miércoles, septiembre 01, 2010

LICENCIADOS O SILENCIADOS.

LICENCIADOS O SILENCIADOS.

Ayer, cuando la libertad de expresión era palpable, decía que los periodistas éramos “tapudos con licencia” porque podíamos decir lo que quisiéramos del poderoso de turno o de cualquiera de sus varios anillos. En esos tiempos la libertad era tan extrema que la democracia se podía respirar, y tanto, que nos molestábamos a veces cuando la procacidad de algunos, acompañada de la vulgaridad y el crimen contra la belleza del idioma, nos taladraba los tímpanos. Aun así, independientemente de aquello que oíamos, mirábamos o leíamos y no nos gustaba, siempre estábamos contentos y orgullosos por el derecho del otro a expresa lo que quisiera porque la primera sensación que percibíamos era de una inmensa seguridad de vivir civilizadamente.


Esa libertad de expresión de la que hablo no fue un regalo de los gobiernos sino un derecho conquistado por la nación y sus ciudadanos a través de una guerra donde el verbo se expresó a través de la boca de los fusiles. Preservar esa gigantesca conquista a partir de 1990 no fue fácil porque tuvimos que enfrentar circunstancias duras, muchas de ellas a riesgo de nuestras vidas y aunque los gobernantes de entonces tuvieron sus tentaciones hay que reconocer que al final se impuso la sensatez y entendieron que lanzarse contra el pensamiento y la expresión hubiera significado de todas formas hacer de las paredes de nuestras ciudades, pueblos y comarcas inmensos periódicos denunciando las abominables prácticas y conductas de los dictadores.


Desgraciadamente debo reconocer que ahora hay muchos “tapudos silenciados” porque evidentemente estamos viviendo la reedición de la dictadura de los ochenta que desde su ascenso al poder por la ruta minoritaria del electorado se propuso exterminar al pensamiento libre sin necesidad –por aquello de los viejos errores- de callar una radio, estrangular un periódico o clausurar un canal.



Ahora más refinadamente y como un primer paso el grifo por donde antes manaba a cantaros la publicidad, que generada desde el gobierno promocionaba sus diversos programas, fue cerrado para aniquilar al radio periodismo donde históricamente se concentró la voz de denuncia contra el autoritarismo y la intolerancia. Hoy una gran cantidad de radio periódicos desaparecieron. Centenares de radio periodistas están en la más absoluta y total miseria y muchas radios murieron por la falta de clientes para hilvanar su programación y de publicidad para mantenerse al aire.


Hoy el péndulo guillotinante de las licencias para los medios electrónicos, léase radios y estaciones de televisión afila sus hojas para decapitar a los que le representan piedras en su camino incluso contra aquellos en el mismo bando. Los verdugos no lo disimulan y sugieren con marcada felicidad que en cualquier momento harán una profunda revisión y que las frecuencias, a nombre de la transparencia, serán “licitadas” al mejor postor que perfectamente podría llamarse PETRONIC, ALBACARUNA o cualquier testaferro de la familia presidencial que tiene en su haber Radio ya, Radio Sandino, La Primerísimo, Canal 4, Canal 8 y otras emisoras que llevadas a la quiebra han sido compradas al regalado sin meter que ahora tienen un periódico semanal, el 19, y que están en campaña contra La Prensa, El Nuevo Diario y que indudablemente podrían caerle al Canal 2 que Octavio Sacasa y Martha Pasos supusieron proteger incurriendo en la auto censura para no molestar a los mandamases.


El más bajo golpe a la libertad de expresión es hoy la auto censura. Para qué cerrar canales si con la mirada se domestican. Para qué cerrar emisoras si con la negativa publicitaria se mata al periodista y se mata al radiodifusor. Para qué cerrar periódicos si con los impuestos los ahorcan. La dictadura en el poder ahora es más refinada. Todo aquello que quiere callar lo chantajea. Todo aquello que quiere silenciar lo ahorca hasta dejarlo sin voz y si quiere utilizar las voces que le sean convenientes entonces los compra y estimulan las megalomanías de individuos que juegan a vivianes, que descaradamente sirven al poderoso llevando a sus programas a las “estrellas” del oficialismo para tirarles bola pasada mientras a la oposición se las deja ir de humo para exponerla intencionalmente.


Mientras la libertad de expresión es solo panacea para los que comulgan oficialmente con el régimen y las todavía tribunas libres y valientes que heroicamente se la juegan como soldados de honor para denunciar las desviaciones políticas y morales de los “Compañeros Ortega y Murillo”, lo que observamos los nicaragüenses, es un derroche sin par en nuestra historia del erario público desde el cual millonadas de dólares se pagan a algunos canales que no solo cobran el tiempo-aire que consume la falaz propaganda revolucionarista, sino que como bonificación también han entregado hasta la línea editorial de sus medios.


El país es conducido sobre peligrosos y tenebrosos caminos. Los nicaragüenses de bien tenemos la responsabilidad más grande en todo éste asunto. Si con vehemencia no asumimos el rol que nos corresponde y nos acobardamos ahora que podemos golpear la mesa para denunciar que se están gestando condiciones explosivas el mañana no será no solo duro sino sangriento. El momento es ahora y la decisión es hoy. No enredemos eso de ser mansos, con ser mensos. No permitamos ni la auto censura ni la intimidación.


Hablo de intimidación porque me dejó un sabor amargo que Eduardo Montealegre me haya dicho hace unos días en la Asamblea Nacional, que no lo criticara. Yo creí que aquello era una broma pero lo cierto es que un político, aunque sea primarión, me estaba diciendo a mí que soy periodista que no lo criticara. Francamente ni que Eduardo fuera Jesucristo para no hacerlo. Creo que al banquero se le salió al dictador y eso lo lamento porque se supone que refiero a un demócrata.

Esas cosas se pasan y cuidado con eso porque son desbordes de soberbia. Son mañas aprendidas que deben ubicar a quienes las padecen y no mal interpretar la nobleza y valentía de nuestro periodismo con claudicaciones o acomodos que la sabiduría popular sabe ubicar sobre todo cuando están a flor de piel.


POR NICARAGUA CUESTE LO QUE CUESTE ASI PENSAMOS EN EL MOMENTO.


Soy Moisés Absalón Pastora y con tu voto amigo quiero ser diputado.


Detalles del Momento se transmite de lunes a viernes en horario de 8 a 9 de la mañana a través de los 30 mil vatios de potencia de Radio Poderosa y en su página Web www.lapoderosa700.com

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