martes, marzo 03, 2009

RAÚL CASTRO "DESFIDELIZA" EL GOBIERNO DE CUBA


El Universal

Martes 03 de marzo de 2009

Sale el canciller Pérez Roque y Carlos Lage pierde poder

LA HABANA (Agencias).— Coincidiendo con su primer aniversario como presidente, Raúl Castro remplazó ayer a varios de los funcionarios más poderosos y visibles de la revolución, imponiendo un sello personal a su gobierno en lo que representa la reestructuración más profunda desde que sustituyó a su hermano Fidel Castro.

Entre los desplazados se encuentran el vicepresidente del Consejo de Estado, Carlos Lage, quien perdió su puesto como secretario del Consejo de Ministros, y el canciller Felipe Pérez Roque, informó una nota oficial.

Sin embargo, analistas consultados por AP, dijeron que no hay indicios inmediatos de que las modificaciones se relacionen con las esperanzas de estrechar los vínculos entre la isla y Estados Unidos, ahora que ambos países tienen nuevos mandatarios.

Esta reestructuración abrupta se realizó un año después de que Fidel Castro, de 82 años de edad, tras el deterioro en su salud, cedió la Presidencia de manera definitiva a su hermano menor, de 77 años.

El líder delegó en 2006 el poder, pero los funcionarios que atendían las diferentes esferas —salvo algunos reemplazos de ministros— eran los mismos de entonces.

La extensa nota oficial firmada por el máximo órgano ejecutivo del gobierno y con más de 10 cambios en los niveles más altos, fue leída al final del noticiario del mediodía sin que los locutores dieran indicios sobre su importancia y tras las notas deportivas y el parte meteorológico.

Pérez Roque, de 43 años, el más joven entre los dirigentes revolucionarios y formado desde adolescente por Fidel Castro como su secretario fue reemplazado por Bruno Rodríguez, quien era el vicecanciller y se desempeñó alguna vez como embajador de Cuba ante las Naciones Unidas.

“(Pérez Roque) Era muy cercano a Fidel Castro y edificó su carrera política trabajando directamente” con él, aseguró Phil Peters, especialista en Cuba, en el Lexington Institute, cerca de Washington.

La “nota oficial” leída en el informativo de la televisión indica además la decisión de “liberar al compañero” Lage de su cargo de secretario del Consejo de Ministros. Será sustituido por un militar, el general de brigada José Amado Ricardo Guerra, “con la función de asistir y auxiliar al presidente del Consejo de Ministros, al primer vicepresidente y demás miembros de su Comité Ejecutivo”. Sin embargo, Lage conserva el puesto de vicepresidente del Consejo de Estado.

Al reemplazar hace un año a su convaleciente hermano Fidel en la presidencia, Raúl Castro anunció que reestructuraría el Gobierno para hacerlo más compacto y funcional. Pero la magnitud de los cambios era desconocida. En total, cambió a casi una tercera parte de su Consejo de Ministros. Los cambios fueron aprobados por el buró político del gobernante Partido Comunista.

Pérez Roque y Lage eran dos de las caras más jóvenes y conocidas del gobierno cubano. El canciller había sido durante casi una década secretario personal de Fidel Castro. Lage, que es además vicepresidente, era considerado por muchos expertos como un posible sucesor de los hermanos Castro en la Presidencia.

La noticia no pareció sorprender a los cubanos. “Había un rumor muy fuerte. Raúl lo prometió y lo está cumpliendo. Está comenzando a cambiar las fichas y poniendo a su gente”, dijo Fulgencio, un trabajador de turismo de 47 años que no reveló su apellido.

El jubilado Pedro Hernández definió los cambios en el gabinete en términos de beisbol, el deporte nacional. “Raúl quiere a su gente. Es como el director el equipo de beisbol que lleva a sus jugadores para ganar el campeonato (...) Esos eran hombres de Fidel”, comentó.

Bert Hoffmann, analista del centro de estudios GIGA en Hamburgo, dijo que los cambios en el gabinete podrían generar incertidumbre dentro y fuera de Cuba. “Sustituir el equipo económico por cuadros de poco perfil público envía señales de incertidumbre a actores económicos, tanto domésticos como extranjeros”, opinó.

Para Hoffmann, la profunda reestructuración apuntala, sin embargo, al gobierno de Raúl Castro, quien consolida su poder con figuras militares. “Serán leales a una agenda ‘raulista’ de cambios graduales desde arriba, siempre que sean políticamente controlables”, agregó.

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