DETALLES DEL MOMENTO.
Aquí sucedió que la relación llegó hasta donde la mujer lo permitió. De la misma manera aquí el orteguismo hizo lo que quiso hasta donde se lo llegamos a permitir y ahora lo tenemos montado y estará ahí haciéndonos lo que nos quiera hacer con solo la mirada porque desde la acera de la supuesta oposición, la que se hace al Partido Liberal Constitucionalista, lo que hay son topos, quintas columnas, infiltrados y demócratas de papel que en realidad son agentes del partido gobernante.
Se impone por la verdad que debe prevalecer y así lo he compartido con altísimas autoridades del PLC que hay que pasar a la ofensiva, que mucha mejía por la esperanza en una unidad que nunca llegó hemos puesto, que el tiempo nos achica las acciones y el diseño de una campaña que debe iniciar y que debemos poner freno a la perversidad de enemigos, tránsfugas y traidores que son ramas de un tronco que siempre será tronco pero que curvearon equivocadamente hacia espacios reducidos que los hizo amorfos, pandos, enanos y desojados.
El Partido Liberal Constitucionalista es uno solo. El PLC no tiene facciones. Es una casilla con muchas victorias electorales y con dos gobiernos nacionales. Es un partido organizado en todos los municipios del país. Es una institución sería y responsable que no improvisa, que no duda y que cuenta con talentos que enriquecen y nutren con sus pensamientos cada una de sus decisiones que son el resultado final de debates encendidos en los que a veces no estamos de acuerdo pero que se imponen por el veredicto de las mayorías.
El PLC es un partido que juega en grandes ligas y por eso no es una sigla, no es un capricho, no es un proyecto personal, no es un grupo de gente que cree estar en un club donde el derecho de admisión es solo para las castas, para los nacidos en cunas de oro que se metieron a jugar política sin saber que su ejercicio no es para improvisados que corrompidos por sus propias ambiciones simple y llanamente nos complicaron la vida a todos los nicaragüenses.
Lo que en Noviembre de éste año estará en juego no es el poder propiamente dicho sino el destino de Nicaragua a muy largo plazo. Por la búsqueda de objetivos políticos hay cosas que dejamos congeladas a la espera de ser climatizadas en otros ambientes a los que llamamos tiempos, pero francamente creo que esos tiempos se terminaron y que aquí no habrá unidad porque Eduardo Montealegre, el titiritero de Fabio Gadea Mantilla, no la permitió y por eso la torpedeo y la torpedeó sistemáticamente hasta por fin lograr asesinarla creyendo que la ejecución fue un crimen perfecto.
Eduardo Montealegre debe retirarse de la política porque ésta simplemente es para hombres y no para adultos que nunca crecieron y se quedaron en aquellos berrinches infantiles donde si no jugabas mi juego te llevabas el balón y dejabas enchilados a los demás. Eduardo Montealegre es otro topo, es otro zorro del mismo piñal. Es el más grande de los pactistas porque fue quien le puso precio a la división para servírsela al orteguismo entreteniéndonos con mentiras, engaños y falsas voluntades por una aparente vocación de unidad que no fue otra cosa que una operación encubierta para robarnos el tiempo que ahora nos falta para avanzar sobre una campaña que de todas formas será desigual, tan desigual como aquella lucha entre David y Goliat.
Cuando Eduardo Montealegre, sin terminarse de contar el ocho por ciento de los votos que siguen faltando de las elecciones del 2006 fue a levantar el brazo de Daniel Ortega para proclamarlo vencedor pactó. Entonces el “Ratón” obtuvo su diputación porque le fue reconocida una segunda posición electoral fraudulenta que respondía a la primera fase de un plan divisionista que añadía al paquete suspender la ley marco por la cual se pretendía restar poderes de influencia al ejecutivo con la creación de la SISEP.
Cuando la bancada del PLC en el parlamento creyó haber encontrado los votos para revertir los golpes a la institucionalidad propinados por el orteguismo Eduardo Montealegre, escasos días antes de los acontecimientos del Hotel Holliday Inn, pactó con Daniel en la misma sede de la Secretaría General del FSLN y a cambio el juicio por los CENIS, promovido por quien es ahora Fiscal Electoral, fue suspendido y nunca más mencionado.
Cuando Eduardo Montealegre avaló las primarias para escoger a través de ellas al candidato de la oposición, al extremo de haberlas firmado y aceptado en un documento público a través de su delegada ante la Comisión Permanente de los Derechos Humanos que intentó dirigir el proceso, éste repentinamente dio paso atrás y bombardeó la iniciativa sin argumentar razonablemente su retiro.
Lo hizo porque le enviaron mensajes de que si torpedeaba el asunto, que daría por resultado la segura elección de Arnoldo Alemán como candidato único, el Consejo Supremo Electoral como arte de magia como suele suceder, le devolvería la personería jurídica del ALN lo que al final no sucedió, pero sí lo involucró a él en otro pacto.
Lo más reciente que el pactímetro arroja, en ésta nueva etapa de la coyuntura política de Nicaragua, es que Eduardo Montealegre se bajó de la candidatura presidencial y por amor a Nicaragua, dice él, la cedió a Pancho Madrigal para que éste gobernara desde el Galope y a base de puro cuento, los destinos de una nación ahogada por la miseria humana de líderes de barro que han hecho de la política un mundo inhabitable donde los pandilleros de la mentira se convirten en maras lanzadas contra los valores y las buenas costumbres de miles y miles de ciudadanos que no se tragan el guión rezado por esos “salvadores de la patria” que dicen ellos son los rectores de la moral y las buenas costumbres y que al final son Caines que hundieron el puñal sobre la espalda de sus hermanos y que en vez de asesinos de esperanzas se hacen llamar disidentes.
Hablemos a calzón quitado y digamos la verdad denunciando que la democracia y la libertad de Nicaragua tienen tanto precio como la división que nos impone a perpetuidad la dictadura que Daniel Ortega nos receta. Hablemos a calzón quitado y digamos que la Superintendencia de Bancos ordenó la retención al BANCENTRO de C$ 1,034 millones de Córdobas a Marzo del 2010, (47.7 millones al cambio actual), de los cuales el 10% corresponden a Eduardo Montealegre y no se pueden pagar dividendos por reservas que se tienen que realizar sobre préstamos de dudosa recuperación o otorgados contraviniendo las normas prudenciales.
Eduardo Montealegre, el más grande pactista de Nicaragua, declaró que había vendido sus acciones mediante una venta simulada a un testaferro y que las acciones serían pagadas con las utilidades de las mismas acciones, por lo que el orteguismo le tiene retenidos más de cien millones de córdobas que no le serán entregados hasta que cumpla con su obligación de dividir.
Dividir a las fuerzas reales y efectivas que pueden vencer a la dictadura. Dividir a los que tienen el tendido electoral y la organización partidaria para enfrentar al monstruo. Dividir a los que sí tenemos un discurso frontal y de oposición frente a la tiranía. Dividir a los que somos más y somos uno. Dividir a los que somos un partido y no fracciones y no porciones y no siglas y no movimientos. Dividir a lo que somos en el conjunto de sus miembros una organización sólida y no movimientos que obedecen a caprichos personales. Dividir a los que somos una institución política seria y no cuentos galopeños donde los actores son los cadejos, el coyote, la Zegua, la llorona, la mica o las ánimas del purgatorio.
Aquí tenemos que hablar de realidades. Nuestros guiones no son Pancho Madrigalescos. Nuestra obligación es decir que cuando se planteó la reelección de Víctor Urcuyo a la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras, Eduardo “El Ratón” Montealegre, trató de extorsionarlo expresándole que su bancada no le daría el voto si no le desembolsaban las utilidades. Después de esto se dio la reunión con Daniel Ortega y se adquirieron los compromisos que ahora vemos ejecutados y por los cuales determinamos claramente que la democracia y la libertad valen 4.77 millones de dólares, el diez por ciento de un monto mayor y que pronto le serán desembolsados a ese que dice que por amor a Nicaragua se bajó de la candidatura presidencial.
Eduardo Montealegre está al descubierto. El asesinato que ejecutó contra la unidad de las fuerzas democráticas no fue un crimen perfecto como llegó a pensar. Dejó las huellas del delito impresas por todos lados. Se expuso ante muchos testigos y una y otra vez regresó a la escena de los acontecimientos. Hay demasiadas evidencias. Sus actos lo condenan. No fue capaz de comerse la gallina y esconder las plumas. Por el contrario dejó la sangre de nuestra democracia, de nuestra libertad, de nuestra esperanza y de nuestro futuro dispersa por todas partes.
POR NICARAGUA CUESTE LO QUE CUESTE ASI PENSAMOS EN EL MOMENTO.
Soy Moisés Absalón Pastora y con su voto amigo demócrata y liberal quiero ser diputado.
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