* Leyes militares a cambio de “denigrante” cuota de poder.
* El PLC superó al zancudismo en la Asamblea Nacional.
* Fraude está montado para 2011 y Ortega se mantendrá en el poder “por las buenas o las malas”.
Carlos Salinas Maldonado | 24/12/2010
El presidente Daniel Ortega puede terminar el año con una sonrisa de satisfacción. En 2010 Ortega se convirtió en el mandatario con mayores poderes desde la transición de 1990, gracias a una forma de hacer política que pasa por ver de lado las leyes y la Constitución. El mandatario controla los poderes del Estado, reforzó su poder con tres leyes de carácter militar y gobernó prácticamente sin molestias de una oposición azotada por el zancudismo y la división. Para el experto constitucionalista Gabriel Álvarez, Ortega triunfó en su afán de reventar el sistema institucional del país.
El experto asegura que esa forma tan personal de hacer política contó con la ayuda del Partido Liberal Constitucionalista y la beligerancia de su líder, el ex presidente Arnoldo Alemán. Fue éste, dice Álvarez, quien a cambio de cuotas de poder que cataloga de “denigrantes”, cedió a Ortega un poder que el mandatario parece estar dispuesto a fortalecer en 2011, año electoral, por las buenas o por las malas. Entendiéndose por malas las posibilidades de otro fraude electoral.
Álvarez hace en esta entrevista con Confidencial un balance de un año que tilda de catastrófico para el Estado de Derecho y la institucionalidad, y da pinceladas de lo que depara a los nicaragüenses en un año que desde ya se prevé intenso.
Vemos a un presidente Ortega que en 2010 logró, prácticamente sin oposición, avasallar todo el poder.
Efectivamente. Ese proceso lo he llamado desinstitucionalización y personalización del poder político. El Presidente logró avanzar de manera dramática en este proceso, de tal manera que yo me atrevería a afirmar que en Nicaragua el sistema de frenos y contrapesos que estructura la división de poderes, no existe. Y no sólo en los poderes de inspiración montesquiana, sino también a nivel territorial: el principio de división de poderes está resquebrajado, roto, hecho añicos. Los poderes del Estado son verdaderas comparsas del Presidente, quien logró neutralizarlos, hizo de ellos lo que quiso, tiene integrándolos a personas que él quiere, contra todas las normas y principios jurídicos.
Por lo tanto, los miembros de los órganos con relevancia constitucional le deben su permanencia y todo lo que ello conlleva, a la voluntad personal del presidente Ortega. La labor institucional para la cual están llamados a actuar no puede existir: cuando ellos quieran actuar como instituciones democráticas en un Estado de Derecho, aquel su valedor, aquella voluntad totalmente arbitraria de la que dependen, sencillamente les va a poner fin a su mandato. En esto podríamos dejar un poquito fuera a la Asamblea Nacional, porque ahí hay una legitimidad dada por el sufragio.
Sin embargo, el Presidente demostró que tiene una gran influencia en la Asamblea. Quedó demostrado con la aprobación de las leyes militares: se aprobaron con una mayoría inquietante.
Con una mayoría inquietante si partimos de la premisa de que la oposición la integraban todos los miembros de bancadas distintas a las del FSLN. Eso no es cierto, nunca lo ha sido. Es más, no sé por qué llamamos diputados independientes a diputados que no lo son, pero que usufructúan y sacan réditos políticos a una connotación de independientes y no de oficialistas, como realmente lo son.
A medida que se acerca el proceso electoral, las circunstancias políticas fueron exigiendo que algunas bancadas y diputados de la Asamblea Nacional mostraran muchísimos más puntos de coincidencia con la bancada oficialista que de discordancia; es más lo que los une que lo que los separa. Por lo tanto, no cabe seguirlos llamando oposición. La oficiosidad de algunos diputados del PLC fue mayor que la de los del FSLN.
¿Esa oficiosidad es la señal de un pacto re fortalecido?
Sin lugar a dudas. El PLC y el FSLN reforzaron el acuerdo que ya han tenido y que en los últimos años había tenido sus altibajos, pero que en lo esencial nunca se ha roto. En este momento, con toda claridad, ese pacto se encuentra sumamente reforzado, sólido. Sin embargo, hay indicios de que este pacto ahora es más denigrante para el PLC: Ya la fase de zancudismo conservador se superó.
El PLC está muy deteriorado en su liderazgo. Ellos tienen que comprender, o por lo menos no descartar, que ya su rol es menos que zancudo, un rol que se basa en jugar un papel que el FSLN cree que deben jugar para defender un statu quo en el que el principal beneficiario es el FSLN, y el PLC solamente tiene que recibir las migajas que le da el FSLN. Eso es muy lamentable, porque yo creo que eso se está haciendo a la espalda de la mayoría de los liberales o quienes simpatizan con el liberalismo.
¿Entonces la candidatura presidencial de Arnoldo Alemán vendría a legitimar una posible candidatura del ex presidente Ortega?
Sí. Creo que el ex presidente Alemán no quiere retirarse. Él dice: Yo no soy José Rizo, que no ganó porque fuimos desunidos. Ahora que estoy libre, yo puedo ganar. Él puede pensar eso, y aunque en un momento dejara de pensarlo, hay fuerzas que le impiden retirar su candidatura.
Efectivamente, el ex presidente Alemán debe estar jugando un papel de división de la oposición, que a él, a su familia, a sus allegados les resulta, porque el presidente Ortega les permite manejar una porción muy pequeña, yo diría denigrante, pero que al final de cuentas es un negocio. Yo creo que el PLC está en la línea de que si no se vuelven a unir con el Frente pueden seguir perdiendo sus cuotas.
¿Ese acercamiento entre los dos grandes partidos significaría que el presidente Ortega tiene mayores posibilidades para alcanzar una reforma constitucional que legitime su reelección?
No, no lo creo. Cuando un país no funciona conforme a Derecho todo puede ocurrir de un día para otro, pero creo la aprobación de estas leyes (militares) fue como un regalo de compensación, un intercambio de regalos navideños. El presidente Alemán, y sobre todo alguno de sus asesores, vieron que había un costo altísimo a pagar por la reforma, y que tal vez no era necesario: con la sentencia de la Corte Suprema era suficiente, por eso se retiraron sus magistrados. Le dijeron (al Presidente) sacá la sentencia, nosotros nos hacemos de la vista gorda un rato, después reclamamos, pero vos vas con tu candidatura y además te vamos a dar estas leyes (militares) que aumentan tu poder.
Las contraprestaciones las vamos a ir viendo. No descarto que el caso contra el ex presidente Enrique Bolaños responda a esta situación: movido por una exclusiva sed de venganza personal por parte del ex presidente Alemán. Al Frente eso no le molesta, porque si estuviera interesado desde hace rato el ex presidente Bolaños estuviera en proceso. Probablemente hasta que se muera el doctor Alemán va a tener esa espinita. Es uno de los obsequios que le está dando el presidente Ortega, y van a seguir saliendo. Vamos a ver en las próximas semanas cuáles son los otros.
Se especula, por ejemplo, sobre una posible inhibición de Fabio Gadea Mantilla.
Yo creo que es razonable especular sobre eso. Sin embargo, al FSLN le va interesar que vayan ambos candidatos. Dependiendo cómo vayan las encuestas marcando la realidad político-electoral, de esa manera el presidente Ortega va a ir cumpliendo, más o menos, el pacto con Alemán. A mí no me cabe la menor duda de que el presidente Ortega va a tratar de cumplirle al ex presidente Alemán, pagarle los enormes favores concedidos por éste.
¿Es suficiente para el Presidente contar con un fallo de la Corte Suprema que le permite reelegirse?
Aquí se han roto todos los referentes de racionalidad jurídica. No es sólo que esa sentencia tiene contenidos absurdos, manipulados y de una gran pobreza técnica; sino es que el órgano se integró mal, es ilegal todo. Creo que el Presidente ya no va por la reforma constitucional legítima, él va a hacer mucho énfasis de que en Costa Rica así ocurrió, que en Colombia así ocurrió. Su principal fundamento no es la Corte Suprema nicaragüense, porque ésa está desprestigiada universalmente; el principal fundamento del Presidente es la Corte Suprema de un país como Costa Rica o de un país como Colombia: que si allá ocurrió, por qué aquí no. Yo creo que ya no le queda más remedio que ése. Él buscó la reforma y no la logró, entonces va por la sentencia costarricense y colombiana, no la nica, que para él vale cero.
El Presidente está una posición muy cómoda: controla los poderes del Estado, las nuevas leyes aumentan su poder y las encuestas le dan una valoración positiva a su gestión. Y no hay una oposición que le haga peso.
Creo, sin embargo, que se están sentando las bases para crear una mejor oposición. Independientemente de los resultados de las elecciones de 2011, a mí me da la impresión que es posible que aquí empiece a construirse una nueva opción de oposición real, y que eso favorezca en cualquier caso el juego democrático.
Pero la oposición está jugando con los dados cargados.
Juegan en condiciones sumamente adversas, pero existen espacios de maniobrabilidad y trabajo político en la sociedad para revertir poco a poco esto. En la historia reciente de Nicaragua ha habido condiciones iguales o peores. Lo que hemos visto en este año es que el diseño del fraude no lo capeamos los nicaragüenses.
¿Cree que está preparado un fraude electoral?
El fraude para los dirigentes actuales de Nicaragua no es sólo un instrumento técnico, sino que es un concepto del poder: si no creés en un sistema democrático y que las elecciones vayan a ser el instrumento político conceptual para dirimir quién dirige una sociedad, entonces ves las elecciones como un mero formalismo, lo han dicho toda la vida. En coherencia con eso está anular mesas completas, sacar a fiscales de otros partidos, hacer malos recuentos matemáticos, no resolver los recursos, no admitir observación electoral. Por eso es que yo creo que debemos estar preparados para participar en una contienda electoral que es desde ya un fraude.
Eso no significa que si el presidente Ortega se gana la mayoría de los votos, no va haber necesidad de fraude. Tampoco significa que la voluntad política del pueblo nicaragüense no pueda derrotar esa actitud fraudulenta del Consejo Supremo Electoral (CSE). Significa que la decisión política de ganar por las buenas o por las malas ya está tomada y han venido actuando en correspondencia con eso.
¿Al presidente ya no le interesa ningún indicio de legitimidad de su gobierno?
Le interesan todos los indicios de legitimidad, pero ha demostrado que su sensibilidad no es tanta como la necesidad de asegurar, desde su punto de vista, por las buenas o por las malas, la permanencia en el poder. Su estrategia es mantenerse en el poder y fortalecerlo.
¿Con todo el aparataje montado y las posibilidades, como usted dice, de un fraude electoral, usted le ve posibilidades a la candidatura de Fabio Gadea?
Yo la veo esperanzadora. Para mí es muy importante empezar a crear condiciones para la transformación del Estado nicaragüense, que es una charanga. Es esperanzador el mensaje de don Fabio y sus asesores, porque es importante no sólo que gane, sino que se empiece a limpiar la manera de hacer política, que la gente vea que hay diputados que no se van a vender ni se van a estar peleando por cualquier tontería. Si lo vemos desde el punto de vista de que este país necesita cambiar para hacerse viable nuevamente, entonces yo no veo otra fuerza o movimiento que ofrezca eso.
¿Es decir, el mayor triunfo de este movimiento sería lograr fortalecer una oposición en la Asamblea Nacional aunque signifique perder la elección?
Para mí, sin lugar a dudas, ése sería un triunfo importantísimo. En las condiciones actuales del país, aunque no se gane, crear una fuerza política que haga un diagnóstico acertado de que este Estado es inviable, eso yo lo veo como un triunfo. El objetivo inmediato es ganar las elecciones, y pueden ganarse, pero si no se ganan no necesariamente es un fracaso.
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