sábado, abril 19, 2008

AGRESIÓN JUDICIAL CONTRA LA LIBERTAD DE PRENSA.


La sentencia que dictó el juez sandinista, Celso Urbina, el jueves en la noche, contra el director de LA PRENSA, don Jaime Chamorro Cardenal, y el jefe de Redacción Eduardo Enríquez, es una agresión directa contra este Diario, pero está dirigida contra todos los medios de comunicación social independientes y es un brutal atentado contra la libertad de expresión y de prensa en Nicaragua.

Es que la libertad de prensa constituye el obstáculo principal a la restauración de la dictadura en Nicaragua. Es también el único medio que tienen los ciudadanos para denunciar y combatir la corrupción gubernamental y es el baluarte de las fuerzas democráticas en la lucha por la defensa de la libertad y la salvación de la democracia. No es casual, entonces, que se agreda a LA PRENSA acusando y condenando a su director y a su jefe de Redacción por un delito que no cometieron, inventado, fraguado en las oficinas del partido gubernamental para castigarnos y amedrentar a los demás medios de comunicación.

Ciertamente, el supuesto delito de injuria por el cual el juez sandinista Celso Urbina dictó sentencia contra don Jaime Chamorro Cardenal y Eduardo Enríquez, nunca se cometió y por lo tanto no lo pudieron probar las acusadoras, ni su asesor legal sandinista ni el mismo juez sandinista. El colmo de este juicio kafkiano (es decir, absurdo, grotesco y malévolo), es que la acusación que se presentó fue por el delito de calumnia, pero a última hora, ante la imposibilidad de demostrar que Chamorro y Enríquez hubieran calumniado a sus acusadoras porque nunca lo hicieron, o simplemente porque le dio su regalada gana, el juez sandinista sacó de la manga de su toga la sentencia condenatoria por injuria, que tampoco se probó en ningún momento porque los acusados y víctimas en ningún momento han injuriado a sus acusadoras.

Este totalitario juicio condenatorio contra LA PRENSA y contra la libertad de prensa —que además ofende el prestigio de la Universidad Centroamericana (UCA), la cual de buena fe presta sus instalaciones al Poder Judicial para que se haga justicia, no para que se le atropelle— ha sido como uno de los sórdidos “procesos de Moscú” en la era estalinista de la extinta Unión Soviética; como los juicios hitlerianos en la Alemania nazi, contra disidentes, demócratas, intelectuales, periodistas y judíos alemanes; como los procesos contra periodistas independientes e intelectuales disidentes en la Cuba castrista y comunista. Pero no es necesario ir tan lejos. El proceso y la sentencia del juez sandinista Celso Urbina contra el Diario LA PRENSA y la libertad de información, es una vulgar reedición de los juicios que los jueces verdugos del somocismo realizaban, una y otra vez, contra el Director Mártir de LA PRENSA, doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal y contra este Diario de los Nicaragüenses.

Las personas democráticas, normales y decentes no se explican por qué ocurre en Nicaragua algo tan absurdo, como esta burda acusación, proceso y condena contra el Diario LA PRENSA. Y nos preguntan a qué atribuimos semejante atropello a la justicia, a la decencia procesal, a la dignidad y ética del Poder Judicial, incluso al sentido de razón que es el don más preciado que Dios concede a todas sus criaturas, hasta a las menos dotadas de inteligencia. Pero es que un hecho irracional no se puede explicar racionalmente.

Lo que ha ocurrido con este juicio y sentencia kafkianos del jueves 17 de abril corriente contra el Diario LA PRENSA, es un atropello que fue ordenado por alguien que no tolera la libertad de prensa, que desprecia la democracia y que no puede vivir sin avasallar a los demás. Esa sentencia es simple y llanamente la ejecución judicial de una voluntad autoritaria, fascista o fascistoide.

En términos específicos, tal vez la explicación posible de esta agresión judicial contra LA PRENSA y la libertad de información, es que como los Consejos del Poder Ciudadano (CPC) son la columna vertebral de la estrategia que se ha fraguado para restaurar la dictadura en Nicaragua, se nos está advirtiendo que nadie debe criticar a esos organismos, ni al Gobierno, ni a las personas que los dirigen, y que los medios de comunicación social deben practicar la autocensura. En esta ocasión han escogido al Diario LA PRENSA para reprimirlo, pero mañana puede ser o será cualquier otro medio de comunicación escrito, radial o televisivo que se atreva a criticar y a denunciar los abusos y la corrupción gubernamental. Claramente se ve que la amenaza es contra todos los medios, entidades y personas que se opongan o que se quieran oponer a la marcha aplastante del poder autoritario del presidente sandinista Daniel Ortega y a la dictadura que se está restaurando en Nicaragua.

LA PRENSA va a agotar todos los recursos legales en su propia defensa y para defender la libertad de prensa en Nicaragua. En todo caso, como dijo nuestro director, don Jaime Chamorro Cardenal al conocer la brutal sentencia del juez sandinista contra él y Eduardo Enríquez, es “el Poder Judicial el que está sentado en el banquillo de los acusados, no nosotros. Nosotros estamos sentados, pero con dignidad. El Poder Judicial no tiene dignidad aquí en Nicaragua”.

La fuerza bruta y el odio sectario están contra LA PRENSA, pero de nuestra parte está la razón, el derecho y la justicia. Y tenemos el respaldo de todas las personas e instituciones que defienden la libertad de prensa, cuya solidaridad agradecemos desde lo más profundo de nuestros corazones.

1 comentario:

Rafael del Barco Carreras dijo...

La libertad de prensa en España...

V. GRUPO Z

El Periódico, Interviú, Tiempo…



Rafael del Barco Carreras



¿Quién decidirá el desnudo y escándalo en portada de INTERVIÚ?, ¿o la magnitud de las letras en los titulares de EL PERIÓDICO?, ¿Juan Carlos Rodríguez Ibarra, el nuevo Presidente de la Junta de Extremadura, el de alguna caja de ahorros financiera, el metalúrgico supuesto comprador, o una mesa de sabios?. Quizá sea el último enredo de Antonio Asensio desde el más allá. Desaparecido él, su imperio se desmoronaba, pero lo salva su entrega al triunfante Socialismo, que a él le importaba un rábano. Su herencia no acabará igual que Cambio 16, Telexprés y tantos más… la quiebra y los juzgados.

La historia de Vueling, con otros colores, se repite. Aquí en lugar de Josep Piqué Camps y su contratante Manuel Lara, interviene Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ex presidente de la Junta de Extremadura y un ex chatarrero convertido en gran empresario a la sombra del Poder en Extremadura, que primero comprará unos periódicos de Prisa, y después, por nada menos 500 o 600 millones de euros (según asciendan las deudas), 100.000 millones de las antiguas pesetas, el Grupo Z. Ampliaciones de capital, créditos con dudosas garantías, y titularidades pignoradas. Nadie invertirá un duro, ¡los locos con tanto dinero no existen! ¡En plena CRISIS!, y aplaude uno de la claca, “era hora que Extremadura se situara a la cabeza en España”. ¡Pobre Extremadura, que caro le saldrá que sus políticos manejen una fábrica de mentiras y autobombo con 3.300 empleados!. Tenía… porque la gran empresa que meses atrás los compradores pujaban por su compra, ahora abre expediente de crisis para quitarse de encima su gran activo, la mayoría de sus 300 directivos. Los reales “compradores”, que supuestamente unirán a las subvenciones y favores de la Generalitat los de la Junta de Extremadura, parece no tienen bastante y anuncian “regularizaciones de empleo”.

Me atrevería pedir desde aquí a algún viejo cabreado directivo de la casa (de los que este jueves, 5-06-08, se manifestaban temiendo por su empleo pero que no movieron un dedo y menos su bolígrafo por mis tres años de prisión preventiva) me contara los pactos y relaciones entre Javier de la Rosa y Asensio para cargar contra mí y soslayar su indiscutible relación (lo escribe el propio JUEZ ESPECIAL que también se olvidó del gran financiero) en el Caso Consorcio de la Zona Franca, ver www.lagrancorrupcion.com

A Asensio, que descabalgó a sus dos socios iniciales, no le hará feliz. Él, ambicioso sin freno, quería ser Murdoch, y un veinte por ciento, que dicen retendrá la familia de un negocio de fantasías en manos de políticos, no le agradaría. La vida y la muerte, y sus futilidades.