viernes, abril 10, 2009

En la sigla FARC no está la jota

Definitivamente, Colombia es un país patas arriba. Un fiscal poniéndose citas medio clandestinas para almorzar con los medios de comunicación que quieren tumbar a Uribe y asistiendo a homenajes a Piedad Córdoba, enlace de las FARC con los gobiernos extranjeros; jueces que exoneran a estudiantes de la izquierda que le prenden fuego a un miembro de la policía; magistrados que cenan y se emborrachan con testigos; magistrados que reciben regalitos de mafiosos y se van de rumba con ellos en las avionetas del hampa; congresistas que hacen campaña política con los terroristas de las FARC; periodistas e ''intelectuales'' que hacen favores a las FARC; congresistas que declaran públicamente que Tirofijo es un héroe nacional digno de imitar; congresistas que, también públicamente, van a las universidades públicas y hacen un llamado a los estudiantes para que se unan a la subversión; congresistas que van al exterior a hacer un llamado a las potencias extranjeras para que lleven a cabo un boicot contra los colombianos; guerrilleros desmovilizados que no solamente nunca pagaron su deuda con la sociedad, sino que responden lista en el Senado, o tienen despacho de gobernador, o tienen ONGs que les hacen mandados a la guerrilla; y ONGs de sindicalistas que se encargan de canalizar divisas para las FARC...

Y lo peor de todo: no sucede nada con ellos. Siguen delinquiendo ante la vista de nuestra justicia. ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué siguen libres? ¿Alguien me puede explicar qué pasa? Porque yo no entiendo ni jota.

Ricardo Puentes Melo

Por email
(ElNuevo Herald.com)

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