Estaba Enrique en un bar, totalmente borracho.
Algunos muchachos deciden hacer de buen samaritano ayudándolo a llevarlo a su casa, para ello buscan alguna identificación en la cartera del tipo y se encaminan a dejarlo; pero cada vez que lo ponían de pie para tratar de hacerlo caminar, el borracho caía al suelo y se daba un buen porrazo.
Del bar al auto se les cae ocho veces. Cuando por fin llegan a la casa del tipo lo ayudan a salir del auto y se les vuelve a caer otras cuatro veces.
Cuando tocan el timbre, sale la esposa del borracho y le dicen: aquí está su esposo e inmediatamente la señora les dice: ¿Y LA SILLA DE RUEDAS?
viernes, diciembre 10, 2010
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