sábado, septiembre 22, 2012

¿CUÁNTAS COSAS EXISTEN QUE NO NECESITO PARA SER FELIZ?


Al viajar por el Oriente, mantuve contacto con los monjes del Tíbet, en Mongolia, Japón y China.  Eran hombres serenos, solícitos, reflexivos y en paz con sus mantos de color azafrán.  El otro día, observaba el movimiento del aeropuerto de Sao Paulo (Brasil): la sala de espera llena de ejecutivos con teléfonos celulares, preocupados, ansiosos, generalmente comiendo más de lo que debían.  Seguramente, ya habían desayunado en sus casas, pero como la compañía aérea ofrecía otro cofee break (café con panecillos), todos comían vorazmente.  Aquello me hizo reflexionar: ¿Cuál de los dos modelos produce felicidad?

El otro día en mi unidad residencial, a las 9 de la mañana me encontré en el ascensor con Daniela, de 10 años, y le pregunté:
-    ¿No fuiste hoy a la escuela?
Ella respondió:
-    No, voy por la tarde.o le comenté:
  Qué bien, entonces por la mañana puedes jugar, y dormir hasta más tarde.
-    No, respondió ella: tengo muchas cosas por hacer en la mañana.
-    ¿Qué cosas?, le pregunté.
-    Asisto a clases de inglés, de baile, de pintura, de natación, y comenzó a detallar su agenda de muchachita robotizada.

Entonces, me quedé pensando:

-    ¡Qué pena, que Daniela no dijo: Tengo clases de religión, de espiritualidad, de meditación, etc.!  Estamos formando súper-hombres y súper-mujeres, totalmente equipados, pero emocionalmente infantiles.

Una ciudad progresista del interior de Sao Paulo tenía en 1960, seis librerías y un gimnasio;  hoy tiene sesenta gimnasios y tres librerías.  No tengo nada contra el mejoramiento del cuerpo, pero me preocupa la desproporción en relación al mejoramiento del espíritu.  Pienso que moriremos esbeltos: ¿Cómo estaba el difunto?".  ¡Oh, una maravilla, no tenía nada de celulitis!

Pero ¿cómo queda la cuestión de lo subjetivo, de lo espiritual, del amor?

Hoy, la palabra es "virtualidad".  Todo es virtual.  Encerrado en su habitación, en Brasilia, un hombre puede tener una amiga íntima en Tokio,  sin ninguna preocupación por conocer a su vecino de al lado.  Todo es virtual.  Somos místicos virtuales, religiosos virtuales, ciudadanos virtuales.  Y somos también éticamente virtuales.

La palabra hoy es "entretenimiento";  el domingo entonces, es el día nacional de la imbecilidad colectiva.  Imbécil el conductor, imbécil quien va y se sienta en un parque, quien va a un estadio de fútbol, imbécil quien pierde la tarde en frente de una pantalla de televisión.

Como la publicidad no logra vender felicidad, genera la ilusión de que la felicidad es el resultado de una suma de placeres: Si toma esta gaseosa, si usa estas zapatillas, si luce esta camisa, si compra este auto: "usted será feliz".  El problema es que, en general, no se llega a ser feliz.  Quienes ceden, desarrollan de tal forma el deseo, que terminan necesitando de un analista, o de medicamentos.  Quienes se resisten,  aumentan su neurosis.

El gran desafío es comenzar a ver cuán bueno es ser libre de todo ese condicionamiento globalizante, neoliberal, consumista.   Así,  se puede vivir mejor.  Para una buena salud mental son indispensables tres requisitos: amistades, autoestima y ausencia de estrés.

Hay una lógica religiosa en el consumismo post-moderno.  En la Edad Media, las ciudades adquirían status construyendo una  catedral;  hoy en Brasil, se construye un centro comercial.  Lo curioso es que la mayoría de los centros comerciales tienen líneas arquitectónicas de catedrales estilizadas; a ellos no se puede ir de cualquier modo, es necesario vestir ropa de última moda.  Y allí dentro se siente una sensación paradisíaca: no hay mendigos, ni chicos de la calle, ni suciedad, etc.

En estas catedrales con venerables objetos de consumo, acolitados por bellas sacerdotisas, se observan varios nichos: Quienes pueden comprar al contado, se sienten en el reino de los cielos.  Quienes pueden comprar a crédito, se sienten en el purgatorio, y quienes no pueden comprar, se van a sentir en el infierno.

Felizmente, todos terminan como en una eucaristía post-moderna, hermanados en una misma mesa, con el mismo jugo y la misma hamburguesa de Mac Donald.

Cuando estoy en un centro comercial, acostumbro a decirles a los empleados que se me acercan en las puertas de los negocios: "Sólo estoy haciendo un paseo socrático".  Delante de sus miradas espantadas, explico: "Sócrates, era un filósofo griego a quien le gustaba descansar recorriendo el centro comercial de Atenas.  Cuando vendedores como ustedes lo asediaban, él les respondía: "Sólo estoy observando cuántas cosas existen, que no necesito para ser feliz".

Frei Beto  
Teólogo Brasileño

Señor; gracias por todo lo que has hecho en mi vida y por todo lo recibido de tu mano por tu misericordia.  Quiero ser feliz con lo que tengo y trabajar con equilibrio por lo que no tengo, pero por encima de todo, poner mi confianza únicamente en Ti.  Ayúdame a jamás poner mi confianza en las riquezas o en los bienes ateriales.  Tú eres quien da la vida y la fuerza para trabajar y mi confianza únicamente debe estar en Ti.  Ayúdame a permanecer en la perspectiva correcta de buscar primeramente tu Reino y tu Justicia sabiendo que lo demás será por añadidura. Sé, que si hoy pongo mi confianza en lo material, pronto me veré envuelto en la angustia y la decepción, pero si pongo mi confianza en Ti, pronto me veré envuelto en Tu Paz y Tu Bendición.
Amén

Enviado por: Sigifredo Varela A.



Un Abrazo, que Dios te bendiga, te muestre su rostro, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, muchas bendiciones de Vida, Paz, Amor, y mucha Prosperidad;

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