien sea más y quien sea menos, que es un tema que en otra oportunidad analizaremos, los católicos y los evangélicos son las religiones predominantes en el país constituyéndose, cada quien en sus ritos, estilos o protocolos en imperios formados por hombres que son un poder económico y que influyen desde la defensa de sus intereses en cosas tan banales como la política misma.

En lo particular mi iglesia es la católica, la que está siendo despojada por los evangélicos de sus feligreses. Sin pasión religiosa creo que la misión católica está perdiendo adeptos por los escándalos en los que se ven involucrados sus sacerdotes, por la participación de sus altos líderes en asuntos políticos como el mismo Cardenal Miguel Obando que ahora tiene amistades raras que amenazan los valores que nos enseñó Cristo. La religión es la disciplina espiritual. Es la férrea convicción de automatizar la ruta espiritual que en la gran mayoría de los casos la conocemos porque nos la marcaron los padres. Yo veo, y lo afirmo categóricamente, irreversiblemente diezmada la imagen que un día tuvimos de nuestro cardenal, cuyo metamorfosis de Arzobispo a empleado del gobierno, ha valido para que el cristianismo evangelista haya multiplicado una feligresía que considera imprudente la mezcla de las divinidades con las cosas propias del mundo.

Por asuntos de religión siguen muriendo inocentes curiosamente en la geografía donde el hijo de Dios nos mostró el camino para dar vida y para dar luz. Pero es más curioso que en aquellos tiempos cuando Cristo hizo la obra del Padre no había religiones solo cristianos y todos se abrazaban a una sola palabra. Ahora hay religiones que para proclamar su fe imponen prácticas perversas como permitir la esclavitud como pasa con las mujeres en el medio oriente o en el extremo, muy conveniente, de tener a la vez varias de estas o las que se puedan mantener como en otras religiones de origen anglosajón.

El más reciente de los escándalos por cierto muy emblemático y que afecta directamente a los católicos, es el del Padre Alberto Cutie que nos mintió a todos porque desde la televisión, donde explotaba su magnífico perfil, nos hablaba de tantos temas y valores, que nunca nos pasó por la mente contra qué estrellaría su vocación. Ahora algunos dicen que al fin y al cabo, el tal padrecito Cutie -avanzado por un paparatzi en un solo arrumaco playero- es hombre y que sucumbió a las tentaciones de la carne. Sin embargo y lo que es más cierto es que el tal padrecito Cutie sabía a qué se metió al aceptar el celibato en su ordenación. El aceptó los reglamentos y tomó los hábitos para respetarlos y defraudó al mundo católico y se sumó a otros que siendo menos públicos repiten lo mismo.

El celibato no lo impuso Dios, de ser así no hubiera hecho a Adán a su imagen y semejanza y a Eva de la costilla del hombre para que ambos procrearan. No lo estableció Cristo que sabía que sus apóstoles tenían esposas, hijos y familias. No hay evidencia que haya sido sugerido por el Espíritu Santo.

El celibato es una condicionante establecida por el Vaticano como insignia de sacrificio y pureza para que los profesionales de la fe en el catolicismo se acerquen desde esa disposición a la vida resignada de Jesús de Nazaret en su enigmático, rápido y tortuoso paso por el mundo en el que anduvo para salvarnos de nuestros pecados. El celibato, independientemente de su legitimidad o validez, es algo establecido y ha sido un tema que al ser desfigurado o violado ha dañado al catolicismo y de la misma manera han dañado al cristianismo pastores evangélicos que hablando de fidelidad han caído en el adulterio o han hecho de sus denominaciones emporios poderosamente económicos que contrasta con la pobreza de sus feligreses.

Hay religiones, que como la católica en Nicaragua, por razones de omisión en su momento, dejaron que se les fuera de las manos la celebración de los Santos Patronos en Nicaragua. Solo por razones de distancia nos referiremos a Santo Domingo que con el cuento de su traída y su llevada, el paganismo se desborda y termina en un bacanal etílico, homosexual, lésbico y violento por el cual se derrochan millonarias cantidades de un dinero que cristianamente deberían cederlo a orfanatos, asilos o centros de desarrollo infantil, en vez de andar zangoloteando a un Santo que no creo pueda sentirse agradado.

Quiero decir con todo esto que no son las religiones las que salvan y no son las iglesias las que nos hacen más cristianos. Lo que va a contar a la hora de la verdad, cuando tengamos que rendir cuentas de lo que hicimos para tratar de alcanzar la eternidad es otra cosa. Nuestro paso por éste mundo corrupto y lleno de tentaciones que nos representa el infierno mismo no es absolutamente nada en términos de tiempo a lo que nos espera cuando nos vayamos y cuando eso suceda lo que realmente valdrá es como nos comportamos aquí y que obras hicimos por todo aquel necesitado que Cristo nos envió para ayudarle.

Quiero terminar compartiendo con ustedes sobre 10 cosas que Dios no te preguntará cuando tengamos que rendir cuentas.

Dios no te preguntará qué modelo de auto usabas; te preguntará a cuánta gente llevaste para ayudarla.

Dios no te preguntará los metros cuadrados de tu casa; te preguntará a cuánta gente recibiste en ella.

Dios no te preguntará la marca de la ropa en tu armario; te preguntará a cuántos ayudaste a vestirse.

Dios no te preguntará cuán alto era tu sueldo; te preguntará si vendiste tu conciencia para obtenerlo.

Dios no te preguntará cuál era tu título; te preguntará si hiciste tu trabajo con lo mejor de tu capacidad.

Dios no te preguntará cuántos amigos tenías; te preguntará cuánta gente te consideraba su amigo.

Dios no te preguntará en qué vecindario vivías; te preguntará cómo tratabas a tus vecinos.

Dios no te preguntará el color de tu piel; te preguntará por la pureza de tu interior

Dios no te preguntará por qué tardaste tanto en buscar la Salvación; te llevará con amor a tu casa en el Cielo y no a las puertas del Infierno.

Dios no te preguntará si eres católico, evangélico, menonita o islámico; Dios te preguntará si creíste efectivamente en él para andar en sus caminos.

Dios no acusa; solo te pide que prediques con el ejemplo porque lo que realmente te salva es la relación personal que tengas con él.


POR NICARAGUA CUESTE LO QUE C UESTE ASI PENSAMOS EN EL MOMENTO.



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