"Los eventos de esta pasada semana no dejan duda sobre el tipo de encrucijada en que nos encontramos los nicaragüenses: o aceptamos sin rechistar la dominación del actual gobierno, o, si nos resistimos, su venganza será larga y no cesará hasta destruirnos.
Están claras las reglas del juego. Y si bien no nos extraña el proceder del binomio presidencial, no puede uno menos que quedar pasmado ante la impune visceralidad de sus actuaciones. No respetan a nadie. Hasta a los más simbólicos y representativos hijos de este país están dispuestos a pasar por el lodo de sus mentiras y calumnias en su afán de hacer creer al pueblo humilde y trabajador de Nicaragua, que quienes adversan a este gobierno son todos miembros de una diabólica conspiración para destruirlos no a ellos –el señor presidente y su larga mano con anillos- sino al pueblo mismo.
De manera que el pueblo nicaragüense está a diario recibiendo una dosis maquiavélica de infundios y mentiras tan nefasta y cargada de odio que leerla, no sólo da asco, sino que da miedo, pues la mente que está armando esa “política de comunicación”, es sin lugar a dudas, una mente que no descansa y que está empeñada, más que en la construcción de una nueva cultura política, en la destrucción de todo tipo de tolerancia o respeto para la diversidad de ideas que debe prevalecer en una sociedad que tenga como meta el progreso y la superación de las personas que la componen.
El ataque contra las ONGes, es especialmente macabro pues el Frente Sandinista –y esto lo saben ellos y ellas -todos los involucrados en desprestigiarlas y cancelarlas con los cuentos que han inventado- fue el mayor beneficiado por su existencia. Soy testigo de cómo, durante nuestra guerra contra el somocismo y la Contra, las ONGes fueron un instrumento crucial para obtener apoyo para el crecimiento y el desarrollo de la lucha política en Nicaragua. Movimientos como Ampronac, Pueblo Unido, organizaciones como la ATC, la CST, poco podrían haber llegado a ser sin la ayuda generosa de los gobiernos y organismos no gubernamentales internacionales, que les prestaron su apoyo y su FINANCIAMIENTO. Una simple investigación del uso de los fondos en la Fundación Augusto César Sandino, del FSLN, durante los 80 y 90, arrojaría una radiografía clara de cómo en nuestro país, pobre y desguarnecido, el financiamiento de los proyectos políticos ha descansado en gran medida en la solidaridad de estos ONGes que ahora se le presentan al pueblo como depredadores del dinero “del pueblo”. ¿Qué hipocresía es ésta que pretende castigar como delito el uso de dinero entregado conscientemente por estas organizaciones de larga participación en la historia de nuestro país, para la promoción de los derechos de las mujeres, del derecho democrático a organizarse, de la construcción de ciudadanía? ¿Qué es esa directiva, bajada desde el gobierno ahora, de que las ONG no pueden involucrarse en política, sino un absurdo dictado de su afán de control? El objetivo, por supuesto, es que nadie tenga un peso para montarles una marcha, ni tenga los recursos para expresar por los medios que crea conveniente –y que cuestan- un punto de vista opuesto o diferente al del gobierno. ¿No es esto acaso una muestra clara de cómo el gobierno –con toda alevosía y ventaja- está imponiendo condiciones donde sólo ellos tendrán los medios para promover su único punto de vista? ¿No es esa una actitud asociada con una dictadura, esa palabrita que tanto les molesta? Usando uno de los dichos favoritos y más simpáticos del Comandante Bayardo Arce: por favor, entre bomberos, no nos pisemos la manguera.
El crimen por supuesto del que acusan ahora a las ONG o a quienes han recibido apoyo de organismos y convenios internacionales, perfectamente aceptables hasta la llegada de esta administración al poder, consiste en no haber sido dóciles y en no plegarse a su visión de la realidad. Aparentemente todos y todas estamos FORZADOS a aceptar ese discurso de que este presidente y su esposa, son ungidos de Dios, como pretendían ser los monarcas de antaño, incapaces pero ni de un mal pensamiento; pobrecitos, acusados de cosas horribles cuando ellos son los salvadores no sólo de Nicaragua, sino del mundo entero.
Ya es hora de que estos gobernantes nuestros crezcan y maduren, por favor, y dejen de tener la piel tan delicada y de ser tan vengativos y furibundos con sus “castigos divinos”. ¿A dónde creen que nos van a llevar por ese camino? La prensa libre y las personas que forman opinión son duras y hasta implacables con los gobernantes en todas partes del mundo. ESA ES SU MISION. ¿Por qué les tienen tanto miedo? ¿Por qué no dejan ni hablar a los ministros? ¿Por qué este presidente que parece tan enamorado de los micrófonos, no da entrevistas a los medios, no comparece ante su pueblo fuera de esos espacios donde él controla todo, y se somete a las preguntas de los periodistas? Esta idea de que son intocables y de que quien los toque las va a pagar, es realmente propia de una inseguridad patológica. Y esa inseguridad patológica es la que está guiando el desarrollo de una cultura de intolerancia verdaderamente grave para el destino de nuestro país.
Hay que ver la iniquidad, la vulgaridad, de la redacción de las noticias en los medios oficialistas. Es temible y es dirigida con una maldad verdaderamente atroz: echarle la culpa a Sofía por los crímenes del hermano, acusar a las ONG de “lavar dinero”, acusar como corrupto a alguien de la integridad moral de Carlos Fernando Chamorro, a las mujeres de “tamales” o de promover el aborto, llamar “culos rosas”, “niños Channel” a los jóvenes que llegaron a protestar a Multinoticias. Eso se llama MANIPULAR, aquí y en Cafarnaúm.
Una cosa está clara para mí: hay guerras de guerras y ya estamos en guerra en Nicaragua, aunque no se haya tirado ni un tiro. La guerra es por la mente del pobre pueblo nuestro, a quien quieren amaestrar y adoctrinar a punta de falsear la realidad.
Pero como dice el dicho: no se pueden engañar a todo el mundo, todo el tiempo. Y si bien este gobierno tiene el poder, los medios, el dinero, el ejército y la policía, las cortes, los jueces, los funcionarios electorales, y todos los hilos de esta red, también lleva en su seno la semilla de su propia destrucción; porque si Sandino sólo necesitó 30 hombres para cambiar la historia, en Nicaragua hay mucho más de treinta personas que no aceptaremos este estado de cosas y que seguiremos luchando contra esta iniquidad.
Y lo haremos no por reales, ni por poder, ni por puestos, ni porque nos toquen el himno nacional, sino porque amamos a nuestro país, porque somos capaces de ver y entender lo que quieren hacerle a nuestro pueblo, y no cejaremos en la lucha por defender valores humanos como la decencia, el respeto y la dignidad que cada ciudadano de esta tierra se merece.
Ya podrán echarnos a la cárcel, confiscarnos, descalificarnos con sus palabras artificiosas y falsas, quitarnos lo que se les ocurra y vanagloriarse de sus pírricas victorias, que nosotros también tenemos poder, el poder de nuestras convicciones y de nuestro amor. Y ese poder que no necesita usar la mentira, ni la fuerza, ni los manejos para existir, es y ha sido siempre, el único que a la postre ha escrito las páginas más revolucionarias en la historia de la humanidad".
viernes, octubre 17, 2008
CONTRA EL FUEGO, FUEGO: GIOCONDA BELLI
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