viernes, noviembre 11, 2011

TENIA QUE SER, PURA PRÁCTICA

Una señora con su hijito de 10 años está comiendo en un restaurante.
En un descuido, el chico se mete una moneda en la boca y se atraganta.

La madre intenta hacerle escupir la moneda golpeándole la espalda, dándole palmadas en el cuello, sacudiéndolo, sin éxito.

El chico ya comienza a dar muestras de asfixia y la madre, desesperada, comienza a gritar pidiendo auxilio.

Un señor se levanta de una mesa cercana, y con pasmosa tranquilidad, sin decir palabra alguna, le baja los pantalones a la criatura, toma sus pequeños testículos, los aprieta con fuerza, y tira hacia abajo violentamente.

Automáticamente, el niño -ante el dolor irresistible- escupe la moneda, y el señor, con la misma pasmosa tranquilidad con la que se acercó, regresa a su mesa sin decir palabra.

Al rato, la señora, ya tranquilizada, se acerca para agradecerle que haya salvado la vida a su hijo, va a su mesa y le pregunta:

-¿Usted es médico?
-No señora, SOY INSPECTOR DE HACIENDA experto en apretarle los huevos a la gente y sacarles hasta la última moneda.

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