La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) se ocupó específicamente de Nicaragua, en la asamblea que celebró en Madrid, España, entre el domingo 5 y el martes 7 de octubre corriente. Tal como informó LA PRENSA en su edición de ayer, el nuevo presidente de la SIP, el periodista colombiano Enrique Santos —director del diario El Tiempo, de Bogotá— incluyó a Daniel Ortega en el grupo de gobernantes del hemisferio integrado por Cristina Kirchner, de Argentina; Rafael Correa, del Ecuador; Evo Morales, de Bolivia, y Hugo Chávez, de Venezuela, “incapaces de aceptar q ue el pluralismo de opinión y el derecho a la crítica son pilares esenciales de esa democracia que les llevó al poder”.
“Nos preocupa el deterioro de las relaciones entre la prensa y los gobiernos en muchos países, en la Bolivia de Morales, en la Honduras de Zelaya, en el Ecuador de Correa, en Venezuela y en la Nicaragua de Daniel Ortega”, reiteró el presidente de la SIP, quien no excluyó de la crítica al presidente de su país, Colombia, Álvaro Uribe, que “para nada hostiga a la prensa pero se sale con frecuencia de sus casillas ante cuestionamientos periodísticos”. “Más allá de una ideología determinada, esto —la hostilidad de los gobernantes a los medios independientes y los periodistas que los critican— es una tensión casi natural entre la prensa y el poder, pero hay gobiernos que son más intolerantes, lo vemos con mayor o menor grado en todo el hemisferio”, especificó el presidente de la SIP; lo cual es, precisamente, lo que esta sufriendo Nicaragua con el gobierno autoritario de Daniel Ortega, quien es un enemigo declarado y mortal de la libertad de expresión y de prensa.
También en las conclusiones de la asamblea de la SIP que se celebró en la capital española, se señaló expresamente a Nicaragua, donde “las mayores agresiones contra periodistas y medios de comunicación independientes han sido incentivadas por el Poder Ejecutivo. El presidente Daniel Ortega ha utilizado mecanismos directos e indirectos como forma de presión. El Gobierno ha actuado judicialmente contra periodistas y medios independientes y utiliza la publicidad gubernamental para discriminar”, se dice en las conclusiones de la asamblea madrileña de la SIP.
La preocupación de la SIP por Nicaragua es de antigua data, desde cuando esta asociación de periódicos y periodistas independientes de las Américas se constituyó, en los años cuarenta del siglo XX, pues aquí casi siempre ha habido restricciones a la libertad de prensa y represión contra los periodistas independientes, salvo en el período gubernamental de doña Violeta Barrios de Chamorro, de 1990 a 1997. Y sobre todo se interesó la SIP en Nicaragua a partir de que el Diario LA PRENSA se afilió a ella, al comienzo de los años cincuenta del siglo pasado, y llevó a sus reuniones los informes sobre las agresiones a la libertad de prensa en este país.
Acerca de la importancia que tiene un pronunciamiento de la SIP sobre el irrespeto gubernamental a la libertad de prensa en Nicaragua , cabe recordar y citar lo que escribiera el doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal en un editorial que él tituló apropiadamente ¿Qué significa la opinión de la SIP?, el cual fue publicado en la edición de LA PRENSA del 30 de enero de 1954: “Por lo que hace a las consecuencias que una decisión de la SIP puede traer en un caso como el presente (una agresión de la dictadura somocista contra la libertad de prensa), ellas pueden deducirse simplemente de la representación que esa sociedad tiene en todos los países del hemisferio occidental, donde la opinión pública es respetada por los gobiernos, y donde los periódicos libres encauzan los problemas relativos no sólo a la política interior de sus países, sino a las buenas relaciones que éstos sostienen con sus vecinos”.
En realidad, la fuerza moral de la solidaridad nacional e internacional es intangible pero poderosa, porque se funda en la verdad, en la razón, en la justicia y el derecho. Por eso fue que LA PRENSA sobrevivió y venció junto con el pueblo a la dictadura derechista del somocismo. Por eso LA PRENSA pudo sobrevivir y vencer junto con la población democrática a la primera dictadura izquierdista de Daniel Ortega, que fue peor que la somocista. Y por eso venceremos a la nueva dictadura personalista, familiar, oligárquica y corrupta que nos quiere imponer el mismo Daniel Ortega, ahora pintarrajeada con una confusa mezcla de izquierdismo, derechismo y fascismo.
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