sábado, mayo 31, 2008
UN DIA SIN TABACO.
(EDITORIAL LA PRENSA NIC)
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido el 31 de mayo de cada año, es decir hoy, como el Día Mundial sin Tabaco. Desde 1987 esta organización de las Naciones Unidas que vela por la salud de todos los pueblos de la Tierra, decidió celebrar el Día sin Tabaco con el propósito de llamar la atención acerca de la necesidad de prevenir las enfermedades y las muchas muertes que causa el hábito de fumar. En aquella ocasión, la Organización Mundial de la Salud aprobó su Resolución OMS40.38, en la que llamó a hacer del 7 de abril de 1988 un “día mundial de no fumar”. Y en ese año de 1988, la organización aprobó la Resolución OMS42.19, en la que estableció el 31 de mayo como Día Mundial sin Tabaco. Además, la OMS acordó poner un lema a la celebración cada año del Día Mundial sin Tabaco, siendo el de 2008: “Por una juventud libre del tabaco”.
Ciertamente, el consumo de tabaco es un grave problema de salud pública en cada país donde se acostumbra fumar y a nivel internacional. Pero, además, el tabaquismo es un asunto de vida o muerte para las personas que fuman. De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud, si no se controla la epidemia del tabaquismo que azota al mundo, en el siglo XXI van a morir por esta causa unos mil millones de personas. Esto significaría un aumento de 10 veces con relación al siglo XX, cuando “únicamente” perdieron la vida como consecuencia del tabaquismo, alrededor de cien millones de fumadores. Según la OMS, el hábito de fumar causa la muerte de unos cinco millones y medio de personas cada año, por cáncer de pulmón, complicaciones cardíacas y otras enfermedades. Esta cifra de muertes anuales por fumar podría subir a ocho millones en el año 2030, el 80 por ciento de ellas en “países cuyas economías en rápido crecimiento ofrecen a sus habitantes la esperanza de una vida mejor”.
Según la misma OMS, el hábito de fumar “es la causa singular de muerte más prevenible” en el mundo, pero “los gobiernos de ingresos bajos y medianos que recaudan 66,500 millones de dólares (anuales) en impuestos por la venta de productos del tabaco gastan sólo 14 millones en medidas para desalentar su uso. Además, el 95 por ciento de la población mundial no está protegida por leyes contra el tabaco, tal como se menciona en un estudio que se dio a conocer en Nueva York en febrero de este año.
Cabe señalar al respecto que en Nicaragua es peor el problema, pues no sólo faltan leyes para proteger a la población de los estragos que causa el tabaco, sino que las pocas que existen no se aplican y más bien las autoridades administrativas y legislativas presionan a los gobiernos de otros países que quieren gravar con más impuestos ese mortal producto. Y esto a pesar de que Nicaragua es parte de la OMS, la cual ha dispuesto oficialmente que uno de los medios más eficaces para reducir el hábito de fumar y los daños mortales que causa, es precisamente el aumento de los impuestos al tabaco y sus derivados. “Un aumento de 70 por ciento (de los impuestos al tabaco) prevendría un cuarto de todas las muertes por tabaquismo”, ha dicho expresamente la Organización Mundial de la Salud.
Como sea, por lo menos hoy que es el Día Mundial sin Tabaco los fumadores deberían conocer –quienes no las conozcan— las diez razones fundamentales por las cuales es aconsejable dejar de fumar: 1) el tabaco no produce ningún beneficio al que fuma; 2) por el contrario, irrita, inflama y lesiona los bronquios, lo que provoca tos y flema; 3) daña los pulmones y facilita la aparición de cáncer; 4) perjudica el corazón y predispone a sufrir ataques cardíacos; 5) daña también las arterias al obstruirlas y entorpecer la circulación sanguínea; 6) lesiona la garganta; 7) afecta a los niños incluso antes de nacer, cuando la embarazada fuma; 8) causa daño a las personas que sin ser fumadoras se ven obligadas a inhalar el humo que despide el cigarro o el cigarrillo de los que fuman a su alrededor; 9) el humo molesta y causa daño a la gran mayoría de la gente; 10) fumar resulta muy caro.
De manera que los fumadores que quieran y puedan dejar de fumar, deben abandonar ese mal hábito, del que antes se decía que era un placer pero ahora está comprobado que es un artero criminal.
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