jueves, junio 21, 2007

LOS NUEVOS AMIGOS DEL MOCLIN ORTEGA


"María Anastasia O'Grady

Publicado con permiso del Wall Street Journal © 2007. Dow Jones and Company. Todos los derechos reservados.Traducción libre de Pablo Sanabria.

El presidente nicaragüense Daniel Ortega desea celebrar como si fuese 1979. ¿Y por qué no? Está de regreso a la cabeza de su país, el cual de nuevo se ha convertido en territorio en venta de primera clase para los enemigos de los EE.UU. Hace tres décadas fueron los soviéticos los que financiaron la fiesta del señor Ortega, en la cual él y sus comandantes cercanos ejecutaron la famosa “piñata” de propiedades y dejaron al país en ruinas.

Esta vez quienes lo respaldan son un nuevo grupo: Irán y Venezuela. Pero su hambre de poder no ha cambiado. Luego de una visita a Teherán, la semana pasada, donde denunció a los yanquis imperialistas, también se ve la amenaza que representa para los intereses de seguridad de los EE.UU.

Para entender por qué las tendencias antidemocráticas del señor Ortega en la diminuta Nicaragua merecen atención, sólo hay que ver al frustrado intento de hacer volar el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy hace dos semanas y un mapa.

Las autoridades están minimizando la noción de que el Caribe represente una amenaza de terrorismo seria, a pesar de las credenciales islámicas de los cuatro individuos de esa región, que están siendo acusados. Tal vez, tal vez no. Sin embargo, hay un detalle en la supuesta trama que revela un peligro claro y presente que los EE.UU. no pueden darse el lujo de ignorar: el guyanés Abdul Kadir fue arrestado al abordar un avión en Trinidad con rumbo a Venezuela, donde planeaba conseguir una visa iraní para viajar a Teherán.

Es poco probable que el señor Kadir viajara solo de Caracas a Teherán. A inicios de este año, la línea aérea de Venezuela Conviasa y la Iran Air comenzaron a volar entre las dos ciudades bajo un acuerdo de cooperación codificado. Cuando se iniciaron los vuelos, el embajador de Irán en Venezuela, Abdullah Zifan, dijo: “El señor Chávez es muy amado en nuestro país, y nuestro pueblo quiere venir y conocer esta tierra”. Como el comunismo soviético ante de él, el fundamentalismo islámico tiene un interés estratégico en establecer un punto de apoyo en el hemisferio occidental. Pero hasta hace poco, su capacidad de penetrar la región parecía limitada un área fronteriza suramericana, prácticamente sin ley, que comparten Brasil, Paraguay y Argentina. Ahora, gracias al presidente venezolano Hugo Chávez, el acceso al Caribe —al cual funcionarios del Departamento de Estado— se refiere como “la tercera frontera” de los EE.UU., es directo.

No sorprende que el señor Ortega huela aquí una buena oportunidad. Cuando los soviéticos deseaban lo que ahora desea Irán, pagaron buena plata y el comandante sandinista fue el beneficiario. Contrariamente, sin financiamiento externo serio, el sueño del señor Ortega de consolidarse en el poder al estilo del señor Chávez, no tiene posibilidades y simplemente terminará en su período presidencial de unos cinco años.

Cuando el señor Ortega fue electo en noviembre pasado, se presentó como el rebelde reformado, dispuesto a aceptar inversiones del sector privado así como la democracia como el remedio para su empobrecida nación. Muchos estadounidenses le creyeron. La mayoría de nicaragüenses, recordando la represión política y económica de Ortega en los años ochenta, no le creyeron. En todo caso, ganó con sólo el 38 por ciento de los votos.

Hoy, su nivel de aprobación es más bajo. La economía nicaragüense, a pesar de un boom de liquidez, ha experimentado una desaceleración en el primer trimestre de este año. El Banco Central de Nicaragua reportó que el crecimiento del Producto Interno Bruto para el mes de marzo fue de 3.5 por ciento comparado al 4.4 por ciento en marzo del 2006.

La industria de la construcción y la agricultura, que son las principales fuentes de empleo del país, han sido particularmente afectadas. El crecimiento del sector agrícola fue plano comparado con el 9.6 por ciento anual de hace un año. El área de la construcción experimentó un crecimiento negativo de -3.8 por ciento en marzo mientras que en marzo del 2006 era del 6.7 por ciento.

Es predecible que la falta de confianza comercial es la causa de esta disminución de la actividad. El economista nicaragüense Sergio Santamaría dijo al periódico de Managua, LA PRENSA la semana pasada, que una de las principales causas de la desaceleración es la incertidumbre creada por las políticas económicas del señor Ortega. “El problema de Nicaragua es un problema de gerencia, no de falta de recursos”, dijo el señor Santamaría. La dificultad para el señor Ortega es que una política mixta que levantaría la confianza de los inversionistas y sería buena para los nicaragüenses iría contra sus esfuerzos de consolidarse en el poder. En vez de eso, ha estado condenado al “capitalismo salvaje” y ha iniciado una campaña populista de vieja data que promete una vaca, un cerdo, aves de corral y semillas a unas 75 mil familias rurales.

Mantener a la gente dependiendo del Estado es, desde luego, el más antiguo truco del manual del caudillo y podría ayudarle al señor Ortega a conseguir la meta de cambiar la Constitución para reelegirse. Pero para llevar a cabo su plan necesita recursos. Ya enfrenta dificultades en su propio lado. Un buen número de antiguos camaradas de armas resienten las responsabilidades que ha delegado en su esposa, la cual podría ser más codiciosa de poder que él mismo. Hasta a Arnoldo Alemán —el ex presidente convicto por defraudación al Estado y que todavía controla al opositor Partido Liberal Constitucionalista y tiene la fama de pactar corruptamente con Ortega— le será difícil actuar como facilitador de Ortega si los nicaragüenses siguen descontentos con su gobierno.

El financiamiento de Venezuela se suponía que fuera la respuesta al problema, pero aunque las promesas de ayuda han sido grandes, la concretización de la misma ha quedado sin detallarse. Los generadores eléctricos alimentados por diesel “dados” a Nicaragua por Venezuela el año pasado, resultaron no ser un regalo. La factura de Caracas asciende a 100 millones de dólares. También hay rumores de que a Hugo le gusta menospreciar al héroe sandinista y de que, así como ha sido en Cuba, los “consejeros” venezolanos en Nicaragua son arrogantes e irritables.

Y es así que el Presidente aparentemente ha decidido mercadear las ventajas comparativas del territorio de su país ante los mullahs. Así se explica su viaje a Teherán, donde prometió solidaridad con Ayatola y con la revolución. Lo que Ortega prometió a Irán a cambio de su ayuda es de interés no sólo para los nicaragüenses sino también para los EE.UU.

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