sábado, septiembre 24, 2011

EL QUE QUIERA COMER PESCADO, QUE SE MOJE EL CULO

La verdad es que los cubanos no tienen arreglo, ni los de aquí, y mucho menos los de allá.

Hay por ahí un gallego que dice–medio serio, medio en broma–, que mientras exista Miami (y el exilio en general), los Castro no tienen la mas mínima razón para moverse ni un metro de donde están, pues nosotros mismos los mantenemos desde aquí con mas de mil millones anuales en envíos de mercancías, turismo y sobre todo DINERO, que va directamente a las arcas del dictador y su séquito de vejetes exmilitares devenidos empresarios.

El cubano es el único “refugiado político” que iresponsablemente regresa una y otra vez al lugar del que, poco antes tuvo que salir huyendo como rata que tumbo la olla. Cualquier pretexto es bueno: Mi abuela esta muy viejita (64 años); la negrita que nos crió está loca por conocer al novio americano que conocí el mes pasado cuando fuimos de vacaciones a Disneyland; o hasta hablan de un perrito faldero que “no deja de jirimiquiar desde que Armandito mi nieto se fue con nosotros en la balsa”.

Yo conocí a una pareja que vino a través de una iglesia, que a los tres años escasos de llegar al “exilio”, iban a llevarle el niño recién nacido a un tío Ramón que tenía su esposa en Magarabomba o no se en que pueblo del interior. “El nene dice Mon-Mon, llamando al tío; no se quien le habrá enseñado”. Pero yo creo que el que dice Ja-món es el tío, que hace años no ve ni una lasquita.

Me refiero a esos que absurdamente se acogen a la famosa “ley de ajuste cubano”, que supuestamente protege a los perseguidos políticos, y quienes al año y un día están tocando a las puertas de la oficina de intereses de los comunistas en Washington, pidiendo permiso para cambiarle el agua a la jicotea en Párraga o llevarle una corbata que se le quedó al primo Cheo en el fondo de la destartalada maleta de la escuela al campo con que ellos salieron de Cuba 366 dias antes.

Después están los de allá, que cada vez que tienen un chance, piden a los de acá que los ayuden “porque aquí la situación está muy dura”. Y es verdad que la cosa está que arde, pero ellos no hacen absolutamente nada para cambiar esa situación, y cuando te mandan una foto sacada con la camarita digital que compraron con el dinero que les enviamos desde aquí, sale toda la familia, hasta el gato (si es que no se lo han comido), usando como telón de fondo un enorme retrato del Che Guevara. O como esta señora que dice con su cara de palo que ella, con lo que le manda el hijo –que trabaja como un mulo para mantenerla–, y su par de meses al año de vacaciones en la Yuma, ella no tiene que moverse de Pogolotti para nada. ¡Y yo no dudo que la vieja parásita hasta sea presidenta de un CDR!

Por eso es que, aunque me duela el alma, no mando ni un centavo mas para Cuba. (Solo medicinas). En fin, que como bien decía mi abuela Panchita: “El que quiera pescado, que se moje el C…”

Paquito D’Rivera
Nueva York, Septiembre 23, 2011
PD: En lo que va de año, ya voy recibiendo un mínimo de dos o tres llamadas por mes, pidiéndome ayuda. Ya basta. Los cubanos son un pueblo valioso. Lo hemos probado donde quiera que hemos fundado comunidades alrededor del planeta. Ayudemos a nuestros coterráneos a edificar una vida mejor, no a vivir de la caridad y la limosna del resto de la humanidad.

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