martes, diciembre 28, 2010
Bolivia semiparalizada por protesta contra alza de combustibles
Los combustibles para automotores subieron el domingo en hasta un 83%, en una decisión política de potencial alto riesgo que el Gobierno justificó por la necesidad de poner fin a un viejo régimen de subvenciones, que le costó al Estado 380 mdd en 2010.
La Paz.- Bolivia quedó el lunes semiparalizada por una huelga de transportistas en rechazo a una fuerte e inesperada alza en el precio de los combustibles, que anticipa una dura prueba económica y política para el Gobierno izquierdista de Evo Morales.
El transporte público era escaso y el poco que prestaba servicios urbanos y de larga distancia imponía unilateralmente aumentos de precios de hasta un 100 por ciento. Sin embargo, en las calles no se observaban alteraciones ni protestas y las gasolineras operaban con normalidad.
Adicionalmente, la primera protesta contra el llamado "gasolinazo" no afectaba a las vitales exportaciones minerales y de gas natural, que generan más de dos tercios de las divisas de la pequeña economía altiplánica y financian las políticas sociales de Morales.
Morales, en el primer año de su segundo mandato y quien parece haber puesto en juego su popularidad entre las clases pobres y sectores de clase media, estaba en Venezuela cuando fue anunciada el alza de precio y guardaba silencio tras retornar el lunes a La Paz.
Sus ministros, entretanto, trataban de explicar la aparente contradicción entre la dura medida y el buen momento macroeconómico del país, con cuatro años de sucesivo superávit fiscal y crecimiento y reservas internacionales récord.
"Aquí no es sólo el transporte el afectado, esto va a afectar a toda la ciudadanía porque van a subir todos los precios", dijo Franklin Durán, líder de la Confederación de Choferes, que agrupa a los propietarios del transporte automotor y se puso en una primera línea de rechazo al "gasolinazo".
Durán calificó como "contundente" a la huelga, que dijo durará "indefinidamente, hasta que el Gobierno apruebe un alza de tarifas" del sector.
NO ESTAMOS EN CRISIS: MINISTRO
El Gobierno no mostraba apuro por poner fin a la incertidumbre, anunciando sólo que esperaba dialogar con los transportistas y con la Central Obrera Boliviana, que por su parte convocó para el martes a una reunión nacional para considerar lo que llamó "maldito gasolinazo".
"No todos los cambios gustan, especialmente cuando afectan el bolsillo de la gente, pero hemos tomado medidas paliativas y es importante que la gente entienda que no estamos en una crisis sino que es un buen momento económico para que los efectos no se sientan", dijo a radio Erbol el ministro de Economía, Luis Arce.
Entre esos paliativos citó al congelamiento de las tarifas de agua potable, electricidad y telefonía y a la fijación de un aumento salarial para el sector público que compensará la inflación del 2010 y la previsiblemente fuerte alza de precios de enero venidero.
"El alza de precios provocada por la nivelación de combustibles podría aproximarse al 20 por ciento", calculó, destacando que en cambio el Estado se ahorrará una subvención a los combustibles, que duró más de una década y que le costó 380 millones de dólares en el 2010.
El Gobierno estimó que la inflación en el 2010 va a aproximarse al 7 por ciento, considerablemente por encima del 0,26 por ciento acumulado del 2009.
Bolivia es un importante productor de gas natural pero no se autoabastece de combustibles líquidos, especialmente diésel, que importa a precios internacionales y los comercializaba internamente, hasta el domingo, en base a un precio congelado de 27 dólares el barril.
El diésel subió el domingo un 83 por ciento, a 6,80 bolivianos (0,96 dólares) el litro; mientras que la gasolina de bajo octanaje, la de mayor consumo, trepó un 73 por ciento a 6,47 bolivianos (0,92 dólares), pero estos precios variarán en el futuro según las oscilaciones del mercado mundial, dijo Arce.
Reuters
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