sábado, febrero 05, 2011

Raphael pone nostálgico al Auditorio


EMOCIÓN. El español interpretó lo mejor de su repertorio (Foto: YADIN XOLALPA EL UNIVERSAL )

Sábado 05 de febrero de 2011 Martha Patricia García | El Universal
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martha.garcia@eluniversal.com.mx

Son las 8:15, el Auditorio poco a poco comienza a llenarse; hay gente de todas las edades, pero predominan parejas adultas de entre 40 y 60 años.

Quince minutos más tarde el Auditorio oscurece, las palmas aumentan y aparece Raphael; el público enloquece y aplaude sin cesar. El artista luce traje, chaleco y corbata negra con una camisa blanca y canta a capella “Ahora”. A media canción comienza el acompañamiento musical. En la siguiente pieza, “La noche”, las luces interactúan con el público y el artista hace vibrar el Auditorio al hacer cantar a todos “Mi gran noche” y se luce con unos pasos durante el tema.

Suena un acordeón y comienzan a acompañarlo instrumentos de cuerda y percusión, es un tango, Raphael reaparece con un cambio de ropa, luce pantalón y camisa negros, saco a rayas y corbata gris, un sombrero complementa su atuendo.

Es “La cumparcita”. Al ritmo de los tangos las luces juegan en el escenario y al fondo proyectan lo que parece ser una calle adoquinada. Al término de cada canción el público saluda al cantante ondeando los brazos. Una de las canciones más ovacionadas es “Nostalgia”, los ojos de Raphael se llenan de brillo.

La nostalgia no cesa

Raphael presenta un aparato de radio de los años 30 y dice: “Quiero aclarar que yo no había nacido todavía” (ríe), comienza a cantar “Volver” y alterna su voz con el aparato.

La proyección al fondo del escenario ya no es una calle sino un ventanal en cuyo exterior se percibe un faro. El español canta “Estar enamorado”, el público lo acompaña a capela y tras la primera estrofa la gente guarda silencio y el cantante observa: “Es increíble, sólo se saben ese fragmento”. Sonríe y ayuda a la gente a recordar el tema moviendo sus labios para dictar la letra de la canción.

Interpreta “Para volver”, se separa del micrófono sin dejar de cantar, es el momento cumbre, pues demuestra la potencia de su voz, comparable sólo a Vicente Fernández. La gente se pone de pie y aplaude por un minuto.

Al ritmo de “Escándalo” el cantante baila mientras la gente ayuda a corear durante toda la pieza. Añade a su atuendo un chaleco y un sombrero tejano para interpretar temas como “Ella”, “Ojalá que te vaya bonito” y “La media vuelta”, con mariachi; mientras que al fondo la proyección simula papel picado con un par de calacas con sombrero charro que aporta un toque de tradición mexicana.

Con su interpretación de “Frente al espejo”, Raphael sorprende al público cuando al finalizar el tema toma un banco y revienta un cristal que sirvió de utilería para esta interpretación. Todos se ponen de pie, aplauden y le piden que no se retire, el cantante atiende y canta “Yo soy aquel”.

Raphael sale del escenario con sus músicos, el concierto parece haber terminado; pero la gente no se conforma y le pide que vuelva. Segundos después la estrella regresa con sus músicos y complace con Como yo te amo y en la parte final expresa: “Yo te amo México, te amo tanto, tanto, tanto”, lanza un beso y se retira. El público lo despide de pie, como se despide a los grandes artistas

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