domingo, junio 24, 2007

LOS 7 PECADOS CAPITALES DE DANIEL ORTEGA.


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Los nicaragüenses condenaron al presidente Daniel Ortega al purgatorio. La más reciente encuesta de Cid Gallup, difundida esta semana, lo señala como el mandatario peor calificado al principio de su mandato. Un lugar ocupado hasta ahora por Arnoldo Alemán (1996-2001), condenado a 20 años de cárcel por corrupción.

El mal manejo de la economía es el talón de Aquiles de Ortega, ya que la mayoría de las personas no ven cumplidas las promesas de desempleo cero y reducción de la pobreza que hizo en su campaña.

¿Qué errores ha cometido el Presidente para que el pueblo tenga una opinión tan negativa de él? Domingo indagó con los analistas José Luis Medal, Sofía Montenegro, Emilio Álvarez, Sergio Ramírez y Fred Denton, para saber cuáles podrían ser los pecados cometidos por el Presidente en sus primeros cinco meses de mandato.

Ambigüedad

El discurso de Daniel Ortega es poco claro. Desde el inicio de su mandato ha querido quedar bien con todos los sectores (empresarios, políticos y electores), desarrollando para cada uno un discurso distinto, sin demostrar de forma clara cuáles son las bases que guiarían su gobierno.

El mandatario tiene un discurso social, pero no renuncia a las políticas neoliberales que han caracterizado a las tres últimas administraciones conservadoras. Habla de renunciar a los dictámenes de organismos multilaterales, pero mantiene constantes negociaciones con éstos.

Afirmó que mantendría buenas relaciones con EE.UU., pero en sus viajes por naciones controversiales como Venezuela e Irán –en abierto antagonismo con el gobierno estadounidense– critica el imperialismo de Washington. En sus discursos de campaña hablaba de reconciliación y estabilidad, pero no ha dudado en “barrer” las instituciones públicas y separar del Gobierno a las voces críticas.

La socióloga Sofía Montenegro sostiene que Ortega ha sido inconsistente desde sus tiempos de campaña electoral. Según ella, en lo único con lo que ha sido coherente es con él mismo. “Él ha sido una persona de doble discurso, es difícil para un país tomarlo de manera respetuosa y seria”, asegura Montenegro.

Por su parte, Emilio Álvarez Montalván opina que “Ortega está dando señales contradictorias. No puede articular en una dirección determinada. Hay movimientos para uno y otro lado”.

Secretismo

Para los periodistas se vuelve cada vez más difícil hacer consultas a los funcionarios públicos en temas relacionados al actuar de las instituciones del Estado. Las declaraciones en exclusiva a algunos medios de comunicación o las entrevistas de altos funcionarios del gobierno necesitan el aval del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, presidido por la primera dama Rosario Murillo, la súper ministra que dicta la estrategia de comunicación del Estado. Nadie está por encima de ella. El que osa desafiar sus órdenes es desterrado del Gobierno de forma humillante.

Muy poco se sabe del proceso de toma de decisiones hasta que éstas se ponen en práctica, como fue el caso de la destrucción de la fuente musical en el viejo centro de Managua. Se desconocen las negociaciones con organismos multilaterales o los acuerdos y compromisos que el Presidente hace con otras naciones. Tampoco se conocen estrategias para hacerle frente a problemas graves, como el déficit energético.

Los consultados sostienen que la estrategia de comunicación del gobierno de Ortega es errada. El escritor Sergio Ramírez la califica de “muy torpe, débil, ineficiente. El secretismo es absurdo. Y luego está la estrategia de comunicación de no haberle dicho a la gente todavía que estos problemas de energía y agua potable no se pueden resolver de la noche a la mañana. Eso tendría que decirlo (el Presidente) para que la gente sepa a qué atenerse”, afirma el ex vicepresidente Ramírez.

Para Sofía Montenegro “es un total fracaso, porque al final la estrategia que ella (Rosario Murillo) ha diseñado sólo le hace daño (al gobierno) en términos de que niega la información, lo aísla, lo incomunica y lo hace ver (a Ortega) como una persona que tiene un total y absoluto desprecio por los derechos de los ciudadanos”.

Amistades peligrosas

Esta semana el presidente Ortega y su esposa regresaron de un largo periplo que los llevó por Venezuela, Libia, Senegal, Argelia, Cuba e Irán, naciones que mantienen fuertes roces con EE.UU. y la comunidad internacional por la violación a derechos humanos y el autoritarismo de sus Gobiernos. Irán está en el ojo de la comunidad internacional por su programa de enriquecimiento de uranio para producir energía atómica.

Ortega ha dejado de lado a sus vecinos. El presidente costarricense Óscar Arias dijo hace unos días que sigue esperando reunirse con Ortega para discutir la situación legal de más de un millón de nicaragüenses que viven y trabajan en Costa Rica. Arias también llamó “imprudente” a Ortega por sus declaraciones, y advirtió: “Cuidémonos con las cosas que decimos porque toda guerra comienza con una guerra verbal”.

El analista político Emilio Álvarez Montalván considera “inconcebible” que Ortega haya apartado a los vecinos y países con los que Nicaragua “hace negocios” para irse de gira al Lejano Oriente, “sin que aún se sepa lo que consiguió”.

“La última gira de tendencia izquierdista contradice un poco ese discurso de reconciliación. Sólo produce inquietud, pero no alarma”, sostiene el analista.

Apagones

En las últimas semanas el país registró el mayor déficit de energía, que supera los cien megavatios, en contraposición a las expectativas de bonanza energética que provocó la íntima relación que mantiene Daniel Ortega con Hugo Chávez. En todo el país se producen cortes de energía de siete horas o más, agotando la paciencia de la ciudadanía. Esta semana, algunos barrios de Managua, a oscuras, han registrado protestas de los vecinos que paran el tráfico con llantas incendiadas.

Cuando estaba en la oposición, Daniel Ortega criticaba que no existiera una política para hacerle frente al problema energético. Pero hasta ahora él no ha presentando soluciones concretas. Ha puesto como punta de lanza de su gestión la cooperación brindada por Venezuela a través de la entrega de generadores de energía, pero éstos han salido de función por lo altos costos que representan.

“Choca frente a los ojos de la gente el hecho de que problemas que ya existían cuando el nuevo gobierno asumió, no sólo no se han resuelto sino que parecen más agobiantes, como el de la energía eléctrica. Estamos enfrentados a cortes de ocho o diez horas. He visto en la tele a gente protestando en el barrio Acahualinca porque en las pulperías se han echado a perder los pollos, la leche, se dañan los televisores… eso es una crisis real para la gente y yo creo que la gente lo está viendo como promesa incumplida”, afirma Sergio Ramírez.

“No se puede decir que el Gobierno no se ha empeñado en resolver el problema de la energía eléctrica. No lo ha resuelto con eficacia. La llegada de las plantas venezolanas quizás no fue la mejor solución porque es una generación muy cara de energía. (Es sólo) la intensión, (pero) no puedo medir los resultados”, agrega.

Autoritarismo

En el Gobierno parece funcionar la vieja máxima de Luis XIV: “El Estado soy yo”. Según los analistas, el presidente Ortega y la primera dama Rosario Murillo gobiernan de una forma monárquica, tomando decisiones antojadizas sin ser consultadas por los demás actores políticos del país. El caso de la fuente musical es representativo: los nicaragüenses sólo se dieron cuenta de la decisión cuando las maquinarias y obreros de la construcción hacían añicos una obra millonaria.

“No es que sea una gran sorpresa esa actitud, pero pensé que iban a ser más sobrias, más moderadas e inteligentes. Responden a la misma lógica autoritaria e impositiva de los 80”, dice Sofía Montenegro.

La socióloga critica la posición de súper ministra de Murillo, de quien dice usurpa las funciones del vicepresidente. “Su cargo es hechizo y eso violenta la Constitución. Ella no tiene ningún mandato ni de su partido siquiera para tener un cargo de este estilo. Ella es parte del estilo autoritario, vertical y autista, porque hay una posición política de no querer enajenarse y alienarse de la realidad del país”, explica Montenegro.

El Gobierno impone sus decisiones y duras críticas hasta con sus aliados. Cuando el alcalde de Managua criticó al Presidente por no utilizar para gobernar el edificio Olof Palme, que fue acondicionado como Palacio de Gobierno. En esa ocasión, Ortega le dijo: “zapatero a tus zapatos”. Otros roces han pasado con Orlando Pineda, director del programa de alfabetización Yo Sí Puedo, que se ha separado del Estado por no estar de acuerdo con la estrategia presentada por el Gobierno para desarrollar ese proyecto.

Además, están los despidos a funcionarios y ministros por verter sus puntos de vista sobre algunas decisiones de los gobernantes.

“Es evidente que el proyecto político de Ortega es un proyecto personal y eso está creando malestares y conflictos dentro del propio Frente Sandinista”, afirma Sofía Montenegro.

Limbo económico

“No ha habido un despegue económico”, afirma el economista José Luis Medal, para quien no existe una política económica coherente que fortalezca la economía y atraiga más inversiones.

Para Medal existe poca capacidad gerencial y de ejecución en el actual Gobierno y afirma que el aparato estatal no funciona de manera eficiente. “Predominan criterios políticos más que criterios técnicos”

Fred Denton, de Cid Gallup, afirma que es precisamente en el tema económico donde los nicaragüenses reprobaron más a Ortega, ya que no ven una mejora a la pobreza, desempleo y bajos salarios.

El crecimiento económico del país se mantiene en un 4.2 por ciento, el mismo del gobierno de Enrique Bolaños. Para Medal ese crecimiento es moderado pero insuficiente, si se quiere disminuir la pobreza.

“No hay coherencia en política económica. Es un doble discurso. Y eso, a la larga, es negativo. Las inversiones existentes se van a proteger, pero no van a haber las burbujas de inversión extranjera y nacional que podrían haber habido si las reglas del juego fueran más claras. Se generan algunas incógnitas sobre hacia dónde se enrumba la economía a mediano y largo plazo y las inversiones fuertes son decisiones de largo plazo”, afirma el economista.

Incumplimiento

Para los analistas, el presidente Ortega ha prometido más de lo que está en capacidad de cumplir. Su campaña electoral fue un largo discurso de mejoras sociales que requieren grandes gastos en un Estado que no cuenta con recursos suficientes. Según los analistas, las tasas de desempleo siguen altas, la pobreza se mantiene en niveles escandalosos y en Educación y Salud sólo se han registrado cambios administrativos.

“La suma de las promesas es el problema de desarrollo en el país. Me parece que el discurso repetitivo del candidato que iba a llegar diciendo aquí va a haber escuelas, aquí va a haber pavimentación, iluminación en las calles, todo. Yo creo que la gente lo está viendo como promesa incumplida”, afirma Sergio Ramírez.
¿Cómo se explica la estrepitosa caída del presidente Daniel Ortega en las simpatías de los nicaragüenses que dio a conocer esta semana la firma encuestadora Cid Gallup?

“Ha defraudado las expectativas de su propia propuesta de campaña electoral. La gente le dio y él solicitó una oportunidad. La minoría que se la dio (38 por ciento) aparentemente está defraudada y altamente desencantada. Hay un cierto espíritu de estafa y de desperdicio. Por ello, hay un problema serio de credibilidad, porque la poca que tenía la desperdició con el voto minoritario que tenía altas expectativas (en él) y el beneficio de la duda que le dio el 62 por ciento (del electorado)”, dice Sofía Montenegro.

La gula y la lujuria son pecados menores para los nicaragüenses afligidos por la pobreza y el desempleo, y que hoy condenan al Gobierno por el incumplimiento de sus promesas. Para Fred Denton, si no hay una corrección en la forma de gobernar actual, la decepción de la gente continuará. Para él, los resultados de la encuesta de Cid Gallup son “una pista de cómo va esto”.

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