viernes, junio 03, 2011
Fujimori y Humala, candidatos con pasado
Perú elegirá presidente el domingo 5 de junio en una cerrada contienda política.
Keiko, hija del ex presidente Fujimori, despierta temores por los mismos pecados de su padre: autoritarismo, violación de derechos humanos y corrupción. Ollanta, nacionalista y declarado admirador de Chávez, asusta al sector productivo por sus planteamientos contra el libre mercado.
Keiko asegurá que no repetirá los errores de su padre
Durante el mandato de Alberto Fujimori ella hizo el papel de primera dama. Afirma que será diferente.
Keiko Fujimori busca convertirse este domingo en la primera presidenta de Perú, pese a que lleva sobre sus hombros un apellido que para algunos significa estabilidad económica, pero para otros violación a los derechos humanos y corrupción.
De ser elegida en esta incierta segunda vuelta, la legisladora de 36 años deberá liderar una de las economías que más crece en el mundo con miras a intentar repetir los aciertos y a la vez evitar los errores de su progenitor, el encarcelado ex presidente peruano Alberto Fujimori.
El recuerdo de esos errores y la marca de haber sido primera dama durante parte del Gobierno de su padre la ha acechado con fuerza en la recta final de la contienda electoral, haciendo tambalear el apoyo de algunos votantes.
Algunos peruanos no perdonan los abusos a los derechos humanos cometidos durante el Gobierno de su padre ni su renuncia vía fax desde Japón, cuando se vio acorralado por el peor escándalo de corrupción en la historia peruana.
Por ello, Fujimori cedió a lo que hasta la primera vuelta del 10 de abril le había costado: ofrecer disculpas por los excesos cometidos durante la década en la que su padre gobernó Perú con mano dura. “Durante mi gobierno nos aseguraremos de que este tipo de excesos nunca más se vuelvan a cometer”, prometió la candidata, de hablar y actuar pausado.
El desmarque fue notorio. Muchos dicen que Alberto Fujimori será quien gobierne en la sombra si su hija gana la presidencia.
Pero la candidata por el partido Fuerza 2011 ha buscado con aplomo y seguridad aplacar esos temores, ‘Si soy elegida presidenta del Perú, las decisiones las voy a tomar yo’.
La legisladora, madre de dos niñas pequeñas, también ha descartado indultarlo.
Pero su herencia política es a la vez el principal activo de la candidata.
Muchos recuerdan a Fujimori por la lucha contra las guerrillas izquierdistas que asolaron a Perú en las décadas de 1980 y 1990. También lo recuerdan por haber puesto orden en una atribulada economía con hiperinflación.
Ollanta ha buscado alejarse del discurso extremista
Humala ha moderado su mensaje hacia el centro afirmando que su gobierno será del estilo de Lula da Silva.
Tiene a sus espaldas un levantamiento militar y ha expresado admiración por el presidente venezolano Hugo Chávez, temas que el candidato peruano Ollanta Humala quiere dejar atrás con una nueva imagen de hombre moderado que ha convencido a muchos, pero de la que desconfían sus opositores.
Cuando apareció en el 2006 por primera vez como candidato -constituyéndose en un gran fenómeno de aceptación popular- Humala se caracterizaba por un estilo autoritario y confrontacional.
De ese perfil ahora queda poco o casi nada: el ex comandante del Ejército, de 48 años, se ha desplazado hacia el centro del espectro político, señalando su admiración por el ex presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, tal como hace cinco años lo hizo por Chávez, de quien ha tomado distancia.
“¿Será Humala el Chávez peruano o será el Lula andino?”, se preguntan sus detractores y analistas.
Ese nuevo estilo pragmático le permite llegar a la segunda vuelta electoral. Y se convirtió en el ‘mal menor’ que fue Alan García en las elecciones pasadas.
En el país con mayor crecimiento del PIB en América Latina en la última década, los economistas lo ven como un diablo que quiere echar para atrás todos los avances.
Por eso Humala ha tenido que jurar, incluso poniendo la mano sobre una Biblia, que mantendrá el modelo y que un cambio de Constitución que propone -y que pone los pelos de punta a vastos sectores- sólo lo haría si hay consenso.
“El Perú ha cambiado y yo también”, sostiene. “Estamos dispuestos a hacer muchas concesiones por la unidad del Perú”, dijo al ganar la primera vuelta en abril, con un tercio de los votos, pero su propio hermano Ulises lo califica como un “un chavista disfrazado”.
En el año dos mil se sublevó junto a su hermano Antauro contra el gobierno de Fujimori, ya debilitado por acusaciones de corrupción. Resultaron ambos apresados, pero luego de que Fujimori se fugara del país fueron amnistiados.
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