Un informe por demás crítico sobre la situación de los derechos humanos, llevó al gobierno de Hugo Chávez a expulsar del país a José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch (HRW), que ayer en un comunicado consideró la medida como “una prueba más de la creciente intolerancia” que prima en Venezuela
José ValesCorresponsal
El Universal
Sábado 20 de septiembre de 2008
BUENOS AIRES.— Un informe por demás crítico sobre la situación de los derechos humanos, llevó al gobierno de Hugo Chávez a expulsar del país a José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch (HRW), que ayer en un comunicado consideró la medida como “una prueba más de la creciente intolerancia” que prima en Venezuela.
El director ejecutivo de HWR, Kenneth Roth, difundió ayer el comunicado en Sao Paulo, en el que aseguró que tanto Vivanco como el subdirector de esa organización, Daniel Wilkinson, fueron interceptados por funcionarios oficiales en el hotel donde se hospedaban, se les entregó una nota en la que se les acusaba de “ejercer actividades contra el Estado”, al tiempo que “sus teléfonos celulares fueron confiscados y sus peticiones para que se les permitiera ponerse en contacto con sus embajadas les fueron rechazadas”.
Ambos representantes de HRW fueron transportados al aeropuerto y los obligaron a abordar un avión con destino a Sao Paulo, Brasil.
En tanto, el comunicado oficial de la Cancillería venezolana sobre la expulsión de Vivanco y Wilkinson, sostiene que el gobierno “ha decidido expulsar del territorio venezolano al referido ciudadano portador de un pasaporte chileno, y al estadounidense… por haber violentado la Constitución y las leyes venezolanas y agredir a las instituciones de la democracia venezolana”.
Venezuela debe “hacer respetar la soberanía nacional frente a agresiones de factores internacionales que responden a intereses vinculados y financiados por las agencias del gobierno de los Estados Unidos de América, que tras el ropaje de defensores de derechos humanos despliegan una estrategia de agresión inaceptable para nuestro pueblo”, puntualiza el comunicado de la Cancillería.
En su informe, dado a conocer en la víspera en Caracas, HRW consideró que la administración Chávez “ha debilitado las instituciones democráticas y las garantías de derechos humanos”, con el fin de “contener a la oposición política” a lo largo de su gestión y de “controlar el Poder Judicial, limitar la libertad de prensa, sindical”, entre otras cuestiones.
Para el canciller Nicolás Maduro, la expulsión de los dos representantes de HRW “es un mensaje claro a quien intente venir a conspirar desde dentro”.
“Todo aquel que se entrometa en los asuntos internos de Venezuela, recibirá la misma respuesta”, agregó Maduro en declaraciones a la televisión local.
Ayer, desde los canales oficiales se convocó a la población a manifestarse en las calles en apoyo al gobierno por esta decisión, y al caer la tarde cientos de militantes del oficialismo comenzaban a llegar a la Plaza Simón Bolívar.
En declaraciones a la prensa desde Sao Paulo, Vivanco consideró que su expulsión obedece a “una táctica de distracción” para que no se hable “de los graves problemas que padece el país y su democracia. Es una confirmación de la falta de tolerancia del gobierno del presidente Chávez a las críticas” y, de paso, acaba de sumar una nueva batalla. No ya con algún colega presidente, ni con los militares bolivianos como ocurrió el fin de semana pasado, sino con un organismo de derechos humanos como HRW.
En Washington, el gobierno de EU tildó de “reprensible” la decisión de Chávez contra HRW, mientras que en Miami la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) repudió la medida como “un atentado más a la libertad de expresión”
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